Revista Arte

Arthur C. Danto, la mala imagen del arte contemporáneo y el repudio a la libertad de pensamiento

Por Deperez5

Arthur C. Danto, la mala imagen del arte contemporáneo y el repudio a la libertad de pensamiento
El mundo del arte vive en dos realidades paralelas: mientras los medios de prensa argentinos, encabezados por La Nación y Clarín, multiplican las notas laudatorias y proclaman con palabras rimbombantes el éxito sin fisuras del arte contemporáneo, el ciudadano común muestra una sana incredulidad frente a las cosas banales y prosaicas presentadas como obras de arte.
Pero no toda la prensa, a la hora de poner el foco en el arte, olvida su compromiso de independencia y ecuanimidad informativa: hace pocos días, la revista cultural del diario El Mundo de España publicó un interesante conjunto de opiniones bajo el revelador título: Arte contemporáneo: ¿por qué ese descrédito?, acompañado de un subtítulo que no deja lugar a dudas: Cinco reconocidos profesionales debaten sobre la mala imagen del arte contemporáneo.
Uno de esos profesionales fuel el mismísimo Arthur Danto, tal vez el más reconocido y aclamado gurú del conceptualismo, cuya participación merece ser citada en extenso:
“Esta primavera pasada no dejé pasar la oportunidad de sentarme a la mesa frente a Marina Abramovic durante su maratoniana performance en el vestíbulo del MoMA neoyorquino. No recuerdo una obra museística que haya generado el revuelo causado por esta pieza, de título The Artist is Present, y mi objetivo era comprobar qué se sentía sentándome con Marina y escribir después mi experiencia. A pesar de la cola que se formaba cada día y de que, desde la apertura del museo hasta el cierre, la silla frente a la artista jamás permaneció vacía, nadie del establishment de la crítica ha escrito sobre la experiencia de sentarse con ella”.
Luego de manifestar su sorpresa por la gran cantidad de comentarios adversos que recogió su nota del Times, Danto intenta validar la performance de Abramovic y expresa su desconcierto ante la reacción negativa del público:
“Todos cuantos se sentaron a la mesa fueron fotografiados y una cantidad sorprendente de ellos aparece en esas fotografías llorando. Hubo quien se preguntaba por la diferencia entre sentarse con la artista en aquel vestíbulo o hacerlo frente a otra persona en cualquier sitio, por ejemplo, en el metro. Claramente, no estallamos en sollozos al sentarnos delante de un pasajero cualquiera. Sea como fuere, si algo me quedó claro es que, también en el arte de la performance -un tipo de creación que se libra de las profundas problemáticas que afectan a la pintura-, la expresión de descontento con el arte contemporáneo se expresa sin cortapisas, revelando una fuerte desconfianza con los creadores contemporáneos. No resulta sencillo determinar qué es lo que podría acabar con esa desconfianza, pero es difícil imaginarse a Marina, una artista cuyas obras a menudo implican duras pruebas y no pocas veces riesgos, como insincera”.
Luego de leer que para el gran Danto “no resulta sencillo determinar qué es lo que podría acabar con esa desconfianza”, esperábamos la formulación de alguna propuesta tendiente a mejorar el contacto del arte contemporáneo con el público, pero nos esperaba una sorpresa final.
Preocupado por los comentarios adversos de los “críticos lumpen” que circulan en Internet (como este blog, convertido a partir de hoy en un lumpen-blog), el gran Danto termina su intervención atacando a Internet y renegando de la libertad de pensamiento:
“…estos comentarios levantan barreras que obstaculizan el funcionamiento del arte. Fue una mala idea dar a esos comentaristas la oportunidad de echar veneno al pozo en nombre de la libertad de pensamiento. (¡¡¡!!!) Pienso que el arte no tiene la obligación de hacer nada para responder a esos insensatos ataques y que la existencia de internet hace enormemente fácil emponzoñar el ciberespacio”.
Curiosamente, los dos grandes medios de prensa argentinos, La Nación y Clarín, que transitan una dura lucha contra los avances autoritarios del gobierno kirchnerista, se mantuvieron perfectamente mudos frente a la tácita propuesta de censura y la insólita condena de la libertad de pensamiento formulada por el máximo teórico del arte conceptual.
Mi opinión: es una verdadera lástima que la información artística de los grandes diarios no esté en manos de profesionales independientes.


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