Ha sido todo un acierto empezar a cocinar las alitas, antes de tantas versiones actuales siempre iban a parar a los caldos. No sé si le habrán hecho algún monumento al que decidió un buen día pasarlas por aceite bien caliente y ponerlas tostaditas con un poco de sal gruesa por encima. A los niños les encantan y hasta dejan los huesos repelados.
Os traigo hoy una manera de prepararlas, ya muy extendida, pero a la que cada uno le da su particular toque. Podréis hacerlas fritas en aceite de oliva, a la plancha o al horno. Elegid a vuestro gusto.
Entre otras cosas, me he animado a traer esta receta para daros a conocer una miel diferente, la de aguacate, que muy amablemente nos ha regalado Domingo Pretel, es un matiz distinto para mejorar el sabor de las alitas.
Ingredientes:
- Alitas 500 g.- Ajos 2 dientes.- Pimentón de la Vera 1 cda. sopera.- Ketchup 1 cda. sopera.- Salsa brava 1 cda. sopera- Miel 1 cda. sopera.- Vinagre de Módena 1 cda. sopera.- Zumo de limón ½.
Elaboración:
Limpiamos las alitas de plumillas, si las traen, las lavamos y secamos con papel de cocina. Las separamos cortando por la articulación.
Las ponemos en un bol y les picamos los ajos. Añadimos el pimentón, el ketchup y la salsa brava y mezclamos bien. A continuación incorporamos el zumo de limón, la miel y el vinagre, impregnando bien las alitas. Dejamos macerar mínimo dos horas.
Yo las he metido en el horno a temperatura media-alta y las he dejado dorar. Si preferís freírlas en sartén, poned bastante aceite para que las cubra y cuando esté bien caliente echadlas dentro habiéndolas previamente secado con papel de cocina. Y si queréis ponerlas a la plancha, esperad a que la plancha esté en su máxima temperatura, retiráis parte de su maceración, que iréis agregando conforme se vaya consumiendo y girándolas para que se hagan por los dos lados. En ambos casos las retiráis cuando estén doradas. Les irán bien unas escamas de sal Maldon.