Revista Cine
Confieso que a veces nos adelantamos demasiado al decir que una comedia ha envejecido muy mal y que con los años ha perdido la gracia. Este fin de semana he podido comprobar de primera mano que al contrario del rumor popular (o lo que es lo mismo, de la mayoría de las críticas leídas) Arsénico por compasión sigue arrancando las carcajadas del respetable. He tenido la oportunidad de ver ésta película éste pasado fin de semana en un cine de verano casi con aforo completo y tengo que admitir que la mayoría de las veces somos unos "boca-chancla". No había escuchado tantas risas en un cine en mis 27 años de existencia.
Arsénico por compasión es una mezcla de comedia negra y aquellas famosas screwball comedies de los años 30 y 40, que más que intentos de hacer obras maestras fueron una especie de productos de entretenimiento de usar y tirar destinados a hacer un poco más llevaderas las vidas de los norteaméricanos durante la Gran Depresión. Algunas, como ésta, han sobrevivido por mérito propio.
Frank Capra, su director, fue un firme partidario de que Estados Unidos luchase durante la Segunda Guerra Mundial y elaboró ocho documentales de guerra con la intención de animar a las tropas y obtener la alianza de la URSS. Se alistó como voluntario y filmó Arsénico por compasión para mantener la economía familiar con los beneficios que obtuviera de ésta durante su ausencia.
Arsénico por compasión está basada en la obra teatral del mismo nombre Arsenic and Old Lace escrita por el novelista y dramaturgo Joseph Kesselring y adaptada al cine por los hermanos Epstein, los guionistas de Casablanca.
El argumento, cómo el de las películas que fueron máximo exponente en éste género (La Fiera de mi Niña o La Pícara Puritana) es una demencia absoluta. Cary Grant fue protagonista masculino de las tres, por cierto.
Mortimer Brewster (Cary Grant) y su novia Elaine (Priscilla Lane) acaban de contraer matrimonio civil. Sus tías Abby (Josephine Hull) y Martha (Jean Adair) famosas por su bondad y carácter afable, y que conviven con el sobrino Teddy (John Alexander), famoso en el vecindario por creerse el presidente Theodore Roosevelt, les esperan en su casa charlando con el padre de Elaine, pastor metodista (Grant Mitchell)
Una vez en casa de sus tías, Mortimer descubrirá que las bondadosas ancianas llevan a cabo un plan macabro e inocente a partes iguales. Se han propuesto quitar la vida a todo aquel caballero anciano que se sienta solo con una copita de vino aliñado con arsénico. Las dos hermanas cumplen con su árdua tarea con el espíritu más filantrópico que se pueda imaginar.
En el sótano hay 12 cadáveres que el bueno de Teddy se encarga de enterrar en "Panamá." Él cree que son víctimas de la fiebre amarilla y que el sótano es Panamá, evidentemente.
Cuando Mortimer descubre el pastel empieza la acción.
A partir de aquí, Mortimer empieza una verdadera odisea para tratar de porteger a sus tías. "Lo que quiero decir es que ésto se está convirtiendo en una mala costumbre" les regaña Mortimer a sus tias sobre su "pequeña" cadena de asesinatos.
La única salida que se le ocurre es encerrar en un psiquiátrico a su hermano Teddy. Mientras tanto, las tías Abby y Martha siguen con su obra de "caridad".
Para terminar de rizar el rizo, llega el hermano pródigo, Jonathan, (Raymond Massey) un asesino que monta en cólera cada vez que alguien le dice que se parece a Boris Karloff (éste guiño es uno de los que sólo podían entenderse en la época, pues Boris Karloff era el actor que interpretaba a Jonathan en la obra teatral de Ársenico por compasión) y su compinche el doctor Einstein, el carismático Peter Lorre, que venía de actuar en Casablanca.
El curioso físico de Massey le sirvió para interpreta al presidente Abraham Lincoln.
Personalmente destaco de ésta comedia algunas frases sin parangón, la fotografía del afamado Sol Polito y la impagable presencia de Cary Grant, que no se quedó contento con su interpretación y si muy contrariado con las directrices que le dio Frank Capra para su personaje al que, si tenemos que definir de alguna manera, sería de histriónico. Grant fue la cuarta opción de Capra para interpretar a Mortimer.
Sin embargo y, a pesar de todo, Grant hizo su trabajo y declaró que fue el papel donde más disfrutó.
Grant quería convertirse en un actor de comedia serio. Así que nuestro gentleman, el mejor actor de comedia que haya habido (en mi opinión) tiró de mímica facial exagerada hasta casi degenerar en dibujo animado. Y aún así es lo mejor de la película.
Cada personaje lleva su personalidad al extremo. Mortimer se convierte en el más exéntrico de la película. Las tías Abby y Martha parecen dos de las hadas de La Bella Durmiente (al menos Abby anda igual que una de ellas, lo juro) el tío Teddy es el más loco de los locos y Jonathan el más malo de los malos.
Luego están los secundarios como Elaine y los policias que entran y salen de escena sin demasiada pena ni gloria en ésta obra absolutamente teatral. El principal escenario es el salón de la casa y es curioso que de lo que más se nombra, el sótano, apenas salgan las escaleras unos segundos y nada más. Puro teatro.
Los únicos intérpretes de la obra teatral que repitieron su papel en el cine fueron las tías Abby y Martha y Teddy. Boris Karloff no consiguió el permiso para rodar la película por ser el principal reclamo de la obra de teatro.
Termino ésta entrada reafirmando lo primero que dije, Arsénico por compasión sigue arrancando carcajadas. De hecho, me asombré de que fueran tantas y tan fuertes, gratamente.
Saludos.