Título original: Alleluia
Año: 2014
Duración: 93 min.
País: Bélgica
Director: Fabrice Du Welz
Guión: Fabrice Du Welz, Vincent Tavier
Fotografía: Manuel Dacosse
Reparto: Lola Dueñas, Laurent Lucas, Héléna Noguerra, David Murgia, Stéphane Bissot
Productora: One Eyed / Panique
Gloria viene de sufrir a un marido celoso. Michel se aprovecha de las mujeres para conseguir dinero. Los dos se encuentran, se acuestan y ella se enamora perdidamente. Gloria decide ayudar a Michel con sus estafas, pero, cuando los celos afloren, Gloria se verá abocada a la violencia.
Hace unos pocos días comentamos que Fabrice Du Welz, el director de Calvaire y Vinyan, tras seis años de inactividad ha estrenado dos films al mismo tiempo, Colt 45 y Alleluia, ambos vistos durante la 47ª edición del Festival de Sitges. La primera fue una grata sorpresa para un servidor, sin embargo, lamento decir que Alleluia, sin llegar al fiasco total, me ha dejado bastante frío.
Alleluia cuenta una historia real que ya ha sido adaptada al cine anteriormente en Los asesinos de la luna de miel y Corazones solitarios, en 1970 y 2006 respectivamente. La historia de Raymond Fernández y Martha Beck que durante tres años, entre 1949 y 1951, estafaron y mataron a ricas mujeres solteras. La versión de estos hechos ofrecida por Du Welz es vista desde un prisma que se enmarca y arranca en una edulcorada historia de amor, equivalente a ingerir un kilo de azúcar en cucharadas soperas, y para cuando ésta decide volverse amarga y terrorífica, ya no hay solución.
Con un montaje entrecortado y dividida en cuatro actos, la película tiene saltos temporales que justifican con el ritual de la vela, y así se ahorran de alguna forma explicarnos cómo la pareja, Michel y Gloria, entran en la vida de las distintas víctimas.
Escrito mano a mano por Du Welz y Romain Portrat, guionista de Calvaire, anterior film de Du Welz, han co-escrito el manuscrito junto a Vincent Travier, productor de Ocurrió cerca de su casa. El resultado final, no es desastroso, pero tampoco remarcable, es un guión predictivo en sus puntos clave y en el desarrollo de la historia, sin novedades ni sorpresas recónditas.
Contentos podemos hallarnos al decir que se mantiene en los límites de la cordura y coherencia argumental, y aún basado en hechos reales, la impresión es que parece extraído de un caso real en una columna lateral de un periódico local sin un gran número de lectores.
Pero lo que más me ha sorprendido de todo, es como Du Welz abandona esa precisión técnica mostrada en Colt 45, para hacer un desuso completo de todas esas alabanzas que merece Colt 45 en sus aspectos técnicos.
Alleluia tiene malos encuadres de plano, desenfoques del objetivo y mareantes giros de la cámara.
Sumado a la mala iluminación y fotografía de Manuel Dacosse (Amer) que en algunas de las escenas rodadas en interiores, diría más, carecen de ella y usan luz natural, muestran un elevado grano y oscuridad en la imagen que no dejan distinguir prácticamente nada. Por lo tanto, las mejores escenas, las de los asesinatos, están muy desaprovechadas la mayoría de veces. Bien se podría catalogar, salvo por algunas escenas de estas, de cine dogma.
A todo esto, desconozco si la intención era rodar con aspectos técnicos tan poco solventes, a mí criterio. Que no tiene porque ser el correcto, pero de ser a propósito, la película bien merece un aplauso. Aunque, seguiría sin compartir una opinión favorable sobre el resultado en su calidad técnica, más aún, después de ver lo que es capaz de realizar Du Welz en Colt 45.
Las correctas, aunque algo justas interpretaciones de Laurent Lucas como Michel (Calvaire) en su papel de amante discordante y la obsesiva Gloria interpretada por Lola Dueñas (Mar adentro), tampoco merecen mucho más que un simple visionado. Y lo siento, porque si alguien destaca de los dos protagonistas, esa es Dueñas, pero su interpretación me ha resultado artificiosa y poco creíble a lo largo del film.
La cuestión es que es un film bastante olvidable, pero puliendo esos aspectos técnicos tan poco cuidados, restando algo el tono edulcorado, quitando alguna escena como la de la canción cantada directamente a cámara y arreglando alguna pequeña incongruencia a nivel de guión, como el repentino abandono de la hija sin más ‘seguimiento’ que una simple llamada, la película hubiera sido un ejercicio más que digno.
Puntuación