La frase "está para chuparse los dedos" es ahora más que una expresión, es una realidad física porque esa salsa espesa, con todos los aromas de la naranja, el jengibre, la soja o el azúcar, se pegará a vuestras yemas creando un festival de lametones único.
¿Te atreves a hacerla con ese toque picante...? Pues... ¡mandiles arriba!
Ingredientes (4 personas)
- 1 kilo de alitas de pollo partidas
- Sal y pimienta negra molida
- Aceite para freír
- 1 vaso de zumo de naranja
- 1/2 vaso de agua
- 1 cda de Maicena
- 2-3 cdas de salsa de soja
- 2 cdas de azúcar moreno
- 1 trocito de jengibre picado
- 1 cdita de cúrcuma
- 1 cdita de Vinagre de arroz (o de vino blanco)
- Cebolleta y Chiles (opcionales)
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En una sartén combinamos todos los ingredientes de la salsa a excepción de la Maicena, las cebolletas y los chiles. Removemos bien para que se integren.
Llevamos a ebullición y dejamos reducir a fuego lento. A su ritmo... Unos 10-15 minutos.
Mientras tanto, salpimentamos las alitas de pollo y las freímos por tandas en una sartén con abundante aceite caliente. Las vamos sacando a un papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
Volvemos a la salsa. En un vaso con un poco de agua, añadimos la Maicena y removemos hasta que se disuelva. La vertemos en la salsa para que espese, para lo cual removemos ligeramente.
Incorporamos las alitas ya fritas en la sartén de la salsa y las vamos "bañando", que cojan bien todos los sabores y aromas.
Emplatamos las alitas y regamos con el resto de la salsa. Por último troceamos unos tallos de cebolleta fresca y unos chiles (si te atreves, claro) y coronamos la cima.
¡Que aproveche, hitchcookian@s!