Puedo prometer y prometheus que intentaré contenerme y no desvelar ningún dato importante que destripe las mejores sorpresas que os tiene preparada la mente inquieta y maquiavélica del tito Ridley Scott en Alien: Covenant, la segunda parte de la nueva trilogía de ese monstruito tan curioso que sangra ácido y tiene más de una boca que usa no solo para zampar. Esta es la continuación lógica de lo que vimos en la anterior entrega y un comienzo adecuado para la última, una contestación a interrogantes que antes se quedaron sin respuesta y la formulación de nuevas preguntas.
¿Es Alien: Covenant una película de ciencia-ficción o de terror? Pues la verdad es que no está muy clara la cosa porque tiene para dar y tomar de ambos géneros. Las conversaciones de muy profundo calado y de contenido transcendental y metafísico nos darán una mayor información sobre la creación de los xenomorfos o de la civilización de los ingenieros y su destrucción, volveremos a subirnos a una nave espacial que lleva bien dormiditos en cápsulas de hibernación a sus tripulantes, como ocurría en Passengers y les acompañarán en su viaje hasta el planeta desconocido donde se topan con su mayor pesadilla un nuevo androide, llamado Walter con el mismísimo aspecto que el traicionero David, interpretado por Michael Fassbender y un ordenador central llamado esta vez Padre. El terror dará sus primeros pasos cuando esta nueva arca de Noé con parejas de colonos, aterrice en el silencioso lugar y aparezca ante todos un Robinson Crusoe con lanzabengalas en mano, entonces viviremos un Viernes 13 con más de un asesino que irá eliminando al personal de uno en uno. El mad doctor no dejará títere con cabeza en su cruzada para eliminar a la raza humana y crear un ser superior que nace de un huevo, crece como parásito en el interior de un hombre y evoluciona siendo capaz de comunicarse o pensar con su progenitor. Es por ello que resulta muy útil el prólogo del principio con David, nombre que proviene de la obra escultórica clásica del maestro del renacimiento, Miguel Angel. Esto nos ayudará a entender y conocer un poquito más la mente y los ideales de este sintético que envidia el apego y amor que Walter tiene hacía sus amos a los que no duda en proteger en todo momento. Un doctor Moreau sin isla muy especial e inteligente que toca el piano y pelea con gran brutalidad contra sus propios hermanos.
Los ritmos son los adecuados con una primera parte más lentita que presenta a los viajeros y sus relaciones pero sin revelar detalles importantes de su vida pasada o cuales han sido los motivos que les han impulsado a aceptar ser parte de esa tripulación y guardianes de unos embriones humanos. Esto hace que no lleguemos a conocerlos en profundidad ni que podamos encariñarnos con ellos con lo que sus muertes tampoco suponen una gran tragedia. Ni siquiera el de la protagonista, Katherine Waterston, que pierde el combate con Sigourney Weaver y Noomi Rapace al ser más blandita y menos agresiva o James Franco que sale menos de lo que muchos esperan.
Esta claro que visualmente Alien: Covenant iba a superar a sus predecesoras, era fácil adivinar esto pero tanto ordenador y efecto visual ha restado realismo a algunas escenas que parecen demasiado artificiales como el alumbramiento del primer monstruo con luz de fondo o las consecuencias de haber aspirado y haber incubado un virus letal que manifiesta sus efectos en poco tiempo. Son momentos de locura total que recuerdan a los ataques de velociraptores en el mundo Jurassic, una de aventuras y acción que se suman a los otros dos géneros mencionados.
Es la hora de experimentar, el miedo de algunos, la hora de sobrevivir, a una amenaza que casi vuela por los pasillos de la nave, la hora de deleitarse con la música, guiño a la primera película, hora de aprender a tocar un instrumento musical, como una flauta, con una clase magistral impartida en la soledad de una habitación oscura, hora de enloquecer y creerse un demiurgo o un semidiós con un fin único que no acepta errores o imperfecciones y que estudiando ha conseguido convertirse en un maestro que domina sus pasiones y que defenderá sus ideales a capa y espada contra cualquiera que ose interponerse a sus planes aprovechándose de sus debilidades para convertirlas en parte de su propia fortaleza. La ciencia usada para hacer el mal y una medicina que no cura sino mata.
Esto en resumidas cuentas es Alien: Covenant, un nuevo paso en la evolución del monstruoso ser y el reconocimiento de su creador. Contentará a aquellos que echaron de menos un terror más físico y oscuro y seguirá gustando a los menos que estaban interesados en cuestiones más transcendentales y metafísicas. Pronto llegará la tercera parte con un awakening, despertar al que ya esperamos con los brazos abiertos.
No se van a multiplicar los panes y los peces, sino los poco graciosos monstruos, ¿habrá guiños a escenas míticas como la de la ducha de Psicosis? ¿Cómo se llamará la nueva nave de la lista que ahora conforman la Nostromo, Prometheus o Covenant? Pronto lo sabremos, ya cuento los años, días y horas…
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