Aquí estamos. No me voy a quejar demasiado, porque nuestra cuidadora es simpática y, de momento, parece tener mucha paciencia. Nos trata, a todos, con mimo. Lo que pasa es que sabemos lo que han pasado otras generaciones y no nos acabamos de fiar demasiado. Por mucho que las cosas empiecen así de bien, no nos olvidamos de El Mártir de la Mata.
Sé que estaremos aquí unos meses, hasta que…No puedo ni mentarlo. No quiero hablar de eso…Aquí estamos, pues. El espacio es pequeño. No hemos tenido la suerte de otros pero, hay luz de sol en abundancia y una buena provisión de agua fresca de lluvia.
La señora, cada tarde, sale de su casa y se encarga de nosotros. La muerte de Pepita, la dejó muy triste pero ha sabido sobreponerse y sigue dándonos de comer y de beber. Ninguno de nosotros entendemos por qué nos habla tanto…No sé, es raro. No le vamos a responder nunca y tampoco nos comunicamos por señas. Aun así, ella insiste cada día. Confesaré, por eso, que siempre es agradable que te animen a crecer y ponerte hermoso. Es verdad que pone una voz de falsete un poco absurda y con un tono cantarín pero…es la que nos da el alimento.
Mi familia vive en estas tierras desde el siglo XVI. Mucho antes, ya estábamos establecidos en América. Me cuesta verme reducido a esto, yo, un auténtico Solanum Lycopersicum pero es lo que tiene la evolución y todos esos seres humanos, empeñados en hacernos crecer, en los espacios más inverosímiles.
Aquí estamos. En un huerto urbano. La semana pasada, presenciamos el suicidio de una lechuga. Nuestra dueña y cuidadora, mientras canturreaba, regó demasiado a la pobre Pepita que era más pequeña que el resto … Le gritamos que nadara pero ella se dejó vencer . Al día siguiente, sus hojas marchitas sirvieron de abono para el resto. Siempre la recordaremos…
Ya se acerca la hora de riego. Voy a disfrutar de ese ratito de placer….Nos alimentan con agua de lluvia y eso es un lujo. Estos meses que me quedan , los disfrutaré. Hasta… No quiero ni mentarlo… Dentelladas, cuchillos, agua hirviendo, fuego… Mejor ni pensarlo. Me encomiendo al El Mártir de la Mata para que lo mío sea lo más liviano posible.
Pero, si es posible ,a dentelladas, no.
Mientras llega…aquí estamos.
NB : El Mártir de La Mata se basa es una de las más temibles torturas para un tomate, datada en el siglo XVIII. Toma su nombre de Juan de La Mata, repostero y cocinero español , que en el año 1786 publicó un libro en el que aparece una de las primeras recetas con tomate que se conocen. Antes de pasar a la receta, dejo el título del libro que merece un espacio privilegiado. Si alguien titula algo así, merece la pena divulgarlo :
“Arte de Reposteria en que se contiene todo género de dulces secos y en líquido, bizcochos, turrones, natas , bebidas heladas, y de todos los géneros, con una buena introducción para conocer las frutas y servirlas crudas”.
La Receta
“Después de asados tres o cuatro tomates y limpios de su pellejo se picaran encima de una mesa lo mas menudo que se pueda, puestos en su salsera se añadirá un poco de perejil, cebolla y ajo asimismo picado, con un poco de sal, pimienta, aceite y vinagre y todo bien mezclado e incorporado se podrá servir”.