Revista Cultura y Ocio

¡Ánimo! ¡Ánimo que se termina!

Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton

¡Ánimo! ¡Ánimo que se termina!

Es sabido que para concretar ilusiones no basta con estrenar almanaque. Nada cambiará tanto entre el fin de este año y el promisorio año nuevo. Estoy convencida que la clave para cumplir nuestros sueños es recorrer el camino, probar por senderos casi invisibles, abriéndonos paso, ajenos a la inmediatez. Sin embargo… ¡vaya que 2020 ha hecho méritos para que deseemos que termine y poder así subirnos a la ilusión de un nuevo comienzo! Sí… va siendo hora...

Recibimos al 2020, como siempre, con el ritual profundo de la fe, los brazos abiertos pródigos en buenos deseos. Sin embargo... no funcionó. Se rompió apenas lo comenzamos a caminar, hacia finales de febrero. Como una ligera rajadura en un jarrón de cerámica primero se insinuó casi sin dejarse ver, para luego prolongarse veloz, sin que podamos hacer nada, hasta romperlo todo en mil pedazos. El mundo se detuvo y todavía estamos pensando cómo fue que sucedió, cómo seguirá todo. Las cosas más elementales se nos volvieron extrañas, tuvimos que repensar desde cómo saludarnos, hasta cómo y dónde vivimos. Tuvimos que apelar a lo más insondable de nosotros para descubrir qué hacer con tanto tiempo libre, o, cómo parar la vorágine de tiempo ocupado en incontables reuniones virtuales. Nos vimos obligados a afinar la mirada mientras lo que creíamos cotidiano y conocido desaparecía o se nos volvía extraño. Pasamos de redescubrirnos y sorprendernos por cuánto nos conocíamos a observar con inquietud qué poco sabíamos de nosotros mismos y lo que nos rodeaba.

¿Será éste el año en que hayamos aprendido que no hay lugar para afirmaciones categóricas? Ojalá. Porque lo único que está seguro acerca de nuestro futuro es que nos necesitará a todos y todas con la cabeza abierta dando cada uno lo mejor y más empático de sí. No habrá “una” verdad sino múltiples como múltiples somos los seres y la geografía de este planeta que habitamos y que tenemos la responsabilidad de preservar. Los problemas complejos requieren de miradas distintas, cuanto mas distintas a las nuestras, mejor. Miradas que nos provoquen a la reflexión para entre todos juntos, transformarnos. No hay lugar para pensamientos en son de blanco y negro. El color del futuro será uno que todavía no conocemos. Ojalá brille.

Rescato en este fin de año una propuesta de Mafalda, siempre vigente. Dice así: “¿por qué en este año que viene no iniciamos de una buena vez la tan postergada construcción por un mundo mejor? ¿Eh? ¿O es que algún zanahoria nos perdió los planos?”. Brindo porque los planos para la construcción de un mundo mejor emerjan del lado más sensible y consciente de nuestro ser y juntos pongamos, de una buena vez, manos a la obra.


Pd. Dice mi archivo Word que su nombre es “Fucking 2020”. Lo dudé, sin embargo, preferí titular con palabras más animosas el post... 

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