Revista Psicología
Sugestivo dibujo, como todos los de Escher, inmortalizando el inevitable momento en que se acaba la tinta.
En Terapia Familiar se estudia a la clásica familia configurada en el siguiente esquema:
- Padre y esposo bebedor y depresivo crónico. Self made man, para más señas. Como hombre que no llora y acostumbrado a resolver problemas, su cuadro se aviva pues no puede resolver la depresión de la
- Madre depresiva -decórese con rasgos dependientes u obsesivos a voluntad-, que desperdiga ansiedad como confeti y tiene estrecha relación con
- Hijo menor que a su vez 'se inmola' y hace el síntoma 'depresión' tratando de equilibrar el sistema familiar tan inestable al punto que el
- Hermano mayor se torna periférico, distanciado y postreramente fuga como estrategia de supervivencia ante el purgatorio donde vive aunque el
- Hermano intermedio, el consabido sánguche, que desarrolla vocación temprana como amortiguador, como buffer, como moderador, como apagaincendios, como tragafuegos y posteriormente desarrolla también predecible vocación médica o, eventualmente, hasta de psiquiatra.
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Por supuesto, nadie ignora el elevado porcentaje de deprimidos crónicos que se oculta tras tanto trabajólico que pupula a nuestro alrededor, sobre todo miembros de la Horda -perdón- Orden Médica. Se comprende que sea más sencillo distanciarse de los problemas humanos en el trabajo lo que no puede lograrse en el seno del hogar, donde la irritación de la cónyuge, la rebeldía del hijo, la indiferencia de la hija y el intolerable clima de precario equilibrio aderezado por la misma depresuión de uno, más bien fomenta el escape, la huida salvífica hacia el trabajo y la estudipizante rutina que acoge entre sus tiernos brazos al despavorido trabajólico.
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Todavía no se especifica dentro de los criterios de remisión del cuadro depresivo el momento inefable en que un paciente vuelve a cantar.
Una tarde cualquiera, esa tarde cualquiera tras años de hosco silencio cuando reaparece aquella dulce y antigua tonada familiar que acudía a los labios espontáneamente y ahora nuevamente acude y convierte a una tarde cualquiera en la tarde en que uno vuelve a cantar.