Siempre me ha interesado la discusión en cuanto a lo que realmente significan los conceptos dependiendo de quién los interprete. En el caso de la palabra democracia esto se vuelve especialmente interesante, dado que cada país o tendencia política pareciera tener una determinada apreciación de lo que esta palabra significa. Así, por ejemplo, tenemos varios países del mundo llamando dictadura al sistema de gobierno que rige los destinos de Cuba. Mientras que, por otro lado, tenemos varios países llamando democracia al sistema estadounidense. Sin embargo, ¿qué diablos es realmente o qué significa democracia en nuestros días para el común de nosotros?
Definición
Sí, se supone que hay una definición de carácter etimológica que establece que democracia proviene del griego antiguo Demos, que significaría pueblo y de la palabra Kratos, que significaría poder, lo cual ha sido interpretado por muchos como el poder de pueblo, o algo así. Sin embargo, incluso con respecto a la definición exacta del mismo término hay muchas opiniones –casi tantas como las que hay con respecto a qué es realmente una democracia en la actualidad como sistema de gobierno– así que esa discusión se la dejaré a los expertos. Vamos a lo práctico.
La “dictadura” cubana (adjetivo de carácter peyorativo otorgado principalmente por adalides del libertinaje económico y pensamiento conservador fascista) tiene cosas en su sistema bastante interesantes. Por ejemplo: Salud y educación gratuita, garantizada y de calidad. Todos derechos establecidos e irrenunciables para su pueblo que ya se quisieran las demás “democracias” del mundo o del mismo continente americano.
En cambio, la “democracia” estadounidense (adjetivo auto impuesto y respaldado por todos los demás países que le siguen el juego al gobierno imperialista gringo con tal de no perder su respaldo) no garantiza tales derechos a su pueblo. Solo garantiza el libre acceso a todo lo que quiera su población, siempre y cuando, tenga suficiente dinero para permitírselo.
En cuanto a lo político, la “dictadura” de Cuba, tiene un sistema de partido político único, el Partido Comunista, del cual salen los respectivos representantes populares de cada comunidad. Por su parte, el sistema político estadounidense (“democracia”), tiene dos grandes partidos políticos, en “teoría”, contrarios: republicanos y demócratas. Sin embargo, ninguno de estos partidos pareciera representar el sentir de su población, pues sin importar quién esté en el gobierno, ya sea que gane uno u otro, siempre terminan gobernando para los bancos, la fuerza militar y la prensa conservadora.
Entonces, ¿por qué Cuba es considerada una dictadura y EE.UU, no? Pareciera ser que, a la hora de establecer qué es una democracia, el ejercicio intelectual de los conservadores pasaría por garantizar el que “todos” pudieran participar del juego de la las elecciones periódicas a través de la conformación de partidos políticos. Por ende, para ellos, cualquier sistema que no permita la creación de nuevos partidos sería considerada una dictadura.
¿Qué significa todo esto?
Que en esta nueva concepción de democracia, esta ya no sería el poder del pueblo. En la nueva definición, por parte de los conservadores, una democracia debería ser definida como la capacidad de los pueblos de organizarse en partidos políticos y participar del juego de las elecciones (con los correspondientes beneficios que esto traería: el que te paguen por no hacer nada en los parlamentos, que el estado financie tu partido político, y el tener la posibilidad, de vez en cuando, de sentarte a gobernar). Es decir, cualquier sistema que garantice una burocracia holgazana en un parlamento será considera democracia. Toda aquella en lo que no exista el juego de las elecciones: una dictadura.
El caso de Chile
El caso de Chile es magistralmente ejemplar de ambas situaciones. Durante la década de los 70 y 80 en el país se experimentó una cruel dictadura. Se anularon los partidos políticos y se persiguió a todos aquellos con tendencias de izquierda y se estableció un modelo de mercado liberal, con fuerte enfoque en el extractivismo. Sin embargo, luego de años en las calles, finalmente se permitió, mediante un plebiscito, que la gente decidiera si quería que la dictadura siguiese o se llamase a elecciones democráticas. La respuesta de la gente fue notable, y pese al miedo, la opción de poner fin a la dictadura triunfó.
Sin embargo, una vez inaugurada la “democracia”, por allá a comienzos de los años 90, con partidos políticos, parlamento, etc. Poco a poco la gente se fue dando cuenta que las cosas no cambiaron para mejor. Se mantuvo el modelo económico establecido en dictadura, se fortaleció el modelo exportador en desmedro del desarrollo de una industria local más fuerte, y sobre derechos sociales, ni hablar: la salud no es un derecho y la educación tampoco, pues las versiones públicas de ambas han sido abandonadas a su suerte con la esperanza que todo el mundo se pase al mundo privado y, obviamente, pague por estos “derechos”.
Es decir, la nueva “democracia” chilena, con elecciones periódicas, partidos políticos, etc. No ha logrado cambiar nada este país desde que se impusiera la dictadura fascista el año 1973. Es decir, el tener partidos políticos, y el que estos no representen a nadie, es igual o peor a estar en dictadura.
Tal vez alguien dirá: “Pero antes se mataba y torturaba por pensar distinto, y ahora no”.
Pues buen, yo digo: “Quizás ahora no se mate y torture masivamente, pero se sigue haciendo de manera más sutil. Con encarcelamientos injustos de luchadores sociales y asesinatos selectivos”.
¿En definitiva?
La democracia no es del pueblo, la democracia es de unos pocos que se disfrazan de políticos y participan, lucran y viven del juego de las elecciones, nada más. La democracia es una cosa de las elites, un engranaje en el que el pueblo y su opinión no valen nada. Si me dieran a elegir entre la “dictadura” cubana, la “democracia” gringa, o la “democracia” chilena, claramente me quedo con la “dictadura” que se preocupa de educar a su población y de darle salud gratis y de calidad. Es decir el sistema cubano. Y es que: ¿Qué es el hombre? ¿Su salud y su educación? o ¿los bienes que acumula? Al menos para mí, es más importante la salud y la educación.
Por Pablo Mirlo