Últimamente,
en la entrada que cuelgo aquí a media semana, estaba realizando homenajes a
poetas que me habían impresionado en el pasado. Hoy voy a darle a este concepto
un pequeño giro, que tal vez me permita abrir una nueva ventaja en el blog. Hoy
voy a hablar de un pequeño descubrimiento.
El
sábado pasado, al pasear por las salas de la librería La central de Callao, cuando me acerqué a la sección de
poesía, me llevé de entrada una grata sorpresa: mi libro El bar de Lee se
encontraba en la mesa de novedades. Algo que me resultó muy grato, debido a que
durante el último año he visitado bastante la librería La Central de Callao. Me
gusta el edificio (incluyendo su cafetería), y además me parece que es una
librería muy bien surtida. En vez de tener, como en muchas otras librerías,
cinco ejemplares del último libro de un autor, en La Central pueden llegar a
tener cinco libros diferentes de ese autor, algunos editados en Hispanoamérica,
por ejemplo, o en su idioma original. De este modo la capacidad de encontrar libros
interesantes es más grande. Así que allí estaba El bar de Lee en la mesa de novedades y de cara. Hasta ahora sólo
había visto en librería uno de mis libros, Siembre nos quedará Casablanca, en
dos de las Casa del Libro y había sido
en la estantería, y por lo tanto colocado de canto.
Estuve
hojeando libros en la sección de poesía, sacándolos al azar de las estanterías
y leyendo algún poema. Leí más de uno de un libro de la editorial Visor titulado Siempre habrá un poema, una
antología de un desconocido para mí poeta cubano llamado Armando Álvarez Bravo (La Habana, 1938). No compré el libro porque
tengo ahora muchos por leer, pero lo dejé anotado.
Dejo
aquí algún poema de Armando Álvarez Bravo, encontrado en internet:
Páginas en blanco
Idénticas
a todas las páginas
en blanco.
Sólo un desastre.
Quien las repudia
cuándo unas palabras
comienzan
a llenarlas,
las borra.
La cuenta
se pasa
al que les escribe.
Miami, 2 de enero de 2007
La sombra
Hay una sombra
en la sombra.
Es indescifrable.
¿Qué sabemos de un enigma?
Termina el día,
descienden las sombras.
¿Qué quiere decirnos,
qué nos dice hacia la noche?
Cada instante que transcurre
sabemos menos. Desciende
la oscuridad, su misterio
y su evidencia. No hay más.
Sólo se impone una sombra.
Quizás sólo somos pura,
final sombra. Nada que decir.
Todo es sombra.
Miami, 25 de abril del 2008
Del paisaje y la presencia
Ya no es la avidez de ver mundo,
sino de poseer como en un sueño
ciertos paisajes
entrevistos o pendientes,
tan especiales en su intimidad.
Pero es difícil arrancarse
del sitio en que se está
parece que desde siempre.
El sitio donde los recuerdos
van convirtiéndose en ficciones
y reinventan esa historia nuestra
que ya es la de nuestros nuevos recuerdos.
¿Cuándo llegamos aquí?
¿Cuánto de nosotros quedó allá?
¿Quién ese uno mismo
que distinto se recuerda a sí mismo?
¿Cuál es su rostro ya enfilando la eternidad?
Quedan algunos viajes por hacer.
Son regresos a lo entrañable.
Son un reencuentro y una despedida
son también ir en secreta busca
de algo desconocido que sabemos nos falta.
Son quedarnos tranquilamente donde estamos.
Ya nuestras huellas
no necesitan el polvo del camino.