Revista Arte

Arquitectura flotante colonizando el mar

Por Redespress60

La arquitectura flotante no abandonará su nicho minoritario en mucho tiempo, puesto que una tormenta perfecta de acontecimientos y tendencias la sitúan en un lugar estratégico para muchos innovadores. El aumento de los niveles de los océanos y la cada vez mayor escasez de áreas edificables, convierten a las construcciones flotantes en una posibilidad prometedora para el futuro....

Conceptualmente, un edificio capaz de flotar ya se ha adaptado a distintos fenómenos que crecerán en las próximas décadas, empezando por un clima más extremo e impredecible, incluyendo un aumento de las temperaturas y el nivel de las aguas. Los edificios flotantes no están sujetos al coste especulativo del suelo y sus consecuencias, mientras la ausencia de cimientos garantiza su movilidad y flexibilidad legal, al evitar la mayoría de engorros legislativos de los códigos de edificación.

Un campo de pruebas para el futuro

Los edificios flotantes son, dicen críticos y arquitectos, una modalidad especialmente adecuada para experimentar con estilos y técnicas arquitectónicas, materiales y conceptos con visión de futuro, tales como viviendas flotantes modulares que puedan constituir comunidades flotantes flexibles, capaces de agregar o liberar sus unidades integrantes.

También hay proyectos que muestran tanto la potencial autosuficiencia motriz y energética de viviendas que, técnicamente, combinarían técnicas de construcción, funcionalidad y navegabilidad propias de un vehículo marino, y la versatilidad (en materiales y diseño) de un anfibio: impermeabilidad, resistencia y modularidad para permanecer en tierra o en el mar.

Ya hay propuestas para crear tanto edificios como ciudades enteras a partir de atributos híbridos, a medio camino entre las islas artificiales y las viviendas flotantes tradicionales.

Emergencia y arquitectura flotante

Las superestructuras flotantes compuestas por unidades -anfibias o no- con igual o distinto tamaño y características responden al ideal del emergentismo, una teoría que expone que muchos sistemas tienen propiedades complejas (o "inteligentes") superiores y no reducibles a la suma de sus unidades.

Según la teoría filosófica de la emergencia de sistemas, del mismo modo que un hormiguero es más complejo que la suma de la inteligencia de sus hormigas, un barrio o ciudad flotante sería más "inteligente" y adaptable que una vivienda-bote a la deriva.

Colonias en alta mar, nuevas técnicas y materiales

El atractivo de la arquitectura flotante no acaba aquí: su flexibilidad y dependencia de un medio cambiante como cualquier entorno acuático convierte a cualquier estructura compleja en este medio en un campo de pruebas para:

  • crear colonias en alta mar que se constituyan, por ejemplo, en Estados libertarios (al poder someterse, al menos sobre el papel, a la Convención de Derecho del Mar, según la cual cualquier estructura por encima o debajo de la superficie en estas aguas se rige según las normas de la bandera que hondee)
  • y experimentar con estructuras y tecnologías que sirvieran para colonizar otros planetas cuya superficie fuera líquida: según la propia Convención de Derecho del Mar, en aguas internacionales se garantizan las libertades de navegación, sobrevuelo, tendido de cables y tuberías bajo el agua, construcción de islas artificiales y otras estructuras, pesca e investigación científica.
Colonizar alta mar

El concepto " seasteading", o colonización de aguas internacionales para, por ejemplo, crear ciudades y países utópicos, es recurrente en las últimas dos décadas, después de que hace ya algún tiempo emprendedores de Silicon Valley contemplaran la posibilidad de experimentar con "islas o ciudades flotantes".

A diferencia de las "micronaciones" o "Estados pirata", tales como el fuerte marino abandonado en la costa de Suffolk, Inglaterra, que da sentido al -no reconocido por nadie- Principado de Sealand, la arquitectura flotante no tiene por qué defender de pilares o anclajes permanentes en el fondo del mar, favoreciendo así el desplazamiento según las estaciones, condiciones climáticas, situación geopolítica, etcétera.

El término "seasteading" (combinación del vocablo que designa el modelo de asentamiento de los emigrantes europeos en Norteamérica, "homesteading", con la referencia marina) fue usado por primera vez a principios de los 80, pero su popularización llega con un artículo de Wayne Gramlich en 1998, tres años después de que Waterworld, el filme de Kevin Kostner sobre piratas en un inundado mundo post-apocalíptico, fracasara en crítica y taquillas.

Sobre explorar la arquitectura marítima antes que la espacial

Diez años después de describir el potencial de lo que llamó "seasteading", o colonización marina, el propio Gramlich cofundó con Patri Friedman el Seasteading Institute, organización surgida para crear comunidades autónomas y móviles en alta mar y regirse, de este modo, por el convenio de aguas internacionales.

Pese al interés inicial de la prensa y de emprendedores con la credibilidad del cofundador de Paypal, inversor de capital riesgo y ensayista Peter Thiel, el Seasteading Institute no ha logrado avances significativos.

Thiel, autor del influyente ensayo sobre innovación Zero to One, ha invertido al menos medio millón de dólares en la organización. Thiel, que se ha convertido en uno de los pensadores y futurólogos más respetados de Silicon Valley, mencionaba en un artículo de 2009 la colonización marina como una de las fronteras humanas en las próximas décadas, siendo las otras dos la evolución de Internet y la exploración y colonización espacial.

La conexión de la arquitectura acuática y Silicon Valley

Otra influyente personalidad de Silicon Valley y también cofundador de Paypal, Elon Musk, que combina la dirección de Tesla con la empresa espacial SpaceX, parece avanzar en la labor de abaratar los viajes más allá de la atmósfera terrestre con lanzaderas reusables, además de exponer en la prensa ideas como el transporte público terrestre de alta velocidad Hyperloop.

Peter Thiel, por el contrario, dedica su labor al capital riesgo y a cometidos más intelectuales, desde dar clases en Stanford a la ensayística, además de codirigir la firma de capital riesgo Founders Fund, pero no insiste su idea de colonizar la alta mar y se centra en temáticas que quizá considere más urgentes, como la energética.

Su visión libertaria y habilidad por sacar réditos intelectuales de llevar la contraria le ha animado recientemente a defender la desregulación parcial de la energía atómica en un artículo para The New York Times, pues si esta tecnología resuelve sus limitaciones actuales (coste y residuos radiactivos) podría contribuir a reducir las emisiones de efecto invernadero. Pero no hay artículo de calado en defensa de las colonias libertarias en alta mar.

Un mundo sin islas flotantes libertarias

Sea como fuere, con o sin "seasteading" a medio plazo, la temática gana presencia en publicaciones arquitectónicas, atentas tanto a proyectos prefabricados de gran envergadura como a pequeñas estructuras DIY o diseños asistidos por ordenador.

Coincidiendo con la Cumbre del Clima de París (COP1), en Dezeen citaban a la arquitectura flotante como una respuesta no sólo adaptativa a la subida del nivel del mar, sino como una oportunidad para crear desde cero "un modo de vida mejorado".

Crece el interés entre académicos y arquitectos

La arquitectura acuática no recibe sólo el interés de aficionados a la futurología, "survivalistas" que sustituyen la fobia nuclear por los acontecimiento de clima extremo, o jóvenes diseñadores apostando por " renderizaciones " (imágenes en 3D) imposibles que sean captadas por alguna bitácora en ascenso.

Además de inversores de capital riesgo interesados por el futuro de la humanidad, como el mencionado Peter Thiel, académicos de prestigio y arquitectos consolidados también se interesan por la tendencia. Es el caso de Tracy Metz (Harvard) y el arquitecto británico Carl Turner.

Mientras Tracy Metz ha dedicado los últimos años a investigar edificios, urbanismo e infraestructura en entornos acuáticos o en lugares con riesgo de inundación, Carl Turner cree que el Reino Unido podría usar miles de canales y cursos de agua para estacionar casas y oficinas flotantes.

¿Arquitectura flotante para solucionar problemas urbanísticos?

A principios de año, Turner presentó el diseño y los planos de una casa flotante prefabricada, moderna y minimalista bajo licencia de código abierto. Tracy Metz cree que la arquitectura y el urbanismo en entornos acuáticos, semi-acuáticos o en riesgo de inundación a medio plazo son uno de los principales incentivos donde se produce la auténtica innovación.

Otra firma británica, Baca Architects, presentó en 2014 una "vivienda anfibio", así como casas-bote prefabricadas, diseñadas en colaboración con una firma holandesa de botes prefabricados. Estos botes-vivienda, dicen en el estudio británico, podrían surcar los históricos canales y cursos fluviales del Reino Unido, la mayoría en desuso o infrautilizados en zonas con escasez de viviendas y precios desorbitados como el Gran Londres.

ARQUITECTURA FLOTANTE COLONIZANDO EL MAR
Aprender de los precedentes

Según Richard Coutts, cofundador de Baca Architects, la arquitectura acuática tiene mucho que aprender de la experiencia holandesa en la histórica adaptación del país, tanto colectiva como individual. Algunos críticos creen que la arquitectura flotante del futuro debe aprender de modelos existentes, como el mercado especializado de fabricantes de barcas-vivienda en Holanda, pero la mera copia frenaría el potencial de innovación en el sector.

La convivencia con el aumento del nivel del agua no es una batalla imposible ni mucho menos perdida de antemano, como demuestra la respetuosa y a la vez implacable cultura holandesa para proteger buena parte de sus localidades urbanas junto a zonas de riesgo, algunas de las cuales se encuentran bajo el nivel del mar.

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Adaptarse a los acontecimientos extremos

La experiencia de Venecia con el mar desde la Alta Edad Media es el otro ejemplo europeo de envergadura. En ambos casos, tanto en las ciudades holandesas como en la ciudad italiana, se han combinado grandes acciones públicas para detener el avance del agua (sobre todo, diques), así como una adaptación urbanística a la nueva realidad: los canales sustituyen a menudo a las vías sobre el nivel del mar.

En tiempos más recientes, acontecimientos climáticos traumáticos han mostrado la otra cara del clima extremo y el potencial destructivo de huracanes y grandes tormentas: Katrina y la falta de planificación en el golfo del Misisipí contribuyeron a la inundación y práctica destrucción de Nueva Orleans, mientras que Sandy devastó las construcciones más desprotegidas de la costa de Nueva Jersey.

Pero las consecuencias y el recuerdo de los efectos de Katrina y Sandy no han caído en saco roto. Otra zona con riesgo permanente de inundación y especialmente vulnerable a la subida del nivel del Mar, el sur de Florida, planea a gran escala para evitar que la línea de playa de Miami desaparezca en la próxima supertormenta en la zona.

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¿Puede Miami flotar en el futuro?

Para lograrlo, el alcalde de Miami refuerza cimientos, eleva carreteras e infraestructuras y se ha asegurado de que los nuevos edificios se eleven a mayor nivel, pero la ciudad y su área metropolitana se hunden frente al nivel del agua y Miami Beach es uno de los lugares con mayor riesgo de inundación de Norteamérica.

El pequeño boom económico que vive Miami esconde una vulnerabilidad que preocupa a políticos, técnicos, urbanistas, geólogos y arquitectos. No hay planes maestros irrefutables, y en ocasiones la falta de acción tiene tanto que ver con la falta de memoria como con la incapacidad para planificar ante riesgos potenciales.

Entre las actitudes, destacan: tratar de resistir (Holanda, Venecia), abandonar una zona a su suerte climática para que sea reclamada por las fuerzas de la naturaleza (Golfo de México), o adaptar el urbanismo, la arquitectura, la infraestructura y las comunicaciones para reducir la fragilidad de una zona de riesgo (Miami).

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Futuro

Mientras tanto, un nuevo barrio de viviendas flotantes nace en el río Ij a su paso por Ámsterdam; de cumplirse las previsiones, el barrio flotante desplegará 18.000 viviendas. El siguiente paso, según la opinión del inversor Peter Thiel o el arquitecto Carl Turner, entre otros, es crear edificios y ciudades flotantes.

En su ensayo corto La educación de un libertario, Peter Thiel cree que la colonización del mar es más realista que la del espacio y podría empezar de forma inminente, siempre que existiera el interés real de innovadores e inversores. Sobre esta posibilidad, Thiel escribe: "Quizá hayamos alcanzado el grado en que crear colonias en el mar es viable económicamente, o en el que pronto será realizable. Es un riesgo realista".

Realista o no, realizable o no, las previsiones sobre el aumento de acontecimientos de clima extremo y la subida del nivel del mar se están cumpliendo e, históricamente, las sociedades y lugares con mayor capacidad de adaptación han florecido pese a las dificultades.

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