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Antes de la Medianoche

Publicado el 20 julio 2013 por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton
Antes de la Medianoche
Celine y Jesse intuyen que podrían ser protagonistas de un gran amor en sus veinte Antes del Amanecer, dudan y se atreven en sus treinta Antes del Atardecer, y lo confirman en sus cuarenta, Antes de la Medianoche. Siempre con una estética homogénea, con sus cuerpos cambiando con el paso de los años (más el de ella que el de él, obvio…). Conversan todo el tiempo, la palabra que por momentos los acerca, otros los aleja, por momentos los enciende, otros los aparta. Son ellos con relación a su padres, también ellos mismos aislados del mundo. Ellos y sus hijos. Tal vez por dónde se conocieron cuando muy jovencitos, la trama de las tres películas me remite a una tren en marcha, a la mirada de algo deseado a través de la ventanilla, que apenas se vé, que luego se revela nítido a medida que nos acercamos, para finalmente desvanecerse dificil de percibir.
Tengo un cuaderno en el que tomo nota de párrafos, frases de películas o libros especiales. De Antes del Amanecer, tengo una en la que Celine habla de su relación con sus padres y seguramente imagina cómo será ella como madre, dice: “Todos los padres se equivocan, los padres ricos les dan a sus hijos demasiado, los padres pobres no lo suficiente…”. En Antes del Atardecer, habla de sí misma, dice: “Los hombres necesitan ser esenciales. Se les ha grabado en sus mentes por tantos tiempo que deben ser los proveedores… Yo soy una mujer fuerte, independiente en mi vida profesional. No necesito un hombre que me alimente, sí necesito un hombre que me ame y a quien pueda amar”.
En sus cuarenta, sabemos que lo encontró, aunque, tal como afirmaba con impunidad juvenil en Antes del Amanecer, “La gente no basa sus expectativas románticas en ningún tipo de realidad”, ya tiene muy claro que no hay un estado de felicidad permanente sino una sucesión de momentos contrastantes. ¿O acaso no se sintió gloriosa cuando tuvo a sus mellizas y horrible cuando se sentía sola cuidándolas? ¿O cuando juega sensualmente con Jesse vis-a-vis cuando está solo acompañada por los fantasmas de su infidelidad circunstancial?
Confieso que cuando comenzó a rodar Antes de la Medianoche y fue evidente que no vería sólo a Celine y Jesse, me sentí un poco incómoda. Temí que los otros personajes resultaran invasivos, yo quería escucharlos sólo a ellos… Sin embargo, debo reconocer que la escena del almuerzo con sus anfitriones en Kardamily (al sur de la península del Peloponeso, Grecia), al aire libre, hablada en un inglés relajado, segunda lengua para varios de los comensales, me resultó deliciosa. Confluyen allí el amor adolescente, ese que se fascina por creerse único, irrepetible, el amor maduro, ese que dá lugar a la confianza, a la crítica mutua humorada, ese que se detiene en esos momentos tan cotidianos como excepcionales, y también el amor nostálgico, íntegro, que sobrevive a la partida de uno de los dos. ¿Cómo se recuerdan los gestos, los rituales compartidos, los rasgos del ser amado que se fue? “…estamos de paso…” dice en el final de un emotivo monólogo una hermosa mujer de cuya sabiduría dan testimonio su hermoso pelo corto blanco.
Tom Shone tituló en la edición Julio-Agosto de la revista británica Intelligent Life: "Si existe la historia del cine, debiera tener un lugar especial para la trilogía de "Antes del Amancer" dirigida por Richard Linklater con guión del propio Linklater más sus protagonistas Julie Delpy y Ethan Hawke. Coincido.

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