Revista Cocina
Antes de viajar a cualquier lugar del mundo, a pesar de haber degustado la gastronomía de cada país, ya fuese el que fuese, he llegado con el paso del tiempo y la experiencia personal a llegar a afirmar que nunca se ha probado la verdadera comida popular o tradicional si no se hace en el lugar de origen.A ésa conclusión llegué hace muchos, muchos años con la comida China, después de mi primer viaje a Oriente a principio de los años 80.
La comida “china” occidental, la que se suele presentar y preparar en los restaurantes chinos, prácticamente nada tiene que ver con la cocina tradicional de tan exótico y lejano pais; la cocina china es una cocina muy diversa, muy rica, debido a una milenaria tradición que se rige por la búsqueda del equilibrio entre los cinco sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y picante…al que últimamente hay que añadir “umami” y lógicamente por la cantidad tan enorme de ingredientes que suelen utilizar.
Un famoso dicho cantonés dice: “Cualquier cosa que nade, camine, se arrastre o vuele con su espalda hacia el cielo, es comestible”; En China todo lo que anda, nada, corre o vuela va a la cazuela. Y lo que no, también.
Ésta filosofía, unida a la hambruna que azotó China en distintos momentos hicieron frecuente la consumición de una gran variedad de productos que incluso a los más arriesgados paladares echarían para atrás a la hora de consumirlos.
Alimentos que a los ojos de la cultura occidental pueden llegar a parecer extrañas, inusuales e incluso desagradables. Comer y beber es un placer y cada cultura, desde sus costumbres y tradiciones, adopta alimentos y bebidas que para otras culturas sería impensable pasar por la garganta. Lo que para muchos es un platillo suculento, para otros puede ser una tortura con sólo mirarlo.
Experimentar la gastronomía de éste gran país, en multitud de ocasiones requiere curiosidad, mente abierta y determinación….pudiendo llegar a descubrir alimentos y platos exquisitos propios de tan lejanos lugares….e incluso no tan lejanos, en restaurantes de nuestras propias ciudades o bien, gracias a la blogalización, encontrar ciertos productos en comercios especializados a la vuelta de la esquina de nuestras propias cocinas.
Aunque ahora es el momento de confesarme públicamente y contar que hay alimentos que, a fuerza de ser quizás “mal educada” a los ojos de mis anfitriones, no he podido llegar a probar: llámense insectos (saltamontes, cucharachas, orugas, gusanos…..) e incluso carnes de algunos animales, que no es cuestión, ni el momento de detallar…..
Sí he tenido el “valor” de comer y he de reconocer que no me desagrada en absoluto, por ejemplo “huevos de los 1000 años”, quizás un verdadero reto, delicioso para mi gusto: Es un huevo de pato, con un complicadísimo proceso de preparación que implica una envoltura de barro, té y otros ingredientes, dando el resultado de un huevo con la clara gris, casi negra y la yema verde y algo gelatinosa, con un sabor intenso y salado.
Lo puedo comprar en el supermercado oriental al que suelo ir, situado en Torremolinos.
O sopa de cohombro (gusano de mar)… que nuestros queridos amigos Lin y Su, preparan de maravilla…
Ya os he hablado en multitud de ocasiones de éstos queridos amigos, que aunque en su restaurante en pleno Puerto Deportivo de Benalmádena han adecuado su cocina a los gustos occidentales, también cuando Lin cocina especialmente para nosotros, nos sorprende y nos hace viajar a la auténtica y genuina China.
Ellos tienen una hija preciosa, Ana, una malagueña salerosa….que suele decirme, con todo el acento de Málaga: "Toñi yo soy una China andaluza".
La cocina china es considerada una de las mejores del mundo, poseedora de exquisitos sabores milenarios y sofisticadas elaboraciones contemporáneas; las fusiones culturales y culinarias de hoy en día hacen que la gastronomía china se cree y recree más allá de sus fronteras tradicionales.
Es difícil, conseguir los auténticos sabores orientales, cocinar la genuina cocina china, aunque yo lo intento y en Mi cocina, procuro disfrutar y aprender cada día, eso sí lo que consigo es una cocina “china-malagueña”…. Como Ana, la malagueña, la andaluza de ojos rasgados y sonrisa eterna, la hija de nuestros amigos.
En ésta ocasión, aunque igual no es la receta original, he preparado un arroz frito al estilo Yangzhou
El arroz frito con huevos revueltos se puede encontrar practicamente en casi todos los restaurantes chinos que solían ser llamados “arroz de oro quebrado”. El famoso arroz frito de Yangzhou utiliza esta receta que tiene varios siglos de antigüedad; dicen que éste plato fue creado por Yi Bingshou (1755-1818) un ex magistrado en la ciudad de Yangzhou, provincia de Jiangsu. El huevo es revuelto por separado antes de mezclarlo con el arroz frito conocido como “plata cubierta por oro” o pueden ser preparados al mismo tiempo para ser llamado”oro cubierto en plata”.A los que se le añade, cerdo, jamón, langostinos, verduras y otros ingredientes…..por ello en Mi cocina, le llamamos arroz ”ocho tesoros”….
¿Cómo lo hice?
Cortar en trozos pequeños los filetes de cerdo.
Cocer el arroz tipo “thai” siguiendo las instrucciones del fabricante (unos diez minutos) en agua con un pelín de sal. Escurrir, enfriarlo bajo el grifo y reservar.
En otro recipiente cocer los guisantes cuidando de que no se hagan demasiado, escurrir y reservar igualmente.
En un cuenco echar dos cucharadas soperas de vino blanco, una cucharada sopera de aceite de sésamo, una pizca de sal y otra de azúcar, mezclar bien y echar los trozos de carne, removiendo y dejándolos macerar.
Mientras, pelar los langostinos y reservar la carne en un cuenco con un poco de sal y un pelín de azúcar.
Mientras, en una cacerola echar un poco de aceite de girasol y rehogar las cabezas y la piel de los langostinos, hasta que estén dorados, machacándolas bien a fin de que suelten toda la sustancia.
Añadir medio vaso de agua y dejar hervir durante unos cinco minutos, apartar del fuego, colar el caldo y reservar.
En una sartén con un poco de aceite de oliva hacer una tortilla “liá” (como la llamamos en Málaga)..vamos una tortilla francesa o sencillamente revolviendo uno o dos huevos con un poco de sal. Una vez hecha la tortilla trocearla en pequeñas porciones.
Picar en trozos pequeños un diente de ajo, un trozo pequeño de jengibre fresco, una cebolleta pequeña.
Cortar en trozos pequeños una zanahoria.
En un wok echar un poco de aceite de sésamo y sofreir durante un minuto los trozos de cerdo bien escurridos, que se haga un poco, sacarlos y reservarlos
En el mismo recipienta, si es necesario echar un poco más de aceite sofreir a fuego medio el ajo, el jengibre y la cebolleta picadita durante unos minutos, agregar la zanahoria y los langostinos rehogándolos hasta que éstos cambien de color.
Echar unas dos o tres cucharadas soperas de salsa de soja y el caldo donde se maceró la carne de cerdo, removiendo bien dejando que se evapore el alcohol.
Añadir el arroz, los guisantes y el caldo de las cabezas, remover bien cuidando de que el arroz quede bien suelto.
Al emplatar agregar el huevo revuelto y jamón cocido cortado en trozos pequeños…..
menzclándolo con el resto de los ingredientes, removiendo bien todo el conjunto y servir el arroz frito al estilo Yangzhou…..
¡¡ Buen provecho !!