Revista Arquitectura

Advertencia

Por Arquitectamos
Hoy entra en vigor el nuevo reglamento de protección de datos y llevo desde hace un par de días recibiendo mensajes de todo el mundo y por todas las vías imaginables diciéndomelo. Una tienda virtual me explica que puedo acceder a los datos que tiene de mí (porque me compré unos calcetines por internet hace diez años), que puedo exigir que me los borren (rellenando un formulario en su web, para lo que tengo que acceder a "mi perfil"; eso sí: si soy capaz de recordar qué sobrenombre me puse y qué contraseña utilicé hace diez años cuando me compré esos calcetines). Y así todo el mundo. De pronto se han vuelto todos locos y me están volviendo loco a mí.
En definitiva, me cansan y me abruman explicándome el derecho que tengo a que no me cansen ni me abrumen.
Resulta que me ha dado por pensar que llevo casi treinta y tres años haciendo proyectos de edificios y conservo los planos secretos de los polvorines y los datos de mis clientes, y estoy por quemarlo todo y, si me apuráis, quemarme yo también, porque no soporto tener tanta responsabilidad (incluso sobre edificios que han cumplido sobradamente el plazo decenal, algunos de los cuales no tienen grietas ni humedades).
Vamos, que no sé qué hacer con mi archivo. En cuanto a los nuevos proyectos lo tengo muy claro: En la carátula y en la memoria dirá: Proyecto de Ejecución de Un Edificio. Situación: Un lugar. Promotor: Una persona (física, con su DNI o NIE, o tal vez jurídica, con su CIF), domiciliada en su casa (o acaso en su oficina). Y, naturalmente, todos los planos irán pixelados para que no se vea cuántos cuartos de baño hay ni cosas así, que la gente es muy cotilla.
Si no les dan licencia de obras se siente. Yo más no puedo hacer.
Pero ya el colmo, lo que me ha inquietado, me ha aturdido, me ha desazonado y me ha angustiado es que Blogger me manda este mensajito:
Advertencia Por favor, clicad para verlo más grande.
Así, diciéndome que tenga cuidadito con quienes entráis aquí de vez en cuando (y no digamos si además dejáis un comentario) porque tengo una altísima responsabilidad y me la estoy jugando.
No entiendo nada, no sé nada. Soy como la infanta.
No sé qué datos vuestros recopilo en mi blog. Vamos, que yo no recopilo ninguno. Los que queráis dejar vosotros. Blogger me dice que ya os está dando una advertencia sobre las cookies, cosa que le agradezco porque yo no sabría. Bueno, yo ni sé todavía exactamente qué son las cookies, Hulio. Pero me advierte de que si estoy usando otras (¿estoy usando otras?), como por ejemplo las que añadan determinadas funciones de terceros (¿?) puede que esté cometiendo el pecado nefando.
Qué angustia, de verdad. Qué coraje. Yo solo os puedo decir -y os lo digo con la mano en el corazón y lágrimas en los ojos- que jamás utilizaré ni daré a nadie vuestros datos bancarios, vuestro historial médico ni vuestros antecedentes penales. Lo juro. Y no solo por mi inmarcesible ética personal, sino porque no sabría cómo hacerlo.
Podéis estar tranquilos. (¿O no?)

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