Revista Cultura y Ocio

Alguien a quien conoces. Shari Lapena

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Alguien a quien conoces. Shari Lapena
     "Está quieta en la cocina, mirando por las amplias ventanas de atrás. Se vuelve hacia mí —un ondear de su cabellera castaña y tupida acompaña el gesto—, y en sus grandes ojos marrones veo confusión y un miedo repentino. Ha comprendido la situación, el peligro. Nos miramos fijamente. Parece un hermoso animal asustado. Pero no me importa. Me da un subidón: una furia pura y descontrolada; nada de pena. 
      Ella y yo somos conscientes del martillo que llevo en la mano. Es como si el tiempo se ralentizara. Todo debe de estar sucediendo deprisa, pero no lo parece. Abre la boca, como para formar palabras. Pero no me interesa lo que tenga que decir. O a lo mejor quiere gritar".
     Para hablar sobre un libro hay que leerlo, así que si hay un título que suena en la boca de los lectores, me pica la curiosidad. Hoy traigo a mi estantería virtual, Alguien a quien conoces.
     Viajamos a Aylesford, una zona tranquila a una media hora de Nueva York en la que vamos conociendo a sus vecinos. Todo empieza cuando una mujer aparece muerta en el maletero de su coche. Es una vecina del lugar con fama de ser un poco fresca o, al menos, parecerlo y que todos creían que había abandonado a su marido. En otra de las casas del vecindario un joven se queda lívido al conocer la noticia ya que en la casa de ese matrimonio van a encontrar huellas suyas: le gusta colarse en las casas de sus vecinos y cotillear en sus ordenadores.
     Shari Lapena es uno de esos nombres que se hizo conocido con su primer libro pero que, tengo la sensación de que no ha repetido éxito con ninguno de sus títulos siguientes. Vende, sí, pero se va agotando poco a poco la fama que le diera el primero y la estela en ventas que le podía suponer. Lo que está claro es que entró de lleno al llamado domestic noir, y que sigue en él.
     En esta ocasión Lapena se inventa una pequeña localidad, casi un barrio residencial, para trazar una suerte de comedia de enredos con un cadáver a los postres. Y es que me ha costado mucho tomarme en serio un libro en el que casualmente todos se relacionan con todos. Es decir, ¿no hay más vecinos en ese barrio que absolutamente cada cosa y secreto vital ha de pertenecer a alguno de los personajes centrales? Hay muerto, muerta en este caso, y críticas tras los visillos; un marido que nunca parece lo suficientemente apenado y que nos colocan para que sospechemos de él; hay líos de faldas o de pantalones, como queramos llamarlos; adolescentes que cumplen su papel de descerebrados ingobernables; vecinas cotillas con mascota o sin ella y, en fin, todo lo que se supone que tiene que incluir este tipo de vecindarios. El problema es que al ponerlo todo junto y no medir la dosis uno tiene la sensación de estar ante un capítulo final de Sexo en Nueva York mezclado con aires de Agatha Christie.
     La novela es olvidable y estoy segura de que eso no es un problema para quien la escribe ya que la concibe como un entretenimiento con el que matar tiempos muertos sin pensar demasiado. Hay giros pero no demasiado bruscos y el final tampoco nos pilla de sorpresa, lo que hace que hace aún más sorprendente que siga defendiendo que es un entretenimiento al más puro estilo comida rápida. Y por qué digo esto, pues porque a veces uno no comprende que ciertos libros se vendan tanto o sean tan alabados pero en el caso de este estilo de novelas, entiendo perfectamente que la gente los busque como evasión ya que es el lugar que buscan. Y es que no todo ha de ser alta literatura, y cada uno sabe lo que está buscando en un libro. A mi me no me ha gustado, me ha parecido predecible y plana y donde otros ven tensión yo me sonreía ante lo inverosímil que no es lo mismo que lo increíble. Pero esto es solo una opinión personal y ha de tomarse como tal.
     Alguien a quien conoces es una novela tan entretenida como olvidable que cumple su función sin aportar nada reseñable a la literatura.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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