Revista Arquitectura

Amigo Armando Oyarzún Kong

Por Adelriom

 

Amigo Armando Oyarzún Kong

http://www.youtube.com/watch?v=LGFwloDX5DI

Discurso leído en el Homenaje a Armando Oyarzún Kong

Mi querido Armando:

Decidí que la mejor manera de rendirte este tributo era escribirte una carta, sabiendo que la escucharás desde el lugar donde hoy habitas. Sin embargo, hubiera preferido que las circunstancias para recordarte hubieran sido otras.

Comenzamos nuestra amistad haciendo lo que pensábamos más nos gustaba, trabajando juntos en la enseñanza de la Arquitectura.

Cuán equivocados estábamos, con el tiempo descubriríamos que los que nos interesaba a ambos era poder convocar en nuestros alumnos el deseo de crecer, de enfrentarse al temido discurso arquitectónico y materializarlo. Mal que mal, y como muchas veces lo conversamos, era la base para que cada uno de ellos pudiera enfrentar su propia vida. Así es, muchos de ellos llevan reservadamente en su corazón un agradecimiento a ese tiempo, a esa frase, a ese aliento que les llegaba en el momento adecuado.

Y que visión la tuya, al mirar unos ojos tristes, para descubrir a una persona angustiada, a un hermano menor pidiendo ayuda. Infinitas veces te fuiste llevando en la espalda pesadas cargas heredadas por las injusticias de la vida, por procesos propios de la madurez o simplemente, por tristezas que acompañan a la juventud.

Sin embargo, fuiste pleno en ello. Y lo fuiste porque cada uno de ellos se iba con una pequeña luz de esperanza, con su vocación fortalecida, con la certeza de que alguien sí los escuchaba y contenía.

Haces falta, amigo. Haces falta para poder seguir acompañado en esta labor que nos debe motivar a todos y cada uno de los que aquí estamos, aquella de entregarse sin límite, sobrepasando la obligación horaria y académica.

Nos dejas un legado que se transforma en obligación. El compromiso de haberte conocido y comprendido tu forma de ser y hacer las cosas nos confronta con la necesidad real de hacer escuela, donde la arquitectura sea un medio para ser feliz. Así de simple. Ser feliz, y con ello, hacer felices a otros.

Amigo, me comprometo a seguir en ese camino, a la búsqueda de la felicidad que cada uno de nuestros alumnos debe encontrar por medio de la arquitectura. A buscar la felicidad para que la vida tenga un sentido profundo y duradero, a seguir predicando con el ejemplo demostrando a cada uno de los que te conocieron y a los que les predecerán que el encuentro de la alegría de vivir se hace siempre, con libertad, con las ganas verdaderas de romper los paradigmas y crear, día a día, todos los días, toda la vida.

Haremos escuela, Armando, como tú la querías. La haremos con el compromiso de todos aquellos que entienden que esta casa debe ser de todos los que deseen construirla. El compromiso se sella contigo como testigo.

Ya dejaste los lugares que te son conocidos y recorres aquellos que desconoces. Ya sabes que la búsqueda de la verdad impulsa a seguir, hasta encontrarla, como una luz que nunca se extingue.

Sé , amigo, que me estás escuchando desde donde ahora habitas, pues sé que ese lugar es el corazón de todos los que aquí estamos.

Armando, querido Armando, te llevaremos siempre en el corazón.


Amigo Armando Oyarzún Kong
Amigo Armando Oyarzún Kong
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