Cuando veo que a un rico arroz alguien le pone su buen chorrito de limón, me da dolor de corazón, me parece que se están modificando los sabores que el cocinero ha querido darle, es como darle un brochazo de color acrílico a un Velázquez. Añadimos los trozos de conejo y la panceta, removemos y añadimos el caldo siempre bien caliente, casi hirviendo. La cantidad de caldo y el tiempo de cocción depende mucho del tipo de arroz, pero habitualmente un arroz redondo te pedirá un poco más del doble de la cantidad de arroz.
Pero ayer decidimos experimentar. El día en Madrid fue un horror, viento y lluvia sin parar y no había previsto la comida, ¿qué hacemos?. Y como arroz siempre hay, medio conejo congelado y unas gambas, ¿a ver que sale?
INGREDIENTES.
Arroz redondo, 1 puñado por comensal. 1/2 conejo. 300gr de gambas.
200 gr de panceta. 1/2 pimiento rojo. 1 cebolla. 1 puerro. 1 zanahoria. 2 dientes de ajo. 1 limón. Unas hebras de azafrán. Perejil. Hierbabuena seca. Aceite de oliva virgen extra. Sal
ELABORACIÓN.
Lo primero es poner el caldo. Yo aproveche la cabeza del conejo, la parte verde del puerro, un trozo de pimiento rojo y una zanahoria y chopchop a cocer lentito.
A la vez que preparamos el caldo, pongo a macerar el conejo con un poco de hierbabuena y AOVE, un par de horas antes es suficiente. La hierbabuena le da un sabor de fondo muy rico, pero es opcional, si no te gusta no la pongas.
Sofreímos las tajadas de conejo en aceite de oliva virgen. Cuando este doradito lo sacamos y reservamos. En ese mismo aceite freímos la panceta picada en trozos pequeños, una vez frita sacamos y reservamos. Picamos finito el puerro, la cebolla, el pimiento y el ajo y lo ponemos a pochar a fuego suave con un poco de sal, en ese mismo aceite.
Cuando este transparentándose las verduras, ponemos el azafrán y un minuto después añadimos las gambas y cuando echen el agua es el momento de añadir el arroz, dejarlo hasta que se empiece a poner transparente o consuma todo el liquido. De esta manera cojera mucho mejor el sabor a gamba que contrastara despues con el sabor que dará el caldo de verdura y conejo.
"Le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados".San Marcos 6, 56.