Ampollas Cómo tratar

Es uno de los grandes males del corredor y no siempre tiene porque ser algo que solamente le pase a los novatos, en cualquier momento, por culpa de un calcetín, del sudor, o de una zapatilla, al pisar un charco, se nos acabe formando una ampolla en un pie.

Al final, no deja de ser una molestia que nos impide correr como es habitual, es normal que por culpa de ese dolor vayamos más lentos o aguantemos menos, como es totalmente lógico, por mucho tesón que tengamos, el daño es inevitable cuando aparece este enemigo común.

Como siempre, la mejor solución reside en prevenir, cuando decimos que una buena idea es  untarse los pies y las zonas sensibles con vaselina es por algo, porque esto evitará, en medida de lo posible esas rozaduras tan incómodas y ese imprevisto.

Pero cuando aparece y es irremediable, es necesario seguir unos pasos para tratarlo de forma correcta.

Aunque en internet aparecen mil historias de pinchar la ampolla con una aguja para dejar salir el líquido interior, hay que ir con sumo cuidado porque esta práctica puede suponer un riesgo de infección, que como siempre si las cosas se hacen bien no tiene porque ocurrir.

En el caso de las ampollas, y dependiendo de la zona tenemos en la farmacia algunos productos que pueden ir bien, como es el caso de Compeed, por ejemplo, con lo que recubriremos la ampolla hasta que cure definitivamente, pero en otras lo más normal es seguir un tratamiento más tradicional.

En mi caso, siempre que ha pasado he decidido desinfectar con una solución yodada, aunque también pueden servir baños con agua y sal en la zona afectada.

El problema de este tipo de males es que su curación es lenta y eso significa tener muchísima paciencia, saber esperar y en ocasiones, si fuera necesario, para de correr, evitando que se nos haga todavía más grande, o tarde más en cicatrizar, y eso de tener que paralizar los entrenos, para un corredor puede convertirse en un suplicio…