El amiquí es una réplica gigante de la musaraña y se encuentra entre los mamíferos más extraños del mundo. Existen dos especies distintas, que, además, se parecen mucho: el almiquí de Cuba y el almiquí paradójico que vive en Haití.
El almiquí es un verdadero fósil viviente, de cuyos antepasados se han encontrado osamentas que datan de hace 30 millones de años. La morfología y la anatomía de este singular insectívoro demuestran que se trata de un animal extremadamente primitivo, que de alguna manera ha olvidado evolucionar.
A causa de sus costumbres nocturnas, el alquimí ha sido desconocido para los naturalistas durante mucho tiempo. Pasa el día en su guarida, un hueco de un árbol o una madriguera, de donde no sale hasta que cae la noche. Entonces se va de caza y su manera de andar se parece a la de un erizo.
Se balancea y avanza en zigzag, como si estuviera borracho. El alquimí es prácticamente incapaz de correr, y cuando intenta acelerar el paso, bajo los efectos del temor, tropieza a menudo y se enreda en sus propias patas.
Además de su gran parecido con las musarañas, con las que, por otra parte, no está emparentado, el alquimí se caracteriza sobre todo por su saliva venenosa. El segundo diente incisivo de cada lado de su mandíbula inferior posee una ranura comunicada con una glándula venenosa, de donde proviene su nombre latino de Solenodon, "diente surcado". El veneno es muy activo, incluso para los demás almiquíes, y cuando dos de estos animales se pelean, infligiéndose serias mordeduras, ocurre que uno de ellos muere envenenado.
Grupo:VertebradosClase: Mamíferos
Orden: Insectivoros
Familia: Solenodóntidos
Género y especie: Solenodon paradoxus (Alqimí paradójico).