¡Hola a todo el mundo! En este sábado, vengo a ofreceros la reseña de un interesante libro que me regalaron durante el curso de corrección. Resulta que nuestro único compañero (todas eramos chicas) esta intentando revitalizar una pequeña editorial con un socio, se llama ediciones Queimada, por si os interesa buscarla. Están empezando a publicar sobre todo libros de temas de interés social, como este, que trata el duro tema del maltrato a la mujer, del que tanto luchamos por librarnos. Su autora, Lenore E. Walker, es una psicóloga feminista, que se especializó en el comportamiento de la mujer maltratada, ayudando a muchas, acuñando nuevos términos como el Ciclo de la Violencia, o el Síndrome de la mujer maltratada. Con el tiempo, comenzaron a llamarla para que testificara como perito experta en juicios de mujeres que habían sufrido la violencia, y habían contraatacado, matando a sus agresores. Y es que, precisamente de ellas trata el libro: de las que se negaron a morir a manos de sus maltratadores, y en lugar de eso, acabaron con ellos. La sociedad aún no comprende muy bien a la mujer maltratada. Se parte de la base de que el desequilibrio, la violencia en la pareja surge debido a lo tremendamente sexista y machista que sigue siendo nuestro mundo. Sigue habiendo una fuerte división de roles de género, y una gran serie de tópicos sobre hombres y mujeres. Y también se tiene la falsa idea de que la mujer maltratada es normalmente, una mujer inclulta, sumisa, débil, incapaz de abandonar a su maltratador aun cuando su vida corre peligro, y también que las situaciones de maltrato se dan siempre entre las clases socioeconómicas más humildes, estando los ricos y poderosos exentos de esta lacra. Desde su experiencia profesional, y con una visión sencilla y humana, la doctora Walker trata de rebatir estos tópicos, y de hacer entender a juez, jurado, y lo que es más difícil, a la sociedad en general, como funciona la trampa de la violencia de género, y que es lo que lleva a una mujer atrapada en ella a reaccionar de repente con la misma fuerza bruta que usan contra ella, y matar a su agresor.
En el libro, la doctora Walker ilustra todos los conceptos que quiere explicar con las historias reales de mujeres en cuyos procesos judiciales ha colaborado cono asesora y perito experta. Una de las cosas más interesantes es como detectó por primera vez el patrón que existe en todas las parejas donde hay maltrato, que ella llamó Ciclo de la Violencia. En este terrible ciclo, todo comienza normalmente con abusos verbales, amenazas y maltrato psicológico. Después, se llega a la violencia física, con un episodio agudo de agresión. Y finalmente, está la fase de calma, en la cual, el maltratador se muestra tranquilo y cariñoso, rogando a la mujer que vuelva con él, diciendo que cambiará, que todo va a ir mejor, y toda esa serie de promesas que, como sabemos, nunca se cumplen, pues después de esta fase de calma estalla de nuevo la tormenta, y el ciclo se repite de nuevo. En cuanto al Síndrome de la mujer maltratada, otro término que Lenore Walker suele utilizar, se trata de como se ven reflejados en estas mujeres muchos síntomas del estrés postraumático. Esto lleva a las víctimas de malos tratos a activar ciertas defensas psicológicas, desde culparse a ellas mismas de la horrible situación que viven, y tratar de apaciguar en todo a su agresor, minimizando así el riesgo de una nueva paliza; hasta tomar medidas extremas y matar para sobrevivir. El miedo en que viven inunda sus mentes, bloquea sus reacciones y sus posibles salidas. Por lo tanto, cuando una mujer maltratada mata, no lo hace por ira, ni venganza, sino por miedo. Un miedo atroz que sin embargo, no es fácil de ver, puesto que muchas entran en un estado de shock. La doctora Walker describe como la mayoría de ellas no lograban recordar que pasó, cómo mataron exactamente a sus compañeros violentos. Y también encuentran muy difícil explicar sus historias, el miedo que tenían, o lo que sintieron exactamente al saber lo que habían hecho. Es complicado entonces que no sean condenadas, injustamente, por supuesto, puesto que obraron en defensa propia, pero en estos casos, los jueces suelen buscas signos de arrepentimiento, y no todas ellas se arrepienten de lo que hicieron, o saben expresarlo, debido al bloqueo emocional que sufren. Es el trabajo de Lenore Walker como perito experta tratar de que el jurado y el juez comprendan todos estos mecanismos de defensa psicológicos, que entiendan mejor a la mujer a la que van a juzgar, y que puedan ponerse en su piel y acercarse lo máximo a cómo ella se sentía y se siente. Pero además, el libro trata también otros temas de importancia que pueden afectar al desarrollo del caso de una mujer maltratada que ha matado a su agresor, como por ejemplo, el delicado tema de los niños, que son testigos mudos de toda la violencia que se desata a su alrededor, o muchas veces también víctimas de abusos físicos y hasta sexuales (la sospecha de incesto fue, de hecho, lo que llevó a matar a algunas de estas mujeres) y también el tema del racismo, puesto que, en los casos de mujeres negras fue más complicado conseguir la absolución o una condena más suave. Igualmente, ya hemos mencionado el tema de la posición social y económica: el maltrato no entiende de dinero, y en muchos casos, como uno de los que se expone en el libro, a veces es mucho peor cuando se da en una pareja adinerada. Las mujeres de las clases más pobres pronto comprenden que tienen a donde ir: familiares, refugios; y se suelen poner a sus servicio los recursos necesarios para salir de esa situación tan dura. Sin embargo, no es así con las mujeres ricas que sufren violencia. A menudo, callan, pensando que desvelar el horror que sufren causará un escándalo que pueda perjudicar los negocios y contactos sociales de su marido. No tienen tan a mano el apoyo familiar, y entendiendo que poseen recursos económicos, no se las admite tan fácilmente en los refugios para mujeres maltratadas. Sin embargo, es engañoso que tengan recursos, puesto que es el maltratador quien controla la economía y el patrimonio de la familia. Son cosas que pueden afectar, y mucho, al veredicto final que puede cambiar para siempre la vida de una mujer que, un buen día, harta de sufrir, tomó las riendas y cortó por lo sano con la violencia, tristemente, teniendo que matar para ello.
A lo largo del libro, Lenore Walker comparte también algún detalle de cómo este bonito pero duro trabajo ha afectado a su vida personal. Nos habla de todo lo que tuvo que aprender para ejercerlo, de como se tuvo que sumergir en el frío mundo de los tribunales, donde más de un fiscal y abogado de la acusación recurrieron a todo tipo de tretas para desprestigiarla (desde acusarla de ser una feminista radicar que proponía asesinar a todos los hombres, hasta inmiscuirse de un modo nada ético en su vida personal) o de los muchos jueces cerrados de mente y un tanto machistas que ni siquiera quisieron escuchar su testimonio como experta. También, nos cuenta el duro episodio vivido cuando una socia y amiga suya recibió a las puertas de un tribunal tres disparos por parte de un marido violento. Sobrevivió, pero quedó postrada para siempre en una silla de ruedas, aunque siguió trabajando después con más fuerza si cabe. Pero no es negativo todo lo que nos cuenta, también nos habla de muchos jueces sensatos y comprensivos que se abrieron a escuchar lo que tenía que decir en defensa de las mujeres, de abogados rivales de los que aprendió muchísimo, o de miembros del jurado que quisieron aprender más y acudieron a sus cursos y seminarios. Todo este trabajo forma ahora parte de su vida, y ella sigue publicando libros y artículos sobre la violencia de género, y ayudando en todo lo posible a que esta desaparezca de nuestra sociedad.
Sin duda este libro ha sido una lectura muy instructiva e interesante, narrada desde el punto de vista de una mujer inteligente, sensible y compasiva, que ha conocido de primera mano este tema que a todos nos debería preocupar. Acabar con la violencia de género no es cosa de las autoridades, las instituciones, el gobierno, o de la intimidad de la pareja; sino que es cosa de todos. Es responsabilidad nuestra, como ciudadanos, buscar que nuestra sociedad sea cada vez más justa y mejor. Y sin duda, lo será cuando las mujeres dejen de sufrir violencia en sus casas, por parte de los hombres que deberían respetarlas y amarlas en lugar de ser violentos con ellas. Para esto, ya lo hemos comentado más de una vez en este blog (sobre todo cuando hablamos de Jean Shinoda Bolen y sus arquetipos) es necesario que modifiquemos nuestro pensamiento, rompamos nuestros tópicos y flexibilicemos los roles de género. Es importante que miremos más allá de hombre o mujer, y veamos al ser humano en sí. Solo cambiando la estructura de nuestra mente, podremos cambiar nuestra sociedad para que haya igualdad real. Y por supuesto, al maltratador tolerancia cero. Si eres mujer y él te intenta controlar en todo, se muestra agresivo muchas veces, te menosprecia... ¡no esperes a la primera bofetada, vete ya! No caigas en la trampa. Y si eres un hombre fuerte y bueno (que por suerte quedan muchos) señala con el dedo al que pegue a una mujer, y dale donde más duele: dile que no tiene derecho a llamarse hombre si no la respeta como es debido. Con esto terminamos ya, cerrando esta entrada sobre un tema social tan importante como este. Nos vemos pronto. ¡¡Hasta luego!!