Madre mía la de veces que habré hecho esta receta, no puedo contarlas y es que desde que la descubrí ya no hago las alitas de otra manera y no quería que la cajita se fuese de vacaciones sin antes enseñárosla por que aunque tengáis que encender el horno es ideal para las cenas de verano frente a una buena peli o de charla con amigos, a los niños también les encantará.
De todos es conocido lo que nos gusta en casa el picante y el vinagre y las alitas nos chiflan, podemos comer y comer sin hartarnos como si fueran pipas una tras otra. ¿Os imagináis todo esto mezclado? wauuu, la bomba, una delicia de sabor y textura dejando la carne totalmente hecha, se despega del hueso pero a la vez super jugosa y con ese toque original que le aporta la salsa.
No os la perdáis!!
- 1 kg. de alitas de pollo
- 4 dientes de ajo
- 125 ml. de agua
- 75 ml. de vinagre de vino
- 2 hojas de laurel
- 2 cucharadas de salsa tabasco
- Aceite de oliva
- Sal
Picamos los ajos y los ponemos a dorar con un chorrito de aceite en una cazuela amplia.
Sazonamos las alitas y las añadimos, mezclamos bien durante 1 minuto para integrar los sabores y sofreímos hasta dorar ligeramente removiendo de vez en cuando.
Mientras, ponemos en una cazuela el agua, el vinagre de vino, las hojas de laurel y la salsa salsa tabasco y llevamos a ebullición, bajamos el lento y dejamos cocer 3 minutos.
Vertemos la salsa sobre las alitas y cocemos a fuego suave unos 10 minutos removiendo de vez en cuando.
Apartamos el fuego y colocamos las alitas en una bandeja de horno.
Colocamos el caldo en un bol.
Regamos las alitas con la mitad del caldo, metemos a hornear a 180º durante 30 minutos, cada 10 minutos regaremos con mas salsa hasta terminar con toda.
Servimos en una fuente con un poquito de salsa y aparte en una salsera pondremos el resto para servir al gusto.