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Alteraciones de la afectividad

Por Somospsico

Alteraciones de la afectividadTodos experimentamos ciertos estados afectivos a lo largo del día. Dependiendo de las circunstancias en la que nos encontremos y de cómo las interpretemos, reaccionaremos con una determinada respuesta emocional u otra. Así, ante una mala noticia nos sentiremos tristes y abatidos, mientras que ante una buena nos mostraremos alegres y entusiasmados.

Sin embargo, existen ciertas condiciones en las que este afecto puede verse alterado de forma no deseada, de manera que aparezcan dificultades que modifiquen el curso normal de nuestras emociones.

En muchos trastornos psicológicos, como es el caso de la depresión, la esquizofrenia o la manía, podemos llegar a expresarlas de un modo inapropiado, de forma que la relación con nuestro entorno (y con nosotros mismos) llega a verse deteriorada.

Por citar algunas, vamos a referirnos a tres alteraciones de la afectividad que son muy propias de los estados esquizofrénicos, aunque también pueden aparecer en episodios depresivos o en ciertos trastornos de la personalidad. Son el embotamiento afectivo, la rigidez afectiva y la paratimia.

El embotamiento afectivo consiste básicamente en una enorme dificultad para experimentar emociones, de forma que a pesar de la ocurrencia de sucesos trascendentes para el individuo, este parece como un robot incapaz de sentir lo más mínimo. Suele entenderse como un método de defensa ante la posible aparición de sentimientos de dolor o miedo.

En la rigidez afectiva, a la persona le cuesta mucho deshacerse de una determinada emoción, manteniéndola durante mucho tiempo. Por ejemplo, alguien puede mostrarse enfadado por una circunstancia concreta y no poder modificar su estado de ánimo hasta pasados unos días.

Finalmente, la paratimia (también llamada inadecuación afectiva) se refiere al problema que presentan algunas personas para mantener un afecto apropiado al contexto en el que se produce. Por ejemplo, cuando alguien comienza a reírse en un entierro o a llorar durante una fiesta.

Aunque hay muchas otras alteraciones, todas en el fondo vienen a reflejar un estado en el que el individuo ha perdido un poco el control sobre sí mismo, de forma que cognición y emoción han sufrido una cierta ruptura.

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foto|graur codrin


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