En primer lugar, una de las causas de ahogamiento es beber alcohol antes del baño. Como ya sabemos el alcohol disminuye nuestras capacidades, por lo que nos será más difícil mantenernos a flote y nadar. Si además, a esto se le une un mal estado del mar, las probabilidades de ahogamiento aumentan en picado. Por ello, se recomienda no beber alcohol antes o durante la estancia en la piscina o playa. Por supuesto que tampoco se recomienda tomar drogas por los mismos motivos.
En piscinas, sobretodo, también es frecuente ahogarse por pérdidas de conocimiento provocadas por un golpe en la cabeza al tirarse al agua. Es extremadamente importante no lanzarse de cabeza en piscinas poco hondas ya que las probabilidades de golpearse la cabeza con el fondo son muy altas.
Otra situación estrella es no saber nadar. Hay mucha más gente de lo que pensamos que no saben nadar y ni siquiera mantenerse a flote. Ellos se meten al agua en zonas donde tocan de pie, pero a veces, por circunstancias adversas, su cuerpo puede ser movido hasta un sitio donde no toquen el suelo y no saber como mantenerse a flote o nadar hasta donde puedan tocar.
La causa de ahogamiento más frecuente en personas mayores son los infartos, mareos y otras disposiciones propias de la edad que debutan cuando están en el agua. Este tipo de ahogamientos son los que más he visto, sobretodo infartos. Puede ser que el infarto no avise y nos de en medio del agua y no se pueda evitar. Muchas veces, pero, el cuerpo nos da señales mucho antes de que algo no va bien. La persona se siente mareada, aturdida o débil y por ello, es muy importante hacer caso de nuestro cuerpo. Es muy importante que si notamos estos síntomas o nos encontramos mal, no bañarse. Será mucho más fácil de salvar a un infartado en la arena que en el agua.
Los golpes de calor también pueden provocar ahogamientos si nos empezamos a marear dentro del agua, disminuirá nuestra capacidad para nadar e incluso podemos perder el conocimiento. Es importante hidratarse bien cuando estamos en la playa puesto que nos da el sol de lleno y durante mucho rato. Hay que ir bebiendo agua a menudo en cantidades pequeñas o comer frutas. Sobretodo, si te sientes mareado, no entres al agua.
Aunque pueda parecer una tontería, no hay que jugar a las ahogadillas puesto que a la persona sumerge al otro le puede parecer que es poco tiempo pero para la persona sumergida puede ser el tiempo necesario para ahogarse.
Por último y no menos importante, otro tipo de ahogamiento muy frecuente es el de los niños. Si son muy pequeños no sabrán como nadar y mantenerse a flote, por esto es muy importante que no se bañen solos y que usen protección, como los manguitos o burbujita. A veces una mínima distracción de los padres es suficiente para que el niño se ahogue, por ello, hay que ir con mil ojos si llevamos nuestros hijos a la piscina o a la playa. Si tenemos piscina privada, es imprescindible poner vallas para que el niño no pueda caer en ella o meterse sin nuestra supervisión. Y por último, es muy recomendable apuntar a nuestros hijos a cursos de natación lo antes posible, para que aprendan a nadar y así disminuir el riesgo de ahogamiento.
Ahora que ya sabemos como prevenirlo vamos a hablar de como actuar en caso de presenciar ahogamientos. Primero de todo hay que tener muy clara una norma básica de primeros auxilios: no ponerse en peligro a uno mismo. Si vemos que no seremos capaces de nadar hasta la persona ahogada y traerla es mejor no tirarse al agua y tampoco si el mar está en malas condiciones. Por ello se recomienda ir a piscinas y playas con vigilancia de socorristas, así serán ellos los que se tiraran al agua para sacar el ahogado, ya que ellos tienen la formación y la capacidad por hacerlo y nosotros no.
Si vemos factible saltar al agua a salvar a la persona, una vez la tenemos es muy importante mantener la cabeza del ahogado fuera del agua, sobretodo si está inconsciente. Si somos capaces de ver que la persona ahogada está en parada respiratoria, y si se puede, sería muy recomendable empezar a hacer insuflaciones de aire dentro del agua, para ganar tiempo, ya que en la reanimación está demostrado que los segundos cuentan y cuanto antes se empiece, más posibilidades de reanimar.
Una vez en la arena, pueden pasar varias cosas. Lo ideal sería que el equipo de emergencias ya estuviera allí para practicar la reanimación, ya que seguramente será más efectiva que la nuestra. Si este es el caso, hay que dejar la reanimación en sus manos. Lo mismo sería en caso de que hubieran socorristas.También podría pasar que en la playa se encontrara algún profesional sanitario y seguramente vendría a ofrecer su ayuda y también será mejor dejarlo en sus manos. Quien dice profesional sanitario también podría ser una persona con conocimientos de reanimación.Por último, podría ser que no se cumplieran estas condiciones y nosotros mismos tendríamos que hacer la reanimación.
Si nos encontramos en este último caso sería conveniente antes de nada llamar a emergencias para que puedan llegar lo antes posible. Muchas veces, si es posible, mandan un helicóptero medico para efectuar el traslado lo más rápido posible. El siguiente paso a seguir, sería valorar a la persona. Primero de todo comprobar si está consciente. Para ello lo llamaremos y sacudiremos para ver si hay respuesta. Si está consciente será muy buena señal y no tendremos que reanimarlo, pero sí estar alerta por si deja de estarlo y igualmente trasladarlo a un centro hospitalario. Si no está consciente, comprobaremos si respira. Para ello podemos fijarnos en su tórax, si sube y baja está respirando. Si no vemos movimiento en el tórax podemos acercarnos a su cara para ver y sobretodo notar si tiene aliento. Si no notamos como exhala seguramente estará en parada respiratoria. Si es el caso, vamos a comprobar si tiene pulso. Para ello podemos colocar dos dedos en la parte entre el cuello y el hombro, haciendo un poco de presión. Es probable que si no tenemos practica nos cueste encontrar el pulso y hay que mover los dedos hasta encontrarlo. Si no lo encontramos de ninguna manera, es probable que esté en parada cardiorespiratoria. Podemos asegurarnos buscando el pulso en otras partes, como por ejemplo en la muñeca. Para ello, situamos los dedos en el lado de la muñeca del dedo pulgar. Si no encontramos pulso, iniciar reanimación. Para hacerla se combina insuflaciones de aire y compresiones torácicas. Si la persona ahogada es desconocida o nos da reparo, no es obligatorio hacer el boca a boca, aunque ayudaría bastante.
Primero de todo hay que colocar a la persona en el suelo, boca arriba y abrirle la vía aérea. Para abrirla hay que coger la cara por la barbilla y la frente y tirarla hacia atrás y si puede ser un poco ladeada ya que si expulsa agua o vómito, sería menos probable que lo aspirara. A veces, solo con abrir la vía aérea la persona ya empieza a respirar, pero es bastante difícil.
Una vez abierta la vía respiratoria, empezaremos a hacer las compresiones torácicas. Para ello, ponemos una mano encima de la otra y apoyamos el talón de la mano sobre el esternón, que se encuentra en medio del pecho, a la línea de los pezones y dejar caer el peso de tu cuerpo sobre las manos. Una vez en posición, empezamos a hacer 30 compresiones. Un truco para saber el ritmo que escuche hace poco, es seguir el ritmo de la canción dale a tu cuerpo alegría macarena... Al hacer 30, volvemos a comprobar si hay pulso o respiración y si no la hay, procedemos a hacerle dos insuflaciones. Para ello cubrimos sus labios con los nuestros y con una mano tapamos la nariz y tiramos de la frenta, con la otra tiramos de la barbilla. Hacemos dos insuflaciones profundas de aproximadamente un segundo y comprobamos que el pecho se levante al hacerla. Es muy importante tener la nariz de la persona tapada para que no se escape el aire.
Si no hay respuesta hay que repetir todo el proceso hasta que la haya o hasta que venga el personal médico. Sería ideal compartir la reanimación con otras personas ya que es un procedimiento que cansa mucho. También sería bueno que alguien controlara el tiempo que la persona está en parada cardíaca porque el equipo de emergencias nos lo va a preguntar. Los estudios dicen que una persona que está en parada más de media hora tendrá secuelas importantes y pasado este tiempo hay que plantearse parar la maniobra.
Si no hemos podido salvar a la persona es muy importante no frustrarse ni sentirse culpable. A veces aunque hagas la técnica bien no es posible salvarla y tenemos que pensar que hemos hecho todo lo posible y ya está, aunque lo ideal sería seguir todas las precauciones para evitarlo y no encontrarse en esta situación.
Guillermo López - Flickr https://www.flickr.com/photos/yorkensen/87965893/in/photolist-8LRck-hTDf7-NxXpu-afGnC2-a1dVrp-4BK4oJ-6z5BZ9-aohLEj-c3qhqN-a41KUJ-8sMKGG-a1CoR9-9Aaxmf-69Lvvq-4ym6YL-y5LeRK-2h8qmN-nBF3g-5xy6hR-Mmben-5xxZAr-5xy4Ng-2h8rsJ-8zu3qn-5xy3hK-nBF4N-kPRYD-bEBxVZ-4mKzQZ-eLvNJ-4Dv2ut-5QXfQR-aG77X-6Q6viR-7WoVaZ-e9SrPT-6iHvpS-38VJvV-38V5hZ-p7cZeB-38VbB2-38VzZt-6a7LGb-g5BNoR-4e2rXr-5fhRSj-oQ9JoU-6yqFgh-95H4q-88rfjH