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Alcoa: política de tierra quemada

Publicado el 29 marzo 2019 por Killfreepress

Alcoa: política de tierra quemada

Exteriores de la fábrica de Alcoa en A Coruña


El pasado jueves 28 de marzo, los trabajadores de la multinacional Alcoa se manifestaron a las puertas del Congreso de los Diputados reivindicando sus derechos como trabajadores y reclamando una solución eficaz al conflicto laboral que la electrointensiva lleva arrastrando casi una década. Sin embargo, no fue una manifestación pacífica, sino que se vivieron momentos de tensión a las puertas del Congreso. Antón Gómez-Reino (líder de Podemos Galicia y candidato al Congreso en las próximas elecciones generales) y Ángela Rodríguez (candidata al Congreso por Unidas Podemos), denuncian haber sufrido agresiones por parte de los trabajadores.

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Antón Gómez-Reino denuncia las agresiones sufridas a las puertas del Congreso


Pero, ¿cuál es el cuadro sintomático de este conflicto laboral? Tratemos de hacer memoria con estos altercados. El pasado 17 de octubre de 2018, la multinacional estadounidense Alcoa, líder mundial en producción de aluminio, anunció su intención de iniciar un procedimiento de despido colectivo en dos de las cuatro plantas que mantiene en la geografía española: las de A Coruña y Avilés. La decisión, que afecta a 369 trabajadores en la planta gallega y a 317 en la asturiana, fue comunicada al mismo tiempo tanto a obreros como a medios de comunicación, mandando a ambas partes un comunicado en el que justificaban esta decisión en base a “problemas estructurales productivos y tecnológicos” de las plantas.La industria del ayerEste es el presente más inmediato que están viviendo –me parece adecuado emplear el tiempo verbal gerundio– los trabajadores del aluminio y de la alúmina en A Coruña. Sin embargo, el conflicto de las revueltas industriales es viejo conocido en una tierra que tiene grabado lo que significa el trabajo y cómo este se dignificó en la década de los sesenta con la creación de los primeros sindicatos que velarían por la mejora de las condiciones laborales. Hagamos memoria. Ferrol, 1960: Se produce el nacimiento de las Comisiones Obreras en Galicia gracias a la organización de los primeros núcleos de trabajadores bajo el Partido Comunista, que aprovechó el movimiento obrero para irse infiltrando en las estructuras sindicales. 1969: movilizaciones en Galicia. Los movimientos de protesta obrera se extienden a todas las industrias: PYSBE (Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España) en Ferrol, PEBSA en A Coruña, Península Maderera, MEGASA (Producción y distribución de productos siderúrgicos largos), Vulcano (Construcción de Buques de Alta Tecnología), Barreras (Astilleros de Vigo)... Fueron tantas, que en 1970 se produjeron un total de 1.595 huelgas que afectaron a 460.000 trabajadores, y la oleada de conflictividad desembocó en la declaración del estado de excepción con la supresión del artículo 18 del Fuero de los Españoles .
A día de hoy, las negociaciones entre la empresa estadounidense Alcoa, el Ministerio de Industria y los Comités de empresa afectados, se prolongan en el tiempo ocupando en el calendario los mismos días que tachan sus trabajadores en vísperas de conocer su futuro inmediato.       
Palabra de trabajadorAsí lo retrata Miguel Pardiñas, trabajador de la fábrica de A Coruña desde hace más de treinta años: ‹‹Parece que lo único que nos queda es protestar››. Alcoa compró INESPAL (Industria Española del Aluminio) a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) en el año 98, cuando José María Aznar era presidente del Gobierno, por 383 millones de euros. La operación permitió a la multinacional adueñarse de la decena de plantas dedicadas a la producción del aluminio en España, entre ellas la fábrica de A Coruña.Tras la privatización, la empresa siguió disfrutando de subvenciones por parte del Estado gracias a la negociación de un ‘precio especial’ para su factura eléctrica, pues ‹‹no estaba dispuesta a competir en el mercado normal de la electricidad››. Parece lógico que, de cara a la maximización de beneficios, una empresa no esté dispuesta a pagar el precio de la energía a un coste mucho más elevado que en prácticamente el resto de países de la Unión Europea. De este modo, Alcoa disfrutó de suministro eléctrico a precio ‹‹ridículo›› durante quince años, hasta el año 2013, cuando comenzaron los problemas. ‹‹Lo lógico es que se tuviese un precio razonable de energía y pudiéramos competir con el resto de países en el precio de la electricidad. Pero para eso hace falta un gobierno que esté dispuesto a revisar todo el sistema de energía y explique por qué pagamos 70 € / Mv cuando el proceso de producción de esa energía cuesta unos 3€ / Mv›› denuncia Pardiñas, quien no duda en exponer su experiencia personal para ilustrar mejor la dimensión que alcanza el conflicto de los trabajadores de Alcoa a día de hoy. ‹‹Yo estudié electrónica. Ahora tengo 51 años y nunca ejercí como electrónico de cuatro trabajos que tuve en esta empresa. Los trabajadores teníamos algún oficio y aquí lo hemos perdido. Y cuando lleguemos al paro nos preguntarán: ‘¿de qué has trabajado?’ y cuando les respondamos no van a poder reubicarnos porque son empleos que sólo se pueden aplicar aquí››.Palabra de político
La incertidumbre vigente se plantea ‘blanco fácil’ para partidos políticos y sindicatos, que no dudan en manifestarse sobre los acontecimientos.Por su parte, Paulo Carril, secretario xeral da CIG (Confederación Intersindical Galega), entiende que la factoría de Alcoa en A Coruña ‹‹é a primeira empresa no mundo en producción de aluminio›› y alega que ‹‹Alcoa serviuse dunha premeditada estratexia de non investir na mellora do proceso produtivo e tecnolóxico para xustificar o peche››. La CIG entiende esta cuestión de conflicto industrial como una cuestión de país en la que Galicia sale claramente perjudicada, pues tal y como señala Carril ‹‹Galiza é a primeira subministradora de enerxía eléctrica para o resto do Estado español, xa que exportamos o 40% da nosa producción e sufrimos os custes sociais e ambientais desta actividade sen obter ningún beneficio a cambio nin para benestar dos galegos nin para favorecer o desenvolvemento industrial no noso país››.

‹‹La situación actual es consecuencia de la falta de aplicación de políticas industriales sólidas por parte del PPdG››


La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, insiste en que la solución a esta clase de conflictos pasa por establecer una ‹‹tarifa eléctrica gallega›› para ‹‹compensar nuestros costes ambientales y para poder utilizar los recursos que genera este país para generar empleo estable y un desarrollo económico››. Además, recalca que Alcoa es una empresa electrointensiva en donde la electricidad es el 50% de sus costes. ‹‹Estamos en un mercado eléctrico que no solo permitió que subiera la electricidad de una manera desproporcionada, sino que además estas empresas no tienen un marco estable, y es por eso que ahora vemos cómo hay puestos de empleo en riesgo por los precios de la energía››.
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La conocida propuesta de la ‹‹tarifa eléctrica gallega›› del BNG es una medida que lleva tiempo figurando en los discursos de los políticos del Parlamento de Galicia, en donde hay más partidos políticos detractores que a favor. Uno de estos partidos detractores es el PSdG,cuyo diputado Abel Losada explica con vehemencia que, en referencia a Alcoa, ‹‹la tarifa eléctrica gallega no es una tarifa, pues el sistema de reglamentación del mercado eléctrico español no permite diferencias tarifarias territoriales. Sería, más bien, una rebaja en los costes››. 
Está claro que el árbol de las respuestas a la pregunta de cuál es la causa de la situación de los trabajadores de Alcoa en A Coruña se ramifica según a quién le preguntes. Lo que también está claro es que a día de hoy, el tiempo se dilata y las manifestaciones obreras se suceden desde aquella que fue precursora en este movimiento, la acontecida el pasado 20 de octubre con salida desde la Plaza da Palloza, que tuvo una participación de 6.000 personas. Cortes de Rotterdam Lejos de ser un conflicto menor, la situación de los trabajadores de Alcoa ha llegado a Europa. Así lo ratifica la denuncia que interpusieron los propios trabajadores en las Cortes de Rotterdam. ‹‹Tuvimos la vista el pasado 19 de noviembre con el juez de Rotterdam y la sentencia salió el 3 de diciembre›› cuenta Juan Carlos Corbacho, presidente del Comité de empresa de Alcoa en Coruña.En resumen, Alcoa disputa una batalla en tres escenarios y tan solo dos factores son los que diferencian la rentabilidad entre las fábricas allí ubicadas: el precio de la electricidad y la alúmina. Mientras que la planta de A Coruña está viendo cada vez más cerca su cierre, los beneficios en Noruega, en teoría, ‹‹progresan adecuadamente››. Y entra en juego el tercer escenario: San Ciprián. La planta ubicada en la Mariña lucense procesa y manda la alúmina a todas las fábricas nacionales (incluida la suya propia) e internacionales (Noruega, Islandia...). Sin embargo, a estas últimas se les vende la tonelada de alúmina 100 dólares más barata. Sin reparar en costes de transporte.

Alcoa: política de tierra quemada

Pancarta infantil ilustrando el cierre / Aitor Rama


Pero esto son ‹‹cosas que decide la empresa››. Es Alcoa quien decide que su planta nórdica (teniendo en cuenta que para fabricar una tonelada de aluminio se necesitan dos toneladas de alúmina) emplee 190.000 toneladas de alúmina enviadas desde un punto de producción ubicado a 100 kilómetros de una fábrica a punto de cerrar sus puertas. El problema no sólo no está en una supuesta ‹‹obsolescencia tecnológica››, sino que además la multinacional pretende monopolizar la producción de alúmina en un único punto, para así abaratar costes. De esta forma, el grupo Alcoa sigue ganando porque todas las acciones se hacen a través de ella. 

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Dos trabajadores de Alcoa en la manifestación del 20 de octubre // Aitor Rama


Desde el 20 de octubre, se han sucedido más de media decena de manifestaciones en las que los trabajadores sienten ‹‹rabia›› e ‹‹impotencia›› porque ya no saben qué hacer para hacer ver la forma que tiene Alcoa de expoliar. Y sentencian: ‹‹Un empresario mejora su empresa e invierte en ella, pero un ​mercader ​​no››. Así es Alcoa, un gran mercader del sector industrial que ejerció una política de tierra quemada en la ciudad de A Coruña, exprimiendo recursos y huyendo una vez estos flaquearon. Como dijo Manuel Pardiñas: ‹‹Alcoa nos ha utilizado como rehenes para conseguir subvenciones. Y luego: adiós muy buenas››. 

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