El Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy rinde homenaje este año a dos de los nombres fundamentales de Walt Disney Animation Studios. John Musker y Ron Clements han formado a lo largo de 40 años un tándem inseparable que les ha convertido en dos de los responsables de la etapa más exitosa de la compañía. Ambos participaron ayer en una conversación online sobre su trabajo y sus películas.
Retirados desde 2018, aunque ocupados en proyectos personales, ellos han visto crecer la compañía desde que era un pequeño estudio con 40 trabajadores hasta el inmenso proyecto empresarial que es en la actualidad. Froman parte de la generación que siguió a los denominados "Nine Old Men" (los Nueve Ancianos), aquellos pioneros que junto a Walt Disney dieron vida a la empresa. Cuando Musker y Clements se incorporaron a la compañía en los años setenta, la mayor parte de los "Nine Old Men" aún trabajaban, y algunos fueron sus mentores, como Frank Thomas y Eric Larson, maestros de animadores de Walt Disney que han formado a algunos de los directores más exitosos de la compañía.
John Musker
Ron Clements y John Musker representan también el cambio de la animación tradicional a la animación CGI, principalmente impulsada por la entrada de Pixar en la empresa, aunque ellos solo dirigieron una película con animación digital Moana (2016). Al tándem se le deben otras seis películas de Walt Disney Animation que marcaron el camino de la nueva animación: Basil, el ratón superdetective (1986), La sirenita (1989), Aladdin (1992), Hércules (1997), El planeta del tesoro (2002) y Tiana y el sapo (2009).Sobre sus primeros pasos en la animación, recuerda Ron Clements: "Cuando tenía 9 años ví la película Pinocho (Norman Ferguson, T. Hee, Wilfred Jackson, Jack Kinney, 1940), y me obsesioné con ella. Era la mejor película que había visto". Una vez en Los Angeles, comenzó a trabajar como dibujante en Hanna-Barbera hasta que fue aceptado en el Disney's Talent Development Program, y trabajó como aprendiz de Frank Thomas. Los primero pasos de John Musker fueron parecidos: "Cuando tenía 5 o 6 años vi La bella durmiente (Clyde Geronimi, 1959), y decidí que quería ser dibujante. Para mí una gran influencia fue el trabajo de Chuck Jones. Pero cuando quise entrar en el Disney's Talent Development Program me rechazaron, porque decían que mis dibujos eran demasiado rígidos. Pero me admitieron en el Character Animation Program, más enfocado a la televisión y fui compañero de clase de John Lasseter y Henry Selick. Tim Burton también estudió allí, pero estaba en un grado superior". Su colaboración como directores se ha extendido a lo largo de 40 años. Ron Clements dice: "Creo que el secreto es que ambos empezamos trabajando en storyboards, que tenemos los mismos referentes, las mismas influencias. Tratamos de encontrar una historia que nos guste contar. John suele empezar a escribir el guión, explorando muchas ideas, incorporando muchas notas en los diálogos, en las escenas... Y yo de alguna manera uso todas esa anotaciones e ideas para terminar el guión". John Musker añade: "Algunos equipos de directores se dividen todo el trabajo. Pero nosotros podemos hacer tanto una secuencia dramática como una secuencia cómica y divertida. Ambos decidimos qué secuencias queremos hacer. Y colaboramos siempre en el cásting de voces y el cásting de animadores".
Ron Clements
Para ellos, es muy importante tener una historia suficientemente interesante que contar: "En La sirenita (1989) tuvimos que plantearnos por qué queríamos contar esta historia con animación", dice John Musker. "Estas películas tiene que crear un mundo. ¿Qué tipo de mundo queremos ofrecer? Y hay que mostrar ese universo desde un punto de vista diferente". Los dos directores se beneficiaron de la etapa en la que Walt Disney estaba dirigida por Jeffrey Katzenberg al frente de The Walt Disney Studios en los años ochenta, que fue el comienzo del crecimiento de la compañía, hasta que la abandonó para crear Dreamworks. Él inició los llamados "gong-show", reuniones en las que los animadores presentaban sus ideas para futuras películas. Allí Ron Clements planteó la adaptación del cuento de Hans Christian Andersen "La sirenita" (1837), pero fue rechazada porque se había estrenado recientemente Un, dos, tres... Splash (Ron Howard, 1984). Al día siguiente, sin embargo, Jeffrey Katzenberg pidió a Ron Clements que hiciera un tratamiento más largo de la historia. La música es fundamental para Ron Clements y John Musker. Y ellos han sido los primeros en incorporar compositores de Broadway a las películas de Disney. El productor David Geffen les presentó a Howard Ashman, que junto a Alan Menken, había estrenado en Broadway el musical The little shop of Horrors (1982). "Me reuní con él en Nueva York y le hablé de La sirenita, y la idea no le gustó al principio, finalmente pudimos convencerle de entrar en el proyecto. Y creo que Howard Ashman y Alan Menken cambiaron el futuro de Walt Disney. Desgraciadamente, Howard Ashman falleció antes de poder terminar Aladdin (1992) y Alan Menken comenzó a colaborar con Tim Rice".También fueron los primeros en incorporar a Lin-Manuel Miranda al universo de los estudios Disney: "Comenzamos a trabajar con Lin-Manuel Miranda para la película Moana. Él por entonces había triunfado en Broadway con el musical In the Heights (2008). Y nos comentó que estaba trabajando en un proyecto en el que quería contar la historia de uno de los padres fundadores de los Estados Unidos utilizando música hip-hop. Y yo le dije: "Ah, ok". Eso se convirtió años más tarde en Hamilton, el musical de más éxito de la historia de Broadway". Ron Clements y John Musker vivieron uno de los momentos más complejos de Walt Disney Animation, cuando la entrada de Pixar y Dreamworks en el panorama de la animación comenzó a hacer mella en las producciones de la compañía. Esta situación se solventó con la colaboración entre Pixar y Disney en algunas de sus producciones, y la posterior adquisición de la primera por parte de la segunda. De hecho, John Musker y Ron Clements dejaron la compañía en 2005, después de que Walt Disney decidiera abandonar definitivamente la animación tradicional. Pero John Lasseter rescató a los directores para que desarrollaran Tiana y el sapo (2009), y les dio libertad para elegir si querían utilizar animación tradicional o CGI. En cierto sentido, fue un proyecto hecho a contracorriente, en un momento en el que las herramientas digitales eran fundamentales. Así que su última película, Moana (2016), sí fue realizada en CGI. John Musker recuerda: "Tuvimos que adaptarnos a las nuevas tecnologías. En animación tradicional el proceso de trabajo es más lineal: storyboards, dibujos, fondos..., mientras que en CGI el proceso es más en forma de zig-zag, haciéndose muchas cosas al mismo tiempo". Ron Clements y John Musker son dos de los últimos grandes maestros de la animación que han trabajado en Walt Disney Studios. Ambos están retirados desde 2018 pero ofrecen conferencias y encuentros como al que pudimos asistir ayer en Annecy 2020. Una conversación dinámica, divertida, plagada de anécdotas, cuyas vivencias son parte de la historia de la animación. Y un sentido del humor aún brillante. Ron Clements, de hecho, está escribiendo un libro sobre su experiencia. "Estoy escribiendo un libro en el que repaso mis 45 años de trabajo en Walt Disney". "¿Y John Musker aparece en el libro?", le pregunta irónicamente el moderador. A lo que John Musker responde: "No, a mí ni siquiera me menciona". (LOL)