Revista Cultura y Ocio
El hombre se siente un extranjero. Este exilio no tiene remedio, ya que está privado de recuerdos de una patria perdida o de la esperanza de una tierra prometida. Este divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su decorado, es precisamente el sentimiento del absurdo.
*
Una sola cosa: esta espesura y esta extrañeza del mundo, es el absurdo.
*
Este malestar ante la inhumanidad misma del hombre, esta incalculable caída ante la imagen de lo que somos, esta "náusea", como la llama un autor de nuestros días, es también el absurdo. Asimismo, el extranjero que viene en pocos segundos a nuestro encuentro en el espejo, el hermano familiar y sin embargo inquietante que volvemos a encontrar en nuestras propias fotografías, es también el absurdo.
*
(Albert Camus, Le mythe de Sisyphe, Folio, Edición de 2004. Traducción de C. H.)