De nuevo una receta de mi madre y de mi abuela Elisa.
Me he vuelto loca rebuscando entre mis papeles la receta que hoy os traigo, más que nada para comprobar que no faltaba ni sobraba ningún ingrediente, pues el proceso de elaboración me lo sé al dedillo.
Como no he encontrado la receta por ningún sitio y no teniendo con quién consultarla, me aventuro a pasárosla tal como yo la recuerdo y la he hecho siempre. No le pongo pegas, pues está muy, pero que muy buena y como no tengo otra opción seguiré haciéndola de esta manera.
Ingredientes para las albóndigas:
- Bacalao desalado 80 g. (limpio de pieles y espinas).- Pan del día anterior 200 g.- Huevo 1 tamaño L.- Ajos 2 dientes.- Perejil un manojo.- Harina.- Aceite de oliva.
Ingredientes para la sopa:
- Cebolla ½.- Ajos 3 dientes.- Laurel 1 hoja.- Pimienta en grano.- Perejil un manojito.- Las pieles y espinas del bacalao.- Colorante alimentario amarillo.- Huevo 1 tamaño L.- Zumo de 1 limón (pequeño).- Sal (si es necesaria).
Elaboración:
Comenzamos poniendo una cacerola al fuego con agua, aproximadamente dos litros, en ella echamos a cocer la cebolla, los ajos, el laurel, la pimienta y el perejil.
Desmenuzamos el bacalao. Las pieles y espinas, las ponemos a cocer en la cacerola con los demás ingredientes.
Para la masa de albóndigas:Batimos un huevo y añadimos los ajos y el perejil picaditos.
Incorporamos el bacalao desmenuzado y el pan remojado y estrujado, sin añadir sal, mezclamos bien.
Damos forma a las albóndigas y las pasamos por harina.
Las freímos en el aceite.
Colamos el caldo después de que la cebolla y el ajo se hayan reblandecido.
Echamos las albóndigas en el caldo y dejamos cocer veinte minutos a fuego medio. Probamos de sal.
Separamos la yema de la clara del huevo. La clara la echamos al caldo de las albóndigas esparciéndola con un tenedor para que forme hebras.
En la yema batida, incorporamos poco a poco el zumo de limón, mezclando. Iremos diluyendo poco a poco con caldo de las albóndigas, no muy caliente para que no se nos corte la yema, uniendo al final en la cacerola.
Servimos enseguida y disfrutamos de una maravillosa sopa y como dicen por mi tierra "por una copla".