Las historias de jóvenes que atentan contra su propia vida o que divulgan bajo el miedo en redes sociales una realidad tan latente como lo es el acoso, la intimidación y la violencia, se muestran con más frecuencia en los medios de comunicación. Estas experiencias que no están alejadas de nuestra cotidianidad conmueven al mundo, pero es indudable que se debe hacer más.
Y es que esta realidad se nos hace mucho más común, cuando sabemos que en Venezuela es muy normal “chalequear”, “echar broma al otro” o “jugarse de palabras”, es decir que el riesgo de transitar por una línea muy delgada que roza con el bullying se hace más que evidente, razón por la cual a veces no se le da la importancia debida, e incluso se desconocen las consecuencias de este flagelo.
En la actualidad, docentes, psicólogos, padres y demás personas conscientes de la repercusión del acoso escolar que tienen en los niños y adolescentes, estamos en la constante búsqueda de información que nos permita tener a mano las herramientas necesarias para evitar, enfrentar y promover acciones en contra del bullying.
Hasta ahora, es conocido como cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico por un determinado tiempo que se genera entre escolares (niños o adolescentes), y muy a menudo se produce sin ningún motivo aparente. Al respecto, la OMS lo considera como el “El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
Sin embargo, aunque existen otras expresiones de violencia que encajan en esta descripción, pero la situación se hace más preocupante cuando se trata de niños que son victimarios y víctimas de bullying, y que a menudo se cubre con el silencio, la indiferencia y la complicidad de los compañeros. Sin contar, que exista la posibilidad que en el hogar de estos pequeños se conviva también con violencia familiar, de género, problemas de adicción, alcoholismo, entre otros.
Elementos negativos que afectan indudablemente la socialización de los niños con su entorno, e incluso se ha determinado que su rendimiento escolar es significativamente inferior en los jovencitos que sufren en estas condiciones.
Según algunos registros, “la violencia entre estudiantes constituye un problema grave en toda América Latina, tanto por su magnitud como por sus consecuencias académicas, tal como indica una de las principales conclusiones del trabajo de la UNESCO, desarrollado entre 2009y 2011”.
Esta situación también es reflejada por CECODAP, “en un estudio realizado con unos 300 estudiantes de planteles ubicados en los cinco municipios del Área Metropolitana de Caracas, 40% reveló haber sido víctima de algún tipo de acoso escolar. El dato es apenas una muestra del universo conformado por unas 1.839 instituciones pero da cuenta de un problema ineludible dentro del sistema educativo y que aún no se refleja en cifras oficiales”.
Mi hijo: ¿acosador o acosado?
Como padres debemos estar atentos ante el comportamiento de nuestros hijos, y ser muy cuidadosos cuando notamos que el niño o adolescente insulta con frecuencia, si nos han citado de la escuela por agresión física o verbal constante, tiene bajo nivel de aprendizaje, si presenta problemas de autoestima y de valoración propia, si en ocasiones ha resultado víctima de agresión física y verbal en el hogar o si en el grupo de su hijo interactúan otros niños agresivos, son algunos signos notables que pueda estar ejerciendo el papel de acosador.
Por su parte, reconocer si nuestro hijo es la víctima de bullying usted podrá advertir que el niño es callado, sumiso, tímido, sensible, y frecuentemente da muestras de temor o angustia al asistir a la escuela, le da excusas para no ir a clases, o presenta inasistencias con frecuencia (las cuales a veces son desconocidas por los padres), entre otros comportamientos.
Nuestro rol
En ambos casos, los padres debemos tomar algunas medidas de acción y prevención. En cuanto al caso de que nuestro hijo sea el acosador algunas recomendaciones apuntan a que investiguemos el por qué, conversar más seguido con los profesores, escuchar sus críticas, acercarnos a los círculos de amistades de nuestro hijo, promover la práctica de deporte y actividades de bienestar en la familia, fortalecer los vínculos de comunicación, buscar la ayuda de un profesional, informarte sobre el tema, acercarnos a nuestro hijo, elogiar sus buenas acciones, mantener la calma y sobre todo no ignorar la situación, dé crédito a la duda si de la escuela se han comunicado con usted para informarle sobre el comportamiento negativo de su hijo, ya que a veces los padres nos cuesta aceptar este tipo de críticas. Y muy importante: demuestra en todo momento que lo amas, y que por el hecho que desapruebes su comportamiento nunca le dejarás solo en esta situación.
Ahora bien, si sucede el caso contrario, además de acercarnos al niño con amor, fortalecer la comunicación y su autoestima, es necesario que reconocer que los padres somos el ejemplo, por lo que jamás ignores su situación y mucho menos utilizar la violencia como respuesta ante el agresor (a esto me refiero que bajo ningún caso aconsejar: “si te pegan, le pegas más duro”, por ejemplo). Al respecto, podemos indagar sobre lo que le está ocurriendo al pequeño, practicar la escucha activa, no interrumpirlo y prestar mucha atención a cada detalle. Igual, que en el caso anterior ponernos en contacto con los profesores, busca alternativas con nuestro hijo para responder a los acosadores, si la situación persiste busca ayuda profesional (tanto psicológica como legal). Y en todo el proceso, intentar mantener la calma, controlar nuestra ansiedad y demostrar determinación y actitud positiva.
Prevención
Una de las alternativas que tenemos los padres para prevenir este tipo de situaciones, es fomentar la comunicación con nuestros hijos desde edades tempranas, dedicar parte de nuestro tiempo para el compartir familiar, escucharlos, evitar a toda costa situaciones de violencia familiar (verbal y física), promover el respeto, la consideración y empatía hacia los demás, mantener una armonía en el hogar, elogiar su buen comportamiento, aplicar la disciplina de manera positiva, vigilar el tiempo que pasan en internet, televisión y videojuegos, y por encima de todo ser siempre el ejemplo.
Aunado, a esto según recomendaciones de la OMS, las acciones preventivas en las escuelas deben ser multisectoriales, es decir que abarquen todo el contexto educativo “con programas de mejora del clima escolar, de prevención de abuso sexual y de la violencia, protocolos específicos ante problemas de bullying, códigos de conducta por parte del profesorado y alumnos en contra de los estereotipos y cualquier otra forma de discriminación y programas de entrenamiento del profesorado en habilidades y estrategias para enfrentar de manera eficaz situaciones difíciles que se den en el aula”. A su vez, tomar en consideración la participación de los padres en programas de prevención e información.
Este tema es uno de esos que apenas lo buscamos sólo nos encontramos con la punta del iceberg, cuando en realidad es una situación tan común y latente en muchos ámbitos de la vida diaria, próximamente compartiremos mucha más información sobre el qué hacer y cómo para levantar nuestra voz en contra del bullying.
Y tú, cuéntanos qué opinas acerca de este tema, ¿de qué manera evitarías o enfrentarías una situación de acoso escolar con alguno de los miembros de tu hogar? Comparte con nosotros tus opiniones y comentarios, que seguramente serán un aporte valioso para alguien que los necesita.
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