Revista Cultura y Ocio
Aristotelismo y neoaristotelismo son denominaciones utilizadas en la historia de la filosofía para designar a distintos movimientos filosóficos donde los autores tienen como fundamento el pensamiento de Aristóteles, tanto en la Antigüedad (mientras continuó la escuela peripatética fundada por Aristóteles: el Liceo -opuesta a la Academia de Platón-) como durante la época medieval (averroísmo, tomismo, escolástica) y en las edades moderna y contemporánea (Escuela de Salamanca, neotomismo o neoescolástica).
Durante la Alta Edad Media la civilización islámica conservó las obras de Aristóteles, mientras que la cristiandad latina desconocía buena parte de ellas. En los siglos XI y XII, la coexistencia entre las tres religiones del libro (el papel de los judíos fue también significativo) que caracterizó a la España medieval, permitió el desarrollo de la Escuela de Traductores de Toledo, desde donde, entre otras, se tradujeron las obras de Aristóteles desde el árabe al latín. La recepción del pensamiento de Aristóteles fue convirtiéndolo en el centro del mundo filosófico de la Baja Edad Media. Gracias a la adaptación al pensamiento cristiano que realizaron San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino, la nueva visión de Aristóteles se convirtió en parte integrante de la doctrina oficial de la iglesia católica, como en buena medida lo sigue siendo en la actualidad.
ARISTÓTELES
Aunque a mediados del siglo XII se conocía ya en Occidente toda la obra lógica de Aristóteles, la recepción global de su pensamiento tardó todavía algo más de un siglo en realizarse, siguiendo pare ello infinidad de vías tanto geográficas como personales. En ese sentido tuvieron sin duda enorme importancia los comentaristas árabes y judíos del Estagirita.
De todos ellos el más importante fue Averroes (Ibn Rosch) (m. 1198), conocido en Occidente como "el Comentarista". En sus obras defendió la filosofía como forma suprema de la verdad, lo que le granjeó su fama de impío entre musulmanes y cristianos. Sin embargo, ni siquiera los más críticos con el pensamiento de Averroes pudieron hurtarse a su influencia y muchas de sus tesis tuvieron especial incidencia en Occidente. Tal fue el caso de las doctrinas sobre la eternidad del mundo y la doble verdad, que están en la base de la grave polémica que sacudió a la universidad parisina con el nombre de averroísmo latino.
Otros autores como Avicena (Ibn Sina) (m. 1037) y los judíos Avicebron (Ibn Gabirol) (m. 1070) y Maimónides (muerto en 1204) influyeron asimismo en la difusión del pensamiento aristotélico, aunque mezclándolo con ideas de base neoplatónica.
Respecto a las traducciones, en las primeras décadas del XII se añadieron al corpus aristotélico, integrado fundamentalmente hasta entonces por obras de lógica, las de carácter físico o filosófico-natural, culminándose esa tarea a mediados de la centuria con los escritos de metafísica y ética. Hacia 1260 se tradujo por fin la Política de Aristóteles.
Entre 1260-1285 Guillermo de Moerbeke, continuando un plan elaborado por Roberto Grosseteste (m. 1253) pudo al fin revisar en Roma el conjunto de la producción del filósofo, utilizando ya para ello originales griegos.
Junto a los escritos de Aristóteles, infinidad de obras de diversos autores y de todas las disciplinas comenzaron a aflorar a Occidente de un modo masivo a partir de mediados del siglo XII. Aunque los centros de traducción fueron múltiples, dos vías destacaron fundamentalmente por obvios motivos: Italia y España. En la península Itálica se tradujeron no sólo obras árabes de medicina y botánica, sino también otras del griego, al calor de los frecuentes contactos comerciales con Constantinopla. Un buen ejemplo lo constituye Burgundio de Pisa (m. 1193).
Mas fue la península Ibérica donde el nivel de traducciones alcanzó sin duda su apogeo. Durante la primera mitad del siglo XII diversos personajes europeos eligieron Barcelona, Tudela y Zaragoza para realizar sus actividades. A partir del pontificado de su obispo Raimundo (1125-1152) y por algo más de un siglo, Toledo concentraría, sin embargo, la mayoría de estas actividades.
En la Escuela de traductores de Toledo, el funcionamiento de los talleres de copia y trascripción de la ciudad habrían ya alcanzado a mediados del siglo XII un nivel aceptable de profesionalidad. Gracias al relato de su viaje a Toledo del abad Pedro el Venerable entre 1141-1143 existe una idea de la mecánica de trabajo de estos talleres. Para el caso del Corán, un judío experto en la lengua árabe traducía el original al romance. Posteriormente un clérigo lo vertía a su vez al latín, única lengua de cultura reconocida, y de la que podían realizarse infinidad de copias.
TAPIZ ANTIGUO MAPA DE TOLEDO EN LA EDAD MEDIA
En Toledo trabajaron, entre otros, los hispanos Juan Hispalense, Domingo Gundisalvo y Juan Hispano y los extrapeninsulares Gerardo de Cremona y Miguel Escoto. A lo largo del siglo XIII, y contando ya con el mecenazgo de monarcas como Alfonso X o Sancho IV, se tradujeron gran número de obras científicas. En Murcia se vertieron diversas obras del árabe gracias al patrocinio de su obispo Pedro Gallego. Infinidad de traductores y copistas anónimos trabajaron también en Toledo y otras ciudades españolas en el rescate de las obras aristotélicas.
La enseñanza filosófica y científica en la Alta Edad Media se basaba en las pocas copias y comentarios de textos griegos antiguos que se habían conservación en Europa Occidental tras el colapso del Imperio romano de Occidente. La mayor parte de Europa había perdido contacto con el conocimiento del pasado. Este escenario cambio con el Renacimiento del siglo XII.
El Creciente contacto con el mundo islámico, que atravesaba la Edad de Oro del Islam, en Al-Ándalus y Sicilia, las Cruzadas, la Reconquista, así como el incremento de los contactos con el Imperio bizantino, permitió a la Cristiandad latina buscar y traducir las obras de los filósofos y científicos griegos y islámicos, especialmente las obras Averroes, entre Otros. El desarrollo de las universidades medievales las permitió ayudar materialmente en la traducción y propagación de esos textos y comenzó una nueva infraestructura necesaria para las comunidades científicas. Los intelectuales medievales buscaban entender los principios geométricos y armónicos con los que Dios había creado el Universo.
A comienzos del siglo XIII, había bastante buenas traducciones latinas de las principales obras de casi todos los autores antiguos, permitiendo la transferencia de ideas científicas a través de las universidades como de los monasterios. Para entonces, las ciencias naturales contenidas en eses textos comenzaban a ser divulgadas por los más notables escolásticos como Robert Grosseteste, Roger Bacon, Alberto Magno y Duns Scoto. Opus Majus
Un precursor del moderno método científico puede verse ya en el énfasis de Grossetestesobre las matemáticas como vía para entender la naturaleza, y en la aproximación empírica admirada por Bacon, particularmente en apoyo Opus Majus.
La primera mitad del siglo XIV alumbra muchas obras científicas de importancia, en mayor parte en el marco de los comentarios escolásticos a las obras de Aristóteles. Guillermo de Occam introdujo el principio de parsimonia o navaja de Occam: el científico o filósofo natural no debe postular entendido innecesarios, por cuidado el movimiento no se debe algo distinto sino el mismo debe atribuírsele objetivo que se mueve: y no recurso a hipótesis tales como la antes necesaria "especie sensible" intermedia para transmitir la imagen de un objetivo al ojo. Intelectuales como Jean Buridan y Nicole Oresme comenzaron a reinterpretar los elementos de la mecánica de Aristóteles. En particular, Buridan desarrolla la teoría de que el ímpetus era la causa del movimiento del proyectil, lo que era un precedente de modernos conceptos de la inercia. Mientras tanto, las calculadoras de Oxford comenzaron a analizar matemáticamente la cinemática del movimiento, conduciendo apoyo análisis sin considerar las causas que del mismo debe atribuírsele.
Aunque la devastación de la Peste Negra en el año 1348 y otros desastres trajeron un repentino final al período anterior de desarrollo filosófico y científico, dos siglos más tarde comenzó la Revolución científica europea, que puede también entenderse como una Recuperación el proceso de cambio científico detenido durante la crisis final de la Edad Media.
ALFONSO X EN LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO
Durante el siglo XII en Europa hubo un cambio radical en la tasa de innovaciones y nuevos inventos. En menos de un siglo hubo más inventos desarrollados y aplicados con utilidad que en los mil años anteriores de la historia humana en todo el mundo. El período avanzaba con tecnológicos importantes como la invención del grabado, la pólvora, la lente, la mejor de los relojes, el astrolabio y una gran mejor de los buques. Esos dos últimos hechos hicieron posible la futura Era de los Descubrimientos.
Los historiadoras de la tecnología han enumeración algunos hechos de esta cuasi-revolución tecnológica como el primero documentos escritos sobre un molino de viento que fue en Yorkshire, Inglaterra (1185), la fabricación de papel en Italia (1270); la rueca de hilar llega en Europa probablemente desde la India en el siglo XIII; la brújula como ayuda a la navegación empieza a usarse en Europa a finales del siglo XII; la lente para la corrección de la visión se inventa en Italia al final de la década de 1280; el astrolabio lega a Europa a través de la España musulmana; Leonardo de Pisa introduce la numeración arábiga o hindú-árabe con apoyo Liber Abaci del año 1202; la más antigua descripción conocida de un timón se encuentra en un relieve de una iglesia datada en 1180.
Un nuevo método de enseñanza denominado Escolástica se desarrolló desde finales del siglo XII a partir del redescubrimiento de las obras de Aristóteles, las obras de los filósofos medievales Judíos e islámicos influenciados por el, sobre todo Maimonides , Avicena (Avicenismo) y Averroes (Averroísmo); y los filósofos cristianos influidos por ellos, sobre todo Alberto Magno, Buenaventura y Pedro Abelardo.
Los que practicaban el método escolástico creían en el empirismo y apoyaban las doctrinas católicas sobre el estudio secular, la razón y la lógica. Se oponían al misticismo cristiano ya las creencias platónico-agustinianas en la mente dualista, y como dualismo nos referimos a la filosofía de la mente, ya la consideración del mundo como intrínsecamente malo. platonismo El más famoso de los practicantes de la escolástica fue Tomás de Aquino, posteriormente canonizado y declaración doctor de la Iglesia, fue quien lidera el tránsito del platonismo y el agustinismo antes imperantes hacia el aristotelismo. Usando el método escolástico, Tomás de Aquino desarrolla una filosofía de la mente al escribir que la mente estaba al nacer un simple papel en blanco tabula rasa en la que se daba por un soplo divino la capacidad de pensar y reconocer formas o ideas.
TOMÁS DE AQUINO
Otros escolásticos notables fueron Roscelino de Compiègne , Pedro Abelardo y Pedro Lombardo. Una de las principales cuestiones de esta época fue el problema de los universales.
Los autores no escolásticos más prominentes de la época fueron Anselmo de Canterbury, Pedro Damián, Bernardo de Claraval, y los Miembros de la escuela de San Víctor o victorinos que eran un grupo de filósofos y místicos de la agustina abadía de San Víctor de París: Hugo de San Víctor, Ricardo de San Víctor y Walter de San Víctor .
Los cambios en la tendencias políticas y sociales se manifestaron en una serie de transformaciones artísticas. El siglo XII es la época en que el arte Románico hace la transición al arte Gótico. En líneas generales, la arquitectura románica se caracteriza edificios con gruesas murallas, y más o menos rechonchos, debida a que los conocimientos de ingeniería las impedían construir edificaciones de mayor altura.
Pero a comienzos del siglo XII dos poderosas innovaciones arquitectónicas, los contrafuertes y el arco en ojiva, permitieron apuntalar las paredes y adelgazarlas permitiéndoles sostener un peso mayor. Otorgado dicha transformaciones bien visible en la arquitectura de los monasterios cistercienses, que son considerados con razón como la transición entre ambos estilos, en particular por la cantidad de ellos que se construyeron en toda Europa, en un muy reducido lapso.
CATEDRAL GÓTICA DE BURGOS
A finales del siglo XII, comenzó la edificación de las primeras Catedrales góticas propiamente, por ejemplo la Catedral de Chartres. Estos cambios en la ingeniería y la arquitectura, iban de la mano con los cambios económicos y sociales. El arte Románico había sido desarrollado fundamentalmente en servicio de los reyes y de la Iglesia católica, mientras que el arte gótico se desarrolla en buena medida al servicio de los burgos. La carrera por adornar a los burgos con los más bellos edificios había empezado a finales del románico, y uno de los mayores exponentes de esta tendencia es el llamado Campo dei Miracoli, en Pisa, cuyos componentes más relevantes son las famosas catedral de Pisa y torre de Pisa. Pero la explosión de esta tendencia coincidió con el despuntar del gótico. Iniciada la moda de las catedrales góticas, cada burgo pretendió tener una más grande que las demás, y de ahí que, andando el tiempo, se irían construyendo cada vez mayores. Tener una gran catedral no sólo implicaba acero votos de religiosidad, sino también una muestra del poderío económico, invirtiendo en un edificio grande y solemne que las dieren prestigio.
Todos estos procesos, la concentración del poder político, guerras del infiel, crecimiento de los burgos, ataque al sistema feudal, auge del comercio y la industria, cambios artísticos, etcétera, se vieron marcados también por profundos cambios en la espiritualidad medieval. La Iglesia católica, el organismo religioso predominante en la época, estuvo abocada a profundos cambios intelectuales, a los que no siempre estuvo a la altura, por lo menos durante el siglo XII. En materias teológicas, la principal innovación fue la recepción de numerosas ideas foráneas. Entre ellas, Occidente empezo a prestar atención a Aristóteles, filósofo, bien sea leyendo directamente al griego, o bien a través de los comentarios de los musulmanes Avicena y Averroes.
Hasta el momento, la teología cristiana estaba basada en las ideas platónicas que había adaptación San Agustín, en el siglo V. Aristóteles era incómodo porque planteaba cuestiones radicalmente opuestas a la Iglesia católica, por ejemplo, que el mundo es eterno e increado, lo que choca con el dogma de la Creación "ex nihilo" (de la nada) expresada en el Génesis.
La simbiosis entre Teología cristiana y el aristotelismo no llega hasta el siglo XIII, de la mano de Santo Tomás de Aquino. Aun así, el Platonismo inherente a las doctrinas agustinianas fue puesto en duda, en beneficio de posturas que podrían calificarse de realismo moderado. El principal defensor de ella fue Pedro Abelardo, teólogo que enseñó en la Universidad de París, y que se vio envuelto en una dura trifulca (llamada la querella de los universales) con Bernardo de Claraval, sostenedor del realismo extremo, quien le hizo condenar como hereje y le obligó a la retractación. Pedro Abelardo es un representante de los nuevos tiempos, al atreverse a cuestionar aunque, tímidamente, algunas verdades esenciales de la Teología cristiana.
BERNARDO DE CLARAVAL
El mencionada Bernardo de Claraval es el más destacado defensor del "status quo" medieval frente a los cambios de su tiempo. Fundador de un gran número de monasterios a lo largo de la primera mitad del siglo XII, además de participar activamente en política, incluyendo la prédica de la Segunda Cruzada. De linaje aristocrático, veía con reticencia toda innovación, incluyendo la vida urbana y ciudadana. Sus Monasterios se transformaron en un referente ineludible para afianzar la unidad cristiana, en una época en que los própios cristianos de los burgos empezaban a cuestiona vivamente a la Iglesia. La Orden del Císter no logro contener estos cuestionamientos, los que cristalizaron en una serie de herejías, las primeras desde la época de San Agustín en Occidente. Las más peligrosas para la Iglesia católica fueron las de los valdenses y los cátaros, que crecieron especialmente en el sur de Francia, y que fueron reprimidas con la llamada Cruzada Albigense en el periodo entre los años 1209 y 1244.
Sin embarga, esta labor represora de la Inquisición se vio complementada por la apertura de la Iglesia hacia las nuevas corrientes espirituales para las gentes de los burgos, especialmente por obra de San Francisco de Asís. Algunos de los sucesos más importantes de la época fue que Pedro Valdo tradujo los evangelios a la lengua vulgar y en el movimiento valdense que la mujer y los laicos tenían derecho a predicar.
La revolución del siglo XII estuvo estructurada por una enredada maraña de cambios que sucedían al mismo tiempo y que se retro alimentaban unos con otro, arrojando a Occidente en una pendiente imparable de cambios sociales. Al iniciarse éstos, Occidente era una sociedad agraria y feudal. En el paso del siglo XII al XIII, se había consolidación todo un nuevo sistema social, basada en los burgos, sobre una nueva ética, y al mismo debe atribuírsele redefiniendo el mapa político de Europa, en donde los reyes pesarían cada vez más, en desmedro de los señores feudales. En cierto sentido, la consecuencia más importante de la revolución del siglo XII fue haber cambiado un sistema estático y de inmovilismo social, por uno dinámico en donde los cambios se iban sucediendo sin pausa alguna, con celeridad cada vez mayor, algo que no ha cesado en Europa hasta el día de hoy.
La filosofía aristotélica fue la oficial en la España del siglo XVI, predominando sobre la platónica, tanto entre escolásticos como entre humanistas. La característica más destacada del aristotelismo español es la pureza, y ni siquiera Italia poseyó un grupo de aristotélicos tan compacto y brillante como el español.
El centro de irradiación más importante fue la universidad de Alcalá de Henares, pero existieron representantes en todas las regiones, ocupando especial relevancia Gaspar Cardillo de Villalpando (1527-1581), Francisco Ruíz (m. 1546), Fernán Pérez de Oliva (1494-1531), Juan Bautista Monllor (m. 1569), Pedro Juan Núñez (1522-1602), Pedro Martínez de Brea (1505-1581) y Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573), seguidos de Juan Pérez de Castro (1515-1570), el portugués Antonio de Goyea (1505-1565), Melchor de Castro (1556-1599), Pedro Juan Monzó (m.1605), Pedro Serrano Ruíz de Montejo (m. 1578), Bartolomé José Pascual, Juan Montes de Oca (m.1572), fray Arcisio Gregorio (1516-1561), Fernando de Roa (m.1480), Francisco de Toledo(1532-1596), Francisco de Araújo (1580-1664), Francisco Escobar (m.1558), Sebastián Pérez, Antonio Juan Andreu, Alonso López Pinciano (1547-1627), Diego Pérez de Mesa, Pedro Simón Abril (1530-1595), Funes y Vicente Mariner de Alagón (m. 1642); además de los traductores Juan Ginés de Sepúlveda (Parvi Naturales,1522; De ortu et interitu, 1523; De Mundo, 1523; Meteorum, 1532; De republica, 1548), Alejandro de Afrodisia (Metafísica, 1527), Pedro Simón Abril (Etica a Nicómaco), Andrés Laguna (De phisiognomics, 1535; De mundo seu cosmographia,1538; De Virtutibus,1545; De plantis, 1543), Sebastián Pérez (De anima, 1564), Juan de Vergara (Fisicos, De anima, Metafísica) y Vicente Mariner de Alagón. UNIVERSIDAD ALCALÁ DE HENARES
GASPAR CARDILLO DE VILLALPANDO
Gaspar Cardillo de Villalpando (1527-1581) nació en Segovia y murió en Alcalá de Henares; citado por Cervantes en El Quijote, estudió en la universidad de Alcalá de Henares, donde fue catedrático de Dialéctica, Elocuencia y Filosofía. Asistió al Concilio de Trento en representación de Álvaro de Mendoza y sucedió a Pedro de Soto como teólogo del papa (1562-1563). En 1575 fue nombrado canónigo de la Colegial complutense de los Santos Justo y Pastor, en Alcalá de Henares.
Autor de:
1) tratados lógicos: Comentarii in quinque voces Porphirii (1537), Isagoge,sive Introductio in Aristotelis dialecticam (1555), Summa dialecticae Aristoteliae (1558), Summa Summularum (1557)
2) comentarios a Aristóteles: In Categorías (1558), In librum Perihermeneias (1558), In libros de priori resolutione (1557), In libros de posteriori resolutione (1558), In Topica (1559)
3) tratados físico-cosmológicos: Interrogationes naturales, morales et mathematicae (1573), In octo libros Phisicorum (1566), In quatuor libros de Coelo (1576), In duos libros de ortu atque interitu (1569)
4) polémica sobre la inmortalidad del alma: Apología Aristotelis adversus eos qui aiunt sensisse animun cum corpore extingui. Quo loco obiter etiam indicatur, de Providentia Dei, de natura atque numero deorum, de eo quod est in nobis, postremo de summo hominos bono consentaeam rationi et christianae Philosophiae sententiam Aristotelum habuisse (1560).
A las que hay que añadir In Primun librum Ethicorum Aristotelis ad Nichomachum (1555), De anima, Disputationes adversus protestationes XXXIV hereticurum Augustanae confessionis (1564), De Ecclesiae traditionibus (1564). Su obra más famosa es Summa Summularum, en la que da importancia a la dialéctica, distinguiéndola de la lógica. En el comentario a los Tópicos niega la inducción. Defiende que el concepto de ser, aplicado a las categorías, no es análogo, ni unívoco, sino equívoco, pues el ente no es género. Afirmó que lo que no tiene materia carece de principio de individuación; y que la materia no es causa, sino condición de la individuación.
SUMMA SUMMULARUM, DE GASPAR CARDILLO DE VILLALPANDO
PEDRO MARTÍNEZ DE BREA
Pedro Martínez Brea (1505-1581) nació en Brea, Toledo, enseñó filosofía y teología en Alcalá de Henares, y posteriormente fue catedrático de Prima en la universidad de Sigüenza. Felipe II le presentó para obispo de Plasencia, sin que llegara a tomar posesión. Su obra es continuación de la de Cardillo, comentando varios libros de Aristóteles (Commentarii in libros aristotelis de generatione et corruptione, 1561; In libros tres Aristotelis De anima commentarri, 1575). Se ocupó también de la controversia sobre la inmortalidad del alma: Tractatus celebérrima controversia de animorum inmortalutate (1575).
FRANCISCO RUÍZ
Francisco Ruíz (m. 1546) nació en Valladolid, fue monje benedictino, abad de los monasterios de Salamanca, Zamora y Sahagún. Escribió Regulae intelligendi Scripuras sacras ex mente SS Patrum (1546), Index locupletissimus (1540) y Iudicium de Aristotelis operibus.
JUAN BAUTISTA MONLLOR
Juan Bautista Monllor (m.1569) nació en Bocairante, Valencia, donde estudió y enseñó; fue profesor de filosofía en la universidad de Valencia, dedicándose a estudios escriturarios. En 1569 fue nombrado canónigo de Orihuela. Fue un gran humanista, docto en filosofía, teología, humanidades y matemáticas. Tradujo y comentó Primeros analíticos: parapfresis et scholia in duos libros Priorum Analyticorum Aristotelis, sive de Ratiocinatione(1569), De nomine Entelechia y De Universis, quod in rebus constare sive mentis opera.
PEDRO JUAN NÚÑEZ
Pedro Juan Núñez (1522-1602) estudió con Monllor en la universidad de Valencia, y con Pedro Ramus y Adriano Turnebus en la de París; enseñó en Valencia, Zaragoza y Barcelona; destacó como retórico, humanista, y helenista; se dedicó a la filosofía, y escribió obras gramaticales, retóricas y filosóficas, siendo éstas Avisos para estudiar les Arts en particular, Ratio studii theologici, De methodo y De studio philosophico (1621). Sus obras dialécticas son De Constitutione artis Dialecticae, Comentarius in libellum De constitutione artis Dialecticae (1554) y Oratio de causis obscuritatis Aristotelae (1554). Su mejor obra de física es Institutionum Physicorum (1554). Es original en el anhelo de armonizar y conciliar las doctrinas platónicas y aristotélicas, el relieve de sus exposiciones a la historia de la filosofía, y el espíritu crítico que anima todas sus obras.
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