Conocí este delicia sónica gracias a un colegui que me dijo que estaba rendido a los pies de esta valenciana, y como tengo avidez por los descubrimientos, pues fui de inmediato a por ello.
Me enamoré al segundo de su voz, e incluso del sonido de su ukelele (que después del disco de Eddie Vedder me provocaba cierta distancia tal instrumento).
Una hermosa canción (no confundir por el título con la de Aute), de recursos naïf, con un romanticismo latente en cada nota, y que denota un talento que sollo puede que ir creciendo en cada uno de los pasos que seguirá.
Aquí ya tiene un fan total.