Felicidad y expectativa.
Un primer tiempo en el que se repartieron la tenencia de la pelota, dos equipos muy verticales, despreciando la posesión y la elaboración pensada, sin improvisación excepto las veces que intervinieron Özil y Ronaldo. Hicieron entretenido el trámite aunque muy mal jugado, típico de los equipos que cuyos entrenadores creen ser más importantes que los futbolistas, mecánicos, dirigidos por control remoto.
Lo salvan las estrellas.
Tras unos primeros minutos en los que el Real Madrid pareció arrinconar al Bilbao mediante el toque corto y la circulación en campo contrario, apoareció en la cancha el equipo de Bielsa y atacó siempre buscando las espaldas de los laterales, convirtiendo a los 13 mediante la llegada libre de Llorente, y perdiendo por lo menos dos goles.
Gol de Llorente.
Después se diluyó el juego del Bilbao que, como acostumbra a sucederle a los equipos de Bielsa, no sabe jugar sino a tirar centros y el Real Madrid aprovechó y también se decidió a atacar sin encontrar ninguna claridad hasta que Özil, el jugador más inteligente del equipo de Mou, en el centro del ataque, hizo la pausa justa, amagó a ir hacia la derecha y volvió sobre sus pasos hacia la izquierda, y en una jugada excepcional de toque corto y triangulación pergeñada por el turco y por Ronaldo, con buenas intervenciones sin pelota de Kaká y de Benzema, terminó en gol de Marcelo en una definición excepcional, disfrazado de Romario definió el lateral para empatar.
Marcelo define un golazo.
De nuevo el partido volvió a ser de ida y vuelta, más peligroso el Bilbao gracias a los espacios que deja el Madrid cuando ataca, muy mal jugado, y sin cambios de ritmo a menos que Özil o Ronaldo intervinieran en el circuito. Un primer tiempo con un estilo de juego en el que siempre prevalece la inteligencia por encima del esfuerzo, virtud con la que cuenta el Real Madrid mediante los jugadores recién mencionados, más Kaká y Marcelo que desde su posición cerró una muy buena actuación en los primeros 45'.
Esperando el bus turístico.
El segundo tiempo empezó peor que el primero. Las mismas intenciones pero con menor precisión aún. Özil no era utilizado, a Ronaldo no le llegaba la pelota, pero el Madrid tenía la tranquilidad de estar ganando 2 a 1 ya que a los pocos segundos de empezado el segundo tiempo había conseguido un penal que Ronaldo había ejecutado a la perfección.
Ramos te hace falta.
Marcelo siguió yendo en todos los ataques, mostrándose por sorpresa para recibir fuera del área, entrando en diagonal al área para definir, cerrándose en el medio para recibir algún pase corto, pero el Madrid pensando solamente en vertical nunca lo encontró. Ronaldo empezó a jugar más retrasado, a veces apareciendo por soorpresa desde la derecha, Özil se fue al centro pero pocas veces fue utilizado por los compañeros, y Kaká más activo se hizo cargo de la conducción.
Özil, contagiado de la protesta.
Mientras tanto, el Bilbao solamente intentaba desbordar y tirar centros, pero el Madrid rechazaba todo. En una contra llegó un avance del Madrid que terminó en gol de Benzema anulado por el árbitro que había cobrado el penal antes, y Ronaldo lo pateó para quedar como goleador de la liga.
Una para el Bilbau.
Ya en el final y con el partido definido y con un hombre más, el Real Madrid continuó atacando para terminar de merecerse la victoria y Özil recibe entrando al área y define ante la salida del arquero, otro gol anulado, esta vez sin penal de yapa, fue por posición adelantada. Después Higuaín pegó un tiro en el palo y los manotazos de ahogado del Bilbao quedaron en la nada. Ah, como siempre, Callejón entró e hizo un gol a pase de Higuaín.
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Penal a Özil
El centro, la estrategia de Bielsa.
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