Revista Bares y Restaurantes
Antes de nada, y aunque tarde, ¡Feliz año nuevo a todos!. Espero que lo hayan pasado bien en éstas fiestas. Este año, decidimos en casa que para la Nochebuena, nada de cocinar ni ir a casa de familiares a cenar. Esta vez, como experiencia nueva, nos iríamos a cenar fuera, ¡y a un chino!. Los signos de exclamación no van en desdoro de la calidad este tipo de restaurantes, es por la sorpresa que generó en un principio en mi familia mi ocurrencia. Pero tenía su lógica. Había muchas más probabilidades de encontrar abierto en ese día un chino que cualquier otro tipo de restaurante. Luego les fue gustando la idea.
Nos decidimos por el que les voy a comentar hoy, al que ya habíamos ido en otras ocasiones, y donde habíamos empezamos a catar algunas de sus especialidades japonesas, a las que antes éramos reacios, por el tipo de preparación. A lo más que había llegado, en otro sitio que ya reflejé aquí, fue a cometer la imprudencia de utilizar el wasabi como el que unta un poco de almogrote en un trozo de pan. ¡La madre que lo parió!, con perdón. Estuve cinco minutos sin poder comer, porque tenía la boca como dormida. En mi descargo, era un self-service, estaba puesto ahí, y yo ni pregunté ni nada. Y lo poco que comí no me gustó. Pero aquí hemos probado alguna que otra cosita, y poco a poco nos va entrando.
El sitio es acogedor, diáfano, con bastantes mesas, que no se traduce en mucho ruido cuando se llena. Arrullado casi por los acordes de la música oriental que envuelve el comedor, se crea el ambiente propicio para relajarse a disfrutar de la comida…, si no fuera por el día (o la noche) que era. La Navidad se esfumó al cruzar la puerta. Y nosotros, con el espíritu navideño a flor de piel, empezamos a pensar si había sido una buena idea.
No es una crítica al sitio, desde luego. Éste estaba como siempre, pero la experiencia navideña no fue lo que esperábamos. Como cena familiar estuvo bien, teníamos casi un restaurante entero para nosotros solos, pero como cena navideña fué, como mínimo, rara. Será por la costumbre, pero uno echó de menos un villanciquito, y fuera, el olor a conejo en salmorejo que impregna el ambiente, el ruido y el olor de un petardito... qué se yo. Pero bueno, tampoco fué para tanto, lo comento para que tengan una opinión por si alguien tiene la misma ocurrencia..
En cuanto a la comida, la carta es la típica de los restaurantes chinos con especialidades japonesas. Pulsando aquí, podrán verla con sus precios. Nosotros comimos un plato que nos encanta, un Kubak, en este caso 3 delicias, aunque en otras ocasiones lo hemos pedido de gambas, también muy rico. Luego un plato de cerdo picante, muy bueno, y en cual sopeteamos casi dos panes chinos (¡que bueno es el pan chino!). Los platos van bien colmaditos (los chinos, no así los japoneses). Seguimos con un estupendo Pato Pekin, con su crudité y envuelto en esas tortas que lo hacen aún más rico. Con eso ya nos fuimos quedando a gusto, pero había que probar algo de la gastronomía japonesa. En este caso pedimos un Gyuudon, que tras su desagradable aspecto ocultaba una rica combinación de huevo, ternera y verduras (y arroz, aunque este no estaba tan rico. No se por qué, pero en todos los platos japoneses que he probado que llevaran arroz, está igual, sin sabor). No pedimos postre, no me han gustado los postres chinos que he probado antes, sólo 2 cafés. Acompañamos por 3 ó 4 refrescos, agua y una cerveza china. La cuenta no llegó a 38 euros. Bien comidos, y bien de precio, dentro de una cena "diferente".
Dirección: Calle Sabino Berthelot Augier, 19,
El Mayorazgo. LA OROTAVA
Teléfono:922 32 55
Coordenadas:
Latitud: 28.391579 (28º 23' 29.68" N)
Longitud: -16.526335 (16º 31' 34.81" W)