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Amistad a prueba de pelos

Publicado el 09 julio 2013 por Rubison
Te miras al espejo, de frente, sin cursiladas y te dices: "Todo saldrá bien, seguro. A veces estas cosas funcionan". Sientes que tienes todo controlado y que de paso puedes ahorrar un poco, como si se tratase del catálogo de ofertas de Venca que llegaba a tu casa. 
Suspiras y resoplas. Dices: "¡Vamos allá, cuerpo! Vamos, muchacha"
Vuelves a mirarte, ahora de perfil, como cuando quieres ver si te ha salido un poco de tripa. Te revuelves el pelo y comentas que donde vas así en la vida, con esa melenaza. "¡Lo vas a conseguir" Se te dibuja en la cara una sonrisa boba imaginándote por las playas de Niza y Saint Tropez, a lo Carlota de Mónaco con una pamela con el pelo al viento. Te ríes sola de pensar Ohhh... ¡¡Qué felicidad!! 
Amistad a prueba de pelos
Vestida con una camiseta de propaganda con las mangas cortadas, a lo rockera que sabe quienes son "Los Ramones", a pesar de que solo se quien es Manolo Caracol. Sin sujetador, con mirada de alimaña valiente. Para esto nunca sin chanclas. 
Coges las herramientas, a punto estás de hacer historia. Hacerte un hueco en el mundo del estilo, como Vidal Sassoon. En una mano, el pulverizador (Suspiro-Resoplo) y en la otra, las tijeras. Voy a cometer una locura, como si fuera por amor. Como Melibea, como Julieta, como Marifé de Triana. Mojas y cortas. ¡Ya! Solo han quedado algunos escalones, pequeños e imperceptibles. Lo que hace ser poco dada los dispendios. No es que sea tacaña, es que no me gusta que me engañen. Son dos cosas diferentes. 
Amistad a prueba de pelos
Se acabó, hasta me he hecho unas capas. Un día vi a un mendigo cortarse el pelo solo, en una parada de autobus frente a Atocha. Pensé que yo también podía hacerlo. Y aquí me tenéis, contando como me he cortado el pelo, como si fuera la cruzada de la Santa Inquisición. Hacedme caso, no os cortéis el pelo en casa, casi siempre queda mal, pareces un oso panda aunque tu te veas como la mismíma Beckham. 
De toda la vida tengo un trauma. Corrían los años 90, las mechas más largas en la parte delantera eran lo más, jugando a las peluqueras con mi mejor amiga. Me enrolló el pelo en un cepillo redondo y adiós mechas delanteras. Tuve durante meses un flequillo de 1 mm de largo con una diadema que no me quité jamás en público. En aquel entonces, eché a mi amiga de casa, grité que la echases.
Ella se fue como alma que lleva el diablo, pero con el tiempo nos perdonamos. Total, el pelo crece, pero ¿Y hasta que lo hace? Pareces a Miss Potato. Eso sí, no me ha vuelto a poner un dedo en el pelo. 

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