Revista Cine

Así se hizo "La marca doble del diablo"

Publicado el 11 febrero 2019 por Koprofago
Como ya sabrás, estamos de estreno: ha nacido Ediciones Koprolitos, que debuta con La marca doble del diablo, una novela negra de ambientación mesozoica que no va a dejar a nadie indiferente.
Los propios personajes se han encargado de irte presentando al protagonista con sus testimonios en las redes sociales y también has podido ver algunas de las ilustraciones del libro. Lo que en este post te proponemos es conocer los aconteceres más técnicos del invento, lo que viene a ser el Making of  de La marca doble del diablo.
Así se hizo Pangea Sauria, versión de Charlie Charmer
El texto
El germen de La marca doble del diablo debe buscarse en el relato Pangea Sauria, que escribí allá por marzo de 2014. Nunca antes había escrito una historia con dinosaurios y, a partir de entonces, es rara aquella en la que no los incluyo. Si me preguntas por qué, supongo que fue la propia trama la que me dirigió a ello: los seres humanos me parecían poca cosa para protagonizarla. Que nadie se ofenda, pero, con las mismas armas, Bruce Willis, Schwarzenegger o Stallone no son capaces de ofrecer la décima parte de acción que un T.Rex. Justo antes de que un monstruoso meteorito (y todo lo que vino después) acabara con ellos, a finales del Mesozoico poblaban el planeta desde diminutas enantiornitas, que habían comenzado a conquistar los cielos, a descomunales saltasaúridos bajo cuyas patas temblaba la tierra. Y cuando uno cuenta con semejante elenco para sus historias, difícilmente se resiste a no seguir utilizándolo.
Desde luego, algo había en Pangea Sauria –tal tuviera que ver también con su mensaje ácrata y subversivo- que pedía salir a la luz y sólo dos meses después lancé con mi viejo amigo Bombi Charmer el webzine Chorrada Mensual, en cuyo nº 4 (octubre de 2014), dedicado al género fantástico, llegó al público Pangea Sauria por primera vez. En aquella versión, Max Balzary se llamaba Tito y era un gallimimo en vez de un estrutiomimo, la líder del grupo terrorista se llamaba Trini y el General al mando de los FEOS, Rosendo. Todo muy de andar por casa. La dedicatoria final “a Jossy Charmer” era un recuerdo cariñoso a un también viejo amiguete que hablaba con frenillo, como Max Balzary.
En junio de 2015 comencé a colaborar en Koprolitos precisamente con otro cuento de dinosaurios, Pequeños bastardos, y en septiembre publiqué en el blog Pangea Sauria en dos partes, que puedes leer aquí y aquí (por cierto, el enlace a Chorrada Mensual no es operativo [1].
Tras publicar un puñado de relatos de dinosaurios tanto en Chorrada Mensual como en Koprolitos, el siguiente paso era lógico: escribir una novela de dinosaurios. Pangea Sauria fue una referencia inevitable, aunque en marzo de 2016 apareció Marcus e inmediatamente acaparó mi atención, pasando los terroristas a un segundo –pero inquietante- plano. Finalmente, el 3 de febrero de 2017 la criatura fue bautizada oficialmente, al practicar su inscripción el Registro de la Propiedad Intelectual.
Podría contaros aquí muchas más cosas (como los omnipresentes guiños musicales o el nexo que une los títulos de capítulos), pero prefiero que el lector las descubra por sí mismo.
Así se hizo Redada en el parque, versión definitiva
Las ilustraciones
Por supuesto, en cuanto acabé de escribir la novela comencé la primera de infinitas revisiones y correcciones (las últimas han sido ya con la maqueta montada y, aún así, siempre se cuela algo: acabo de leer en la pg.198 "les ruego que consideren éste valor...", donde obviamente sobra el acento). Dados los conocimientos paleontológicos de eL kOProFagO, no me pude resistir a solicitarle su opinión y asesoramiento. Aparte de impagables sugerencias, me insistió en que debía pensar en publicarla. También a su amigo Carlos de Miguel, paleontólogo e ilustrador, le había gustado. Así que la moví un poco y hubo alguna editora que se interesó, aunque finalmente no terminó de decidirse. Entonces fue eL kOProFagO de nuevo quien dio un paso al frente: era hora de arrancar Ediciones Koprolitos. Había hablado con Carlos y estaba dispuesto a ilustrarla. Su entusiasmo me terminó contagiando y así es como Marcus Wooten se convirtió en un proyecto colectivo.
Aunque soy consciente de mis limitaciones, muchas de las ilustraciones de Chorrada Mensual son obra mía, de modo que Carlos tuvo que soportar no sólo las típicas pullitas de escritor (“Hombre, yo a ese personaje le veo algo más agresivo, pero sin llegar a intimidar, que se note que en el fondo tiene buen corazón...”, “¿Puedes hacerle mirar como si estuviera pensando en lo que va a desayunar mañana?” y ese tipo de cosas), sino también de dibujante que sabe exactamente lo que quiere aunque no sea capaz de hacerlo por sí mismo (“Ese escorzo menos forzado y la iluminación debe atenuarse en el rostro del protagonista, proyectando una sombra casi invisible bajo la barbilla”). Sin embargo, jamás le oí una queja o un reproche. Y lo peor es que era capaz de hacer expresar al personaje que estaba pensando en lo que iba a desayunar al día siguiente y atenuar la luz proyectando una sombra casi invisible bajo su barbilla.
Naturalmente, llegar ahí es un proceso largo del que el lector sólo ve el resultado. Sin ir más lejos, para la primera ilustración Carlos comenzó realizando una serie de bocetos de Marcus, hasta que dimos con su forma definitiva. Había que decidirlo casi todo: en qué medida se le iba a antropomorfizar y hasta qué punto se iban a respetar sus características morfológicas (p.ej.: las garras tienen dos dedos y los brazos, en consonancia con el texto, son muy cortos en proporción al cuerpo).
Así se hizo Boceto para la primera versión de Redada en el parque
Así se hizo Primera versión de Redada en el parque
Después llegó la hora de planificar la propia ilustración: Carlos partió de un esquema con el que luego trabajó hasta resultar la ilustración tan chula que puedes adquirir junto con el libro… aunque no forma parte del mismo, porque somos tan cabrones que le hicimos repetir todo el trabajo tras decidir que queríamos publicar las ilustraciones en formato vertical y no horizontal. Como puedes ver, Carlos aprovechó para pulir los personajes y luego añadió de fondo una vista de Lance Creek. Si te soy sincero, a mí me gustan las dos ilustraciones por igual. Y muchos bocetos que quedaron por el camino...
Si éste fue el proceso de las ilustraciones interiores, te puedes imaginar la guerra que dio la portada. Tras montones de bosquejos, acabamos consensuando cuál era la imagen que queríamos como carta de presentación de la obra y Carlos la terminó y pasó a colorearla. El resultado es la espectacular ilustración bajo estas líneas, que también ha decidido poner a disposición de quien desee atesorarla. Luego llegaron los retoques digitales y la integración del dibujo en la portada, que también dio guerra. No queríamos que encajara “a sangre”, pero todo el protagonismo debía ser de Marcus, así que optamos por reducir al mínimo el marco e incluimos unos detalles, como el humo del cigarrillo (¿o es otra cosa?) y las garras, que lo superan para dar una sensación de relieve, como si el personaje pudiera salir en cualquier momento para hacer compañía al lector...
Así se hizo Ilustración para la portada
Así se hizo Portada definitiva
El resultado es historia. Esperamos que lo disfrutes tanto como nosotros disfrutamos haciéndolo... ¡Ah! ¿Que todavía no lo tienes? Pues nada, hombre, como ya te contamos aquí, si quieres hacerte con un ejemplar, no tienes más que escribir a koprolitos[arroba]gmail.com y te contaremos cómo puedes hacerlo.
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[1] Acabamos abandonando la plataforma issuu cuando nos censuró por mostrar un dibujo de unos pechos, aunque puedes consultar (y bajarte) todos los números del webzine en wordpress.

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