AFF 2013: 10 momentazos para saltar por los aires

Un cine que reta al espectador, que agrede tanto como seduce, que perturba y estremece tanto como sorprende y conmueve. Miradas libres, radicales y ante todo tremandemente personales. Así hemos diseñado el Atlántida Film Fest y así podemos resumir una programación particularmente suprema, repleta de momentazos que harán saltar el festival por los aires. Desde un acto de onanismo extremo digno de "Ken Park", a un concentrado remake de "Cuentos de Tokio", pasando por los gatos de Carlos Vermut, el volley de Antonioni o un momento Prometheus al estilo Grandrieux. Son 10 momentazos que os invitamos a experimentar en el Atlántida Film Fest.

1.- BOY EATING THE BIRD'S FOOD: A falta de pan, p....

¿Con pajotes y a lo loco? podría ser el caso pero no. Como bien mandan los cánones griegos en tiempos de gran cine y dura crisis, "Boy Eating Bird's Food" obtiene de su imperfección y sus errores, una esencia tan cruda y austera, como brutalmente hermosa. Un excepcional debut en el que el realismo y la alegoría viajan de la mano, cuyo punto álgido plasmamos en un acto de onanismo extremo y brutalmente explícito que, para bien o para mal, se va a convertir en uno de los temas más comentados del Atlántida durante este mes. Hay un dicho en Grecia que dice: A falta de pan, p....

2. SONIDOS DE BARRIO: Mi querida Lavadora

Y de Grecia viajamos directamente a Brasil, a los "Sonidos de Barrio" que Kleber Mendoça Filho traduce en una operación de cirugía sobre la nueva clase media brasileña. Una propuesta colosalmente abrumadora y sensorialmente aterradora. Un festival de sonidos que alcanza uno de sus múltiples picos de grandeza en la relación sexual que mantiene una solitaria, aunque bien acaudalada ama de casa (que no limpia) con su querida lavadora. Drama, sexo, alienación, pero sobre todo miedo, mucho miedo a hacer 'la colada'.

3. LEONES: Un partido de volley dedicado a Michelangelo Antonioni

Rodada con pulso firme y sustentándose en una bellísima fotografia, "Leones" también tiene el detalle de regalarnos un estimulante guiño directo a "Blow Up", con 5 leones que en pleno limbo entre la vida y muerte, tienen hueco para disputar un supuesto partido de volley a pesar de no tener balón.

4. MI LOCO ERASMUS: Créditos Felinos Retrobizarros

Nunca mejor dicho, no damos crédito para semejantes títulos de crédito. La desbocada, voraz y delirante reflexión que Carlos Padial y Didac Alcaraz nos ofrecen sobre el proceso creativo, se complementa a la perfección con los bizarros créditos diseñados por Carlos Vermut ("Diamond Flash"). Toda una declaración de intenciones que, sin embargo, nos llega en el tramo final de una de las grandes protagonistas del Atlántida 2013. Una oda al posthumor traducida en un desternillante retrobizarrismo gráfico.

5. POST TENEBRAS LUX: El Diablo viste Reygadas....y todos a la sauna

Lo advertimos en nuestra crónica, el diablo viste Reygadas. Aquí hay Sympathy for the Devil aunque no suenen los Rolling Stones. El auténtico y verdadero protagonista del satánico cuadro expresionista filmado por Reygadas, también tiene su gloriosa aparición vestido con su mejores galas. De piel roja, cuernos y rabo, únicamente le falta el tridente. Acertadamente definida por el crítico Luis Martínez, como "la película que Luis Buñuel nunca se atrevió a soñar", alcanza otro de sus momentos cumbres en una escena perversamente subida de grados (y de tono) en el interior de una sauna. Como si desenmascaráramos a la orgía completa de "Eyes Wide Shut" desnudándola a 45 grados entre cuerpos bizarramente vaporosos. A sudar.

6. LOS INCREÍBLES: Superhéroes reales en vida animada

¿Te imaginas a una película de superhéroes cuya vida realmente te importe? La historia de tres héroes cotidianos, tres personas que sufren las adversidades de la vida y que luchan contra los más terribles villanos: la muerte, el desamor y la soledad. : Ala Rota, La Dama de Hierro y La Mujer Radiactiva. Tres héroes cotidianos convertidos en superhéroes por un documental increíble cuyo atronador epílogo animado encumbra como lo que verdaderamente son, a sus tres entrañables protagonistas: Superhéroes de la vida real. 

7. THE SINKHOLES: Momento Prometheus al estilo Grandrieux

La estrella del indie francés, Mathieu Amalric lidera un grupo de expertos que inician la exploración de cinco enormes cuevas recientemente descubiertas en difrentes partes del mundo. Lo que (supuestamente) se esconde en ellas, se nos revela a través de una asfixiante y turbadora secuencia digna del visceral cine de Philippe Grandrieux. Una referencia para entender las derivas más radicales del cine narrativo de nuestros días. Sus películas, de una intensidad difícilmente comparable, son experiencias físicas tanto como emocionales. Indagan en la violencia sobre los cuerpos y sobre la mirada hasta alcanzar una rara cualidad abstracta. Precisamente, igual que sucede en el momento cumbre de "The Sinkholes".

8. BERBERIAN SOUND STUDIO: Como suenan las lechugas 

Gritos, susurros y demás efectos del terror se meten en la cabeza de Toby Jones, así como en la nuestra, arrastrándonos por una espiral de miedo que tiene a unas lechugas como principales propulsoras de semejante amenaza de horror. En este caso, lo verde suena, y encima aterra.

9. THE HOUSE I LIVE IN: David Simon 

Cada vez (que son muchas) que David Simon aparece en escena hablando sobre el "drug war," uno tiene la sensación de estar ante los comentarios del director sobre "The Wire", más que ante un documental independiente a la gran serie de las series.

10. LIKE SOMEONE IN LOVE: Un preciso remake de Cuentos de Tokio en 15 minutos

Nos lo advertía nuestro amigo Manu Yáñez desde su blog de Fotogramas tras su estreno mundial en Cannes: ¿Es posible construir todo un remake de Cuentos de Tokio, de Yasuhiro Ozu, en una secuencia de poco más de un cuarto de hora ambientada en el interior de un taxi en el viaja una chica? Kiarostami lo consigue en un prodigioso fuera de campo: la chica —una joven Geisha moderna— escucha una serie de mensajes telefónicos en los que su abuela la invita una y otra vez a encontrarse durante un fugaz viaje a Tokio.