Anastasio Somoza El general Anastasio Somoza tomó el poder en Nicaragua en 1936. Pasó a ser presidente en 1937 y gobernó el país durante los siguientes 20 años. Somoza acumuló una gran fortuna personal y estableció un régimen dictatorial.
Anastasio Somoza Anastasio Somoza (1896-1956), militar y político nicaragüense, presidente de la República (1937-1947; 1950-1956), encabezó y formó una dinastía de dictadores, los cuales gobernaron Nicaragua, con el apoyo de Estados Unidos, durante más de cuatro décadas, a veces a través de presidentes propicios designados por ellos.
2 ASCENSO AL PODER
Hijo de un rico cafetalero, Anastasio Somoza García nació el 1 de febrero de 1896, en San Marcos, en el departamento de Carazo. A los catorce años, fue enviado a Estados Unidos, donde comenzó a estudiar Contabilidad en la ciudad de Filadelfia. Dos años después, regresó a Nicaragua, que entonces era un protectorado estadounidense, e hizo amistad con numerosos marines de ese país. Tras entrar en el mundo de la política, militó en el Partido Liberal. En 1926 fue requerido como intérprete personal del comandante supremo de las fuerzas de ocupación estadounidenses, el general Logand Feland, y en 1929 fue, durante un breve periodo, secretario personal del general y presidente José María Moncada. El año 1933 fue muy importante para la historia de Nicaragua y en la biografía del propio Somoza; en enero, su tío político Juan Bautista Sacasa accedió a la presidencia del país, y el protectorado y la ocupación estadounidense finalizaron; asimismo, en ese mismo año, Somoza accedió al cargo de jefe de la Guardia Nacional (creada en 1927 y adiestrada por asesores militares estadounidenses) como general de división, graduación que le fue concedida por su intervención en la guerra civil que había enfrentado a los nicaragüenses entre 1926 y 1927. Igualmente en 1933, se produjo el acuerdo para la firma de la paz entre el líder guerrillero liberal Augusto César Sandino y el presidente Sacasa. Sin embargo, al año siguiente, Sandino fue asesinado por miembros de la Guardia Nacional, después de que Somoza promoviera la captura del revolucionario y su inmediato fusilamiento, justo cuando el guerrillero estaba negociando el definitivo final de las hostilidades con Sacasa.3 PRESIDENTE Y DICTADOR
El 9 de junio de 1936, Somoza depuso a su tío, el presidente Sacasa, y de inmediato se hizo elegir presidente de la República, cargo al que accedió por vez primera el 1 de enero de 1937. Ya no dejaría la dirección dictatorial de la política nicaragüense hasta su muerte. En ese año 1937, convocó una Asamblea Constituyente que decidió que su presidencia se prolongara, al menos, hasta 1947. Pese a ello, en 1944, promovió una reforma constitucional para prorrogar su mandato y, en julio de ese año, estallaron una serie de disturbios que hubieron de ser reprimidos. Llegado el momento, en 1947, decidió no presentarse como candidato presidencial y apoyar a Leonardo Argüello, septuagenario dirigente del Partido Liberal Nacionalista (el mismo partido de Somoza), quien resultó ganador de los comicios, fraudulentamente manipulados por los somocistas. Una de las primeras decisiones que tomó Argüello, que juró el cargo el 1 de mayo de 1947, fue destituir a Somoza al frente de la Guardia Nacional. Su reacción no se hizo esperar: 25 días más tarde derrocó a Argüello y en su lugar puso a Benjamín Lacayo Sacasa, quien presidiría la República, nominalmente, hasta el 15 de agosto. En esta fecha pasó a desempeñar el cargo un tío de Somoza, el también anciano Víctor Manuel Román y Reyes, elegido para ello poco antes. Durante la presidencia de Román y Reyes, Somoza, como ministro de la Guerra y director y jefe de la Guardia Nacional, nunca dejó de controlar el poder efectivo. En esos años, desactivó las continuas revueltas promovidas por los seguidores del ex presidente Emiliano Chamorro Vargas, el dirigente del Partido Conservador en el exilio. Román y Reyes falleció el 6 de mayo de 1950, y Somoza no dudó en sucederle de inmediato como presidente de la República. Al mismo tiempo que contaba con la Guardia Nacional para mantenerse en el poder, distribuyó puestos gubernativos entre la oposición conservadora no partidaria de Chamorro. Incluso con el propio Chamorro pactó el dictador, quien le permitió, en 1949, retornar a Nicaragua y enfrentarse a él en las elecciones presidenciales del 21 de mayo de 1950. Como era de esperar, estos comicios fueron ganados por Somoza. Amasó una enorme fortuna personal por medio de la apropiación de recursos del Estado, pero no fue insensible al progreso social y económico, e incrementó en gran medida las exportaciones nicaragüenses. En 1954, estalló una rebelión de los oficiales de la Guardia Nacional, brutalmente reprimida. En esa conjura estuvieron implicadas personalidades como el poeta Ernesto Cardenal o el periodista Pedro Joaquín Chamorro. También en 1954, en el contexto de la política exterior, siempre fiel a los intereses estadounidenses, participó en el intento de derrocar al presidente costarricense José Figueres y, más decididamente si cabe, en el que provocó la renuncia del guatemalteco Jacobo Arbenz Guzmán (ambos caracterizados por su significada política progresista). El 21 de septiembre de 1956, mientras tenía lugar una fiesta en su honor en León, cuando iba a ser nuevamente elegido candidato presidencial del Partido Liberal Nacionalista, resultó gravemente herido en un atentado perpetrado por un joven poeta, Rigoberto López Pérez, el cual murió acribillado en el acto. Somoza fue trasladado al Hospital Gorgas, en la Zona del Canal de Panamá, en un avión enviado por el presidente estadounidense, Dwight David Eisenhower, pero falleció en ese centro sanitario ocho días después. Le sucedió su hijo mayor, Luis Somoza Debayle, quien ejerció la jefatura del Estado hasta 1963. Su otro hijo, Anastasio Somoza Debayle, tres años menor que Luis y a quien se solía llamar Tachito para diferenciarle de su padre (apodado Tacho), también ocupó la presidencia de la República, protagonizando una cruel dictadura que finalizó en 1979 con su derrocamiento por la Revolución Nicaragüense dirigida por los sandinistas, los cuales, en 1962, habían recogido el testigo de Augusto César Sandino.