Muro con flores. © AJR, 2018
El tiempo. En su misterio cabe todo.Comprenderlo es haberlo comprehendido.
Dentro de la palabra hay un latido
de reloj blando... Un hoyo que, a su modo,
en la playa, paciente y concienzudo,
un niño quiere hacer que el mar entero
se adentre en él. El cuento verdadero
de esta extraña sustancia no es el nudo gordiano de la vida y de la muerte.
Ni la gran paradoja del recuerdo.
Ni siquiera las horas que se agotan. Del tiempo no sabemos otra suerte
que la de darle cuerda. Y ese acuerdo
es la calma. Y los vientos que la azotan.