Revista Cocina

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer

Por Capitan_rabano @pardeguindillas


Cada año, miles de personas de todo el mundo (literalmente) visitan nuestro país como peregrinos realizando el Camino de Santiago. Vienen buscando vivir una experiencia única en el mundo en la que quieren aproximarse a nuestro patrimonio cultural; quieren aprender, compartir, vivir... son esponjas que luego, cuando regresan a su casa cuentan su experiencia, todo lo que han visto, vivido... y comido, tal y como yo, por ejemplo, hago.
En mi primera experiencia en el Camino coincidí con un portugués que posteriormente publicó un libro narrando su experiencia y con un turco-alemán que hizo lo propio con un blog.
Ningún, repito NINGÚN país del mundo tiene un escaparate como éste, ningún país tiene una oportunidad semejante para dar a conocer una parte fundamental de su patrimonio cultural, que es la Gastronomía. ¿Y que es lo que hacemos nosotros?:
Ofrecer a nuestros visitantes basura con forma de macarrones y patatas refritas. Es decir, lo hacemos, mal, muy mal, fatal.

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Un desayuno "español" en Moratinos


A lo largo de los años la infraestructura hospitalera y la de hostales, hoteles y restaurantes a lo largo de la ruta Jacobea ha crecido exponencialmente. Muchas familias viven o complementan sus ingresos con lo que obtienen de comerciar con los peregrinos, eso por no hablar de lo que para algunos pueblos ha supuesto el Camino en cuanto a oportunidad de mejora de infraestructuras.
Si esta ruta transcurriese por Italia, los peregrinos comerían comida italiana, ¿alguien lo duda? y lo mismo ocurriría en Francia o Grecia y en todos estos países, constantemente te dirían que su comida es fantástica y la mejor del mundo.

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Espárragos dos salsas: un clásico en los menús del Camino


Pero transcurre por España, un país en el que presumimos del trato al forastero, al que parece que para que no se sienta lejos de su hogar le ofrecemos una bazofia que imita a la suya. El Camino transita por diversas comunidades autónomas, depende del que elijas y desde dónde. A mí, algo que me divierte mucho, es ir probando en cada sitio productos típicos de la zona: los vinos navarros, Riojas, Riberas, Bierzos, etc... quesos del Roncal (o cerca), espárragos navarros, verduras riojanas, morcillas de Burgos, lechazos, botillos, cocidos maragatos, quesos de Arzúa... en fin, ya me comprendéis. ¿Cuanto de eso ve un peregrino?, normalmente nada.
Cuando llegué a Castrojeríz a las 15:13 horas lo único que me ofrecían para comer, en principio, era una paella precocinada (algo muy tradicional en la meseta burgalesa...) y a lo largo de toda la ruta, una franquicia de pasta se ha posicionado fenomenalmente para servirte pasta con salsa. La que quieras, al fin y al cabo te da lo mismo porque toda sabe igual.
Repartamos culpas:
Está claro que los hosteleros del Camino podrían hacer más por la difusión de los productos locales, está claro que los editores de las guías del de ésta ruta podrían incluir información Gastronómica (ni una sola de las guías que he visto que utilizan los peregrinos incluye información alguna sobre alimentos, productos, costumbres... NADA) y sí, está claro que nosotros también tenemos algo que hacer, porque un porcentaje de peregrinos (minoritario) es español, poblado de gente a la que se le llena la boca proclamando que "como en España no se come en ningún sitio" para acto seguido demostrar una absoluta ignorancia al respecto y comer la primera bazofia "barata" que encuentren bajo el epígrafe de "menú del peregrino".
¿Y qué es el menú del peregrino?, un inmenso error cuando no simplemente una estafa. Normalmente consiste en servir menús hipercalóricos a precios supuestamente baratos y digo supuestamente porque cobrar 10€ por servir macarrones y pollo asado no es excesivamente barato.
La jugada es la siguiente, se sirve un menú "internacional" con platos conocidos en todos los sitios (normalmente pasta) y en muchas ocasiones precocinados (abundan ahora las paellas "pre") terriblemente elaborados y servidos a modo rancho repugnante. Al fin y al cabo los peregrinos somos unos mochileros que nunca más volveremos por su restaurante y mañana tendrá a otros y además, "a estos japoneses se les engaña fácilmente".
A este respecto, dos parejas de cincuentones franceses me dieron una lección, a la una de la tarde pararon en Hontanas, se sentaron en una terraza, pidieron unas cervezas y sacaron de sus mochilas unos tuppers con ensaladas de pasta que se comieron allí (algo recalentada, eso sí). Pidieron fruta de postre y sacaron una trozo de queso, francés, por supuesto, pidieron unas copas de vino y se lo terminaron tranquilamente antes de pedirse unos cafés y continuar camino. Glamour y saber estar ante todo, sólo les faltó desplegar un mantel de cuadros.
En la mesa de al lado unos españoles se preparaban para comerse unos bocatas apolillados.

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Los franceses


Pero claro, sigo repartiendo culpas, no quiero decir que si les servimos productos locales bien elaborados sean de su agrado. En Frómista asistí a un hecho desconcertante: había dos restaurantes, exactamente uno al lado del otro. El primero servía "Menú del peregrino", pizzas y toda una suerte de productos rebozados y fritos. El otro, servía buen vino, buena cocina que incluía legumbres del lugar, queso y embutidos magníficos, ensaladas originales y todo ello envuelto en una magnífica decoración. ¿Cómo creéis que nos repartimos los comensales?, lo habéis adivinado: extranjeros en los fritos, españoles en el otro.
Por cierto, el precio era el mismo.

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

"Tapita" de chorizo en Frómista


Pero ojo, algún extranjero entró en el segundo, alguno probó un queso de oveja español y a alguno le gustó y lo contará cuando vuelva a su tierra.
Pero la cosa no acaba aquí, ni mucho menos. Es normal que, como me pasó a mí, en el comedor de un restaurante seas el único español y la carta sólo esté en español y los camareros no sepan hablar inglés. Entonces no hay oferta que valga, el extranjero pedirá "menú" y no hay más que hablar.
Pongo un ejemplo final para ver si me hago entender. En mi última comida como peregrino, en Sahagún, decidí que tenía que probar sus famosos puerros y así fue, comí puerros y lechazo y me bebí dos copas de un fantástico Prieto Picudo rosado. A mi lado unos peregrinos estadounidenses que pidieron menú y de nuevo asistí a la retaila: De primero macarrones, arroz o ensalada... y digo yo... ¿tanto costaría ofrecerles los puerros de Sahagún en el menú?

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Si a Sahagún vas, puerros comerás

 

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Con lechazo seguirás

 

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Y Prieto Picudo beberás


Una petición final:
Ofrezcamos a quien viene a conocer nuestra cultura, nuestra Gastronomía, es eso y no otra cosa lo que quieren, ofrezcamos cocina local con productos de proximidad, ¡hagámonos valer!, nadie lo hará por nosotros. Tenemos el escaparate y la oportunidad, perderla significaría, simplemente, que no nos merecemos más de lo que tenemos.
Y otra cosa, señores editores de guías, ¡incluyan referencias gastronómicas!, algunos peregrinos quieren saber qué y cómo se come en los lugares por los que transitan.

Apuntes gastronómicos en el Camino de Santiago. Queda mucho por hacer.

Melón con jamón, ¿comida viejuna?


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