Revista Toros

“Adolfos” enfundados. Sobre las fundas

Por Malagatoro

Adolfo-fundas

Ejemplar de Adolfo Martín de la corrida reseñada para las próximas Fallas de Valencia, que aguarda en el campo el momento de ser embarcada. Foto: Vigueras/torosvalencia.com.


También toros de Adolfo Martín reseñados para Valencia  llevan fundas en sus pitones. El uso de las fundas en el campo bajo la escusa de preservar el daño en los pitones o las heridas en las peleas entre los toros, no hace mas que ocultar una sofisticada forma de manipulación que no es ilegal, pues cuando se redactaron los reglamentos, desgraciadamente múltiples en la España de la autonomías, no estaba en uso esta practica.

En el tema de las fundas, participo de la opinión de Francisco Tuduri Esnal, plasmada en una publicación con el título “Las fundas.¿Son beneficiosas o perjudiciales para la fiesta? Dicho trabajo obtuvo el 1º premio taurino“Doctor Zúmel” 2.010.

Entre otras opiniones y reflexiones, escribe Tuduri:

En este momento los ganaderos están divididos en dos grupos: los que enfundan y los que no lo hacen, siendo cada vez más numerosos los que se van integrando en el primer grupo, hasta el punto de que se dice, aunque evidentemente no existen datos fiables, que hoy en día enfundan un ochenta por ciento de las ganaderías más conocidas, las que van a las Ferias. La razón es bien sencilla. Con los toros enfundados se puede “poner” mucho más cómodamente y además minimizando riesgos una corrida de toros en casi 600 kgs. en cercados pequeños y con un poco de ejercicio en el “corredero”, mientras que por el procedimiento tradicional, en campo abierto, es mucho más difícil que alcancen tal peso, además de que las infraestructuras son mucho más caras y la inversión mucho mayor, por lo que el autor ya ha escuchado de algún ganadero que no utiliza este sistema, la expresión “competencia desleal”. Con las fundas puede cambiarse –y de hecho se está cambiando- de forma radical el concepto tradicional de la crianza del Toro de Lidia y muchos argumentos que hasta ahora se han esgrimido en defensa de la Fiesta. Vamos que como siempre podemos estar ante un beneficio a corto plazo pero letal a medio o largo plazo para la propia Tauromaquia.”

…Es indudable que si son ciertas las razones que esgrimen los ganaderos para justificar la colocación de las fundas, éstas serán beneficiosas para ellos. Además sería absurdo que hicieran algo que les perjudique. Así, si con las fundas evitan peleas entre los toros y ello redundará en el beneficio cuantificable económicamente de evitar la pérdida de varias reses por camada, que indudablemente tienen un concreto valor. Lo mismo sucederá si en el proceso de alimentación consiguen “poner” los toros mucho más fácilmente y sin riesgos que con un proceso que podríamos denominar como “natural”, y no digamos si los toreros salen a la plaza más tranquilos en la creencia de una disminución de la capacidad ofensiva de su presunto enemigo. Asimismo también será esta práctica beneficiosa para las empresas sobre todo para aquellas que programan las ferias de final de temporada que podrán reseñar sus corridas y verán limitado en gran medida el riesgo de que se lastimen algunos toros y así evitar los problemas derivados de “recomponer” una corrida cuando la temporada está muy avanzada.

Todas estas ventajas son muy evidentes y nadie las negará. A corto plazo y en general para la Fiesta el asunto no tiene trascendencia alguna, al menos en el momento actual.  Sin embargo ya son muchos los aficionados que están –estamos- poniendo el grito en el Cielo en referencia a los muchos problemas que pueden empezar a presentarse por este asunto y cada vez comienzan a verse en Internet un mayor número de opiniones y artículos contrarios a esta práctica, incidiendo la mayoría de ellos en lo que supone de manipulación del toro y sobre todo los efectos negativos que puede tener en la capacidad de defensa de una res el que esté con sus pitones inutilizados prácticamente una cuarta parte de su vida.

Por consiguiente sólo por eliminar el posible uso negativo que pueda hacerse contra la Fiesta en el sentido de que es un mito el argumento del toro con el que se enfrenta el hombre, criado en libertad y con toda su pujanza, cuando es un hecho que vive en cada vez espacios más reducidos y con sus defensas inutilizadas para que pierda la costumbre de usarlas, los ganaderos deberían abandonar intereses puramente económicos y evitar esa imagen absolutamente degradante de uno de los animales más bellos de la Creación en las fincas ganaderas con las fundas puestas y los crotales en las orejas. Esto último también podría evitarse  porque la Disposición Adicional Tercera del Real Decreto 1980/2452 autoriza en el supuesto del ganado de lidia a retirar las marcas auriculares en el momento del herradero.

Además y desde la perspectiva de la ética del aficionado no son admisibles más manipulaciones del Toro de Lidia que aquellas estrictamente necesarias desde un punto de vista legal, sanitario y de manejo. No deja de ser patética la declaración del ganadero D. José Miguel Arroyo, otrora famoso torero conocido por “Joselito”, reconociendo la manipulación del toro para colocarles las fundas. El toro deberá ser criado en el mayor escenario de libertad posible y salir a la plaza con su mayor integridad. Todo lo que vaya en contra de este principio es dar argumentos a los “antis”. Si además se confirman las sospechas de que el enfundado supone una especia de afeitado a la inversa, la cuestión pasa de aspectos éticos más o menos discutibles directamente al Fraude, así con mayúscula, y una Fiesta fraudulenta se queda absolutamente sin argumentos de defensa.

…Las razones económicas no son suficientes para defender el enfundado de pitones. Que puedan lastimarse diez o doce toros de una camada, con tener trascendencia económica, no es suficiente causa para considerar justificada y necesarias esta manipulación, fundamentalmente por dos razones: porque para eso están las compañías aseguradoras y porque la mayoría de esos toros podrían ser aprovechados como siempre lo han sido en novilladas, festejos de rejones o de otra índole, por lo que la razón económica no puede ser tan trascendental. Si las razones económicas no son las prioritarias, la conclusión es que tienen que existir “otras” razones para la ya citada “moda imparable” en que se ha convertido el enfundado.

…Todo lo que sea tender o avanzar en el proceso de “domesticación” del Toro de Lidia, esto es, acercarlo más a un animal doméstico, son absolutamente negativas.”


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