Título original: All Cheerleaders Die
Año: 2013
Duración: 90 min.
País: Estados Unidos
Director: Lucky McKee, Chris Sivertson
Guión: Lucky McKee, Chris Sivertson
Música: Mads Heldtberg
Fotografía: Greg Ephraim
Reparto: Caitlin Stasey, Sianoa Smit-McPhee, Tom Williamson, Libertad Green
Productora: Modernciné
Mäddy Killian es una joven rebelde de 17 años del instituto Blackfoot con la misión de hacer caer al capitán del equipo de futbol. Se alistará a un grupo de cheerleaders para conseguir su propósito, pero una serie de trágicos acontecimientos harán que las chicas se vean empujadas a una batalla sobrenatural que culminará en una noche llena de mutilaciones que nunca olvidarán.
Las espectativas a veces juegan malas pasadas, ¡muy! malas pasadas. Aunque no siempre es una cuestión de proyección errónea en nuestra mente, lo aquí acontecido por el tandem Lucky McKee y Chris Sivertson, es un fiasco neandertal por parte de ambos.
Basándose en un cortometraje firmado también por McKee y Stiverson, de idéntico título y argumento, hace ya más de una década, nos presentan una tontería de proporciones mastodónticas.
Después de la estupenda May y la no menos elogiable, The Woman. El regreso de Lucky McKee bajo un título tan prometedor como el que aquí nos ocupa, y una sinopsis tan suculenta para el aficionado medio al terror; donde bonitas colegialas serían brutalmente masacradas -o así me lo imaginé yo- ponía los dientes largos a cualquiera.
No sé cuánto de culpa tiene McKee en dicha y nefasta contienda. No negaré que tuve ciertos temores iníciales al ver que un segundo director estaba en el proyecto, aunque, mi confianza ciega en McKee no me dejó ver mucho más allá de mis ojos.
Lamentablemente, esos temores se hicieron realidad. Al dejar atrás la magnífica escena inicial, de extremada sencillez, todo sea dicho, pero tan plausible y con el inconfundible sello McKee. Tanto, que ésta fue recompensada con aplausos y algunos vítores en el interior de la sala, una escena que no hace otra cosa que aumentar el hype presentado. Pero cada minuto que transcurría de película, todo se convertía en una oscura y putrefacta pesadilla inaudita.
No voy a entrar a debatir sobre quién de los dos directores tiene la culpa de semejante despropósito, o si ambos la tienen. Ni me importa la fidelidad de la película con el cortometraje, pues no lo había visto, ni me importaba en absoluto no haberlo hecho. Yo quería visionar al McKee de May y The Woman, vulgar, desvergonzado y sin prejuicios a la violencia, aunque fuera en clave de comedia. No quería a un director de videoclips haciendo su primer episodio piloto para el público adolescente.
Con tan buen inicio, pensamos que nos espera un digno espectáculo de terror cómico, sarcástico en el que vamos a pasar 90 minutos rabiosos e inolvidables. Nada más lejos de la negra realidad, el film se convierte en un infumable capítulo televisivo al estilo Embrujadas. Un producto tan mediocre que ni aunque te paguen por ello merece ser visto, y menos aún, recordado.
Amén de que la película aborda lo sobrenatural, cosa que no esperaba. Los efectos son lamentables, el desarrollo es paupérrimo y los personajes más planos que una tabla de surf. Quitando los primeros veinte minutos y alguna aislada escena como la del cepo, parece que McKee no ha puesto su potencial en All Cheerladers Die ¿o quizás no le han dejado? No lo sé. Esperemos que un próximo trabajo en solitario nos devuelva lo perdido.
Puntuación
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Machete
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Ayer era un hombre decente viviendo una vida decente. Ahora es un brutal salvaje que debe masacrar para mantenerse vivo.