Llegamos a nuestra cuarta crónica del Asian Film Festival de Barcelona que nos acerca a algunas películas destacadas de su programación. Como decíamos en nuestro primer post dedicado al festival de este año, la selección de películas incluye una amplia variedad de producciones que provienen no solo de países más presentes en las salas de cine como Irán o incluso la India, cuya cinematografía es muy visible en plataformas como Prime Video, que ha estrenado recientemente el muy esperado biopic Sardar Udham (Shoojit Sircar, 2021), sino que también deja paso a nacionalidades que curiosamente suelen estar ausentes de la programación de festivales internacionales y de las carteleras como la australiana o la neozelandesa.
Sección Oficial
Las actividades anuales de Casa Asia incluyen la celebración de una Muestra de Cine Iraní que ofrece entre julio y septiembre un ciclo de recientes producciones del país, una cinematografía que también está muy presente en la programación del AFFBCN'21. Uno de los títulos que han formado parte de esta sección es The inheritance (Sadegh Sadegh Daghighi, 2020), un drama que de alguna manera sigue los pasos de Asghar Farhadi en su representación de la sociedad iraní a través de conflictos familiares como en Nader y Simin, una separación (2011), ganadora del Oscar, o su película más reciente Un héroe (2021). En este caso, la herencia del título se convertirá en el objeto del conflicto familiar cuando el padre de Adel, un joven de 16 años, muere en un accidente de tráfico, y sus parientes discuten entre sí para hacerse con la custodia del adolescente hasta que cumpla los dieciocho años, mientras que él quiere mantener su independencia de una familia a la que prácticamente no conoce.
Poco a poco, sin embargo, se van descubriendo motivaciones ocultas de estos familiares para controlar la herencia, que tienen que ver con deudas y disputas personales. Adel, que en Teherán tenía una vida fácil como jugador de fútbol, regresa a un entorno asfixiante y se convierte en el centro de la polémica pero también en la representación de una generación que ha dado un paso adelante en el control de su destino. Pero la necesidad de un tutor que le impone la administración hace renacer los problemas en el seno de su familia. Las interacciones de los parientes, con las mujeres sometidas a la autoridad de sus maridos, reflejan una parte de la sociedad iraní que permanece en un cierto estatus tradicional. Pero ni el trabajo de dirección ni, especialmente, el de interpretación consiguen trascender de lo meramente superficial. Hay muchas discusiones, gritos y lágrimas a lo largo de una película que tiene claros sus objetivos, pero que no los alcanza por su condición de melodrama estático, exagerado e histriónico.
Oficial Panorama
Uno de los directores más representativos del denominado Kannada Cinema es el veterano Girish Kasaravalli, que inició su andadura en el cine con Ghatashraddha (The ritual) (1977), que está considerado uno de los principales referentes del estilo experimental que formó parte de ese sector del cine indio que está rodado en el idioma canarés que se habla principalmente en el estado de Karnataka. A sus setenta años, Girish Kasaravallu continúa muy activo en la realización de películas como Can neither stay here, nor journey beyond (2020) que, sin embargo, se presenta en la programación del Asian Film Festival incompleta. La película tiene una duración total de dos horas y cuarenta minutos, dividida en dos partes de una hora y veinte cada una, pero solo podemos visionar la primera parte. Aunque probablemente se trate de un error de distribución y programación, ya que se anuncia la versión completa, hay que decir que al tratarse de dos partes diferenciadas por espacio y tiempo aún se puede disfrutar del particular estilo del director aunque solo sea con la primera mitad.
La película habla del sistema de castas que se perpetúa en la India como principal forma de estructuración de la sociedad, a través de la historia de Naga, un niño pobre que vive en una pequeña aldea de Kemmannu, cerca de la ciudad de Udupi, y que sufre el bullying en la escuela porque sus padres, que trabajan para el cacique, no tienen recursos ni siquiera para pagarle unos pantalones nuevos. El profesor se muestra amable con el niño, pero le advierte que tiene que castigarle para que el resto de los alumnos sepan que trata a todos por igual. De alguna manera, la actitud del maestro refleja la transformación que se ha producido en las personas que han recibido una educación, hacia el sistema de castas, especialmente en las generaciones posteriores a la Independencia, pero que debe mantenerse de una forma tradicional en determinados entornos rurales. Naga sufre las consecuencias de la pobreza en el aislamiento del resto de los niños, y por eso sueña con huir del pueblo hacia la ciudad, como hizo su hermano años antes.
Esta primera parte es de una gran belleza, capturando el ambiente natural del bosque de Kemmannu, y se desarrolla a finales de los años sesenta. Resulta interesante cómo se recibe en la aldea la noticia de la llegada del hombre a la luna en 1969, cuando el profesor lee a los alumnos el periódico en el que se informa de los primeros pasos del ser humano en el espacio. Y de alguna manera esa representación del sueño espacial se convierte en reflejo de ese otro sueño que tiene Naga. Para él, la ciudad de Udupi es su particular luna, el anhelo de conseguir acceder a otro universo. Hay un retrato de personajes muy rico, que se centra principalmente en la figura del protagonista, pero que también nos ofrece la visión de una joven viuda que espera el regreso de su marido, y que debe permanecer casi todo el tiempo en la casa, convertida en una especie de prisión, hasta que éste vuelva. Ella es también una especie de pájaro enjaulado, que espera una ocasión para escapar de su destino establecido por la ausencia de un marido que ni siquiera sabe si regresará algún día.
La segunda parte de la película, que no está disponible en la programación del Asian Film Festival, se desarrolla varios años después en la ciudad de Bangalore, y ahora Naga es un hombre casado con una hija, que parece haber alcanzado el reto de liberarse de la distancia social que marca la diferencia de casta. Pero esta segunda historia se centra sobre todo en Punda, un adolescente que es contratado por el matrimonio para que realice las tareas de la casa y cuide a su hija. El director tiene más interés en mostrar la realidad de este joven, que ahora es quien sufre el menosprecio de la diferencia de casta, a través del menosprecio de Naga, que es ahora quien ocupa el estamento social superior, y que muestra esta supremacía cuando Punda le manifiesta su intención de regresar a su aldea, un viaje inverso al que Naga hizo años antes. Desgraciadamente, la película Can neither stay here, nor journey beyond no se puede disfrutar completa, pero al menos se puede visionar su primera parte.
El drama Far frontiers (Maxim Dashkin, 2020) se desarrolla en la base militar rusa que se encuentra en la ciudad de Balykchy, en el Kirguistán. En este ambiente cerrado, retroalimentado por la masculinidad castrense, Maria (Victoria Tolstoganova) trabaja en la peluquería mientras espera que le concedan el traslado a su marido, el oficial Nikolai (Sergey Shnyrev), que les permita salir de ese agujero asfixiante. Esta sensación de estatismo y hastío tienen un único elemento de liberación en su relación con el capitán Krainov (Alexander Kudin), un joven compañero de su esposo. El director ha comentado que su intención era "mostrar las consecuencias de la infidelidad", y en ese sentido traza un romance triangular que se alimenta por la propia claustrofobia del espacio en el que se desarrolla, y que también se representa en la fricción entre los militares rusos y los habitantes kirguís.
Con una fuerte economía de recursos narrativos, en el que predominan las miradas y los momentos de silencio frente a los diálogos, Maxim Dashkin compone un reflejo de la visión machista de este lugar en el que las mujeres se dedican a trabajos como peluquería y servicios mientras sus maridos se envuelven en la jerarquía militar y sus hijos entrenan para participar en campeonatos de judo que de alguna manera sirven como exención de las hostiles relaciones personales. Ganadora del Premio al Mejor Director de la Sección Oficial Panorama, la película dibuja precisamente una atmósfera opresiva que está marcada por la incapacidad de encontrar momentos de tregua: "Me sorprendió que desde el patio de armas hasta la casa donde viven los oficiales, solo hay 200 metros, y los militares simplemente no tienen tiempo para reorganizarse psicológicamente en el camino del trabajo a la casa. Hemos creado una atmósfera similar", comenta el director Maxim Dashin.
A pesar de ello, la historia se construye con un minimalismo que juega a favor de la representación de este ambiente de masculinidad tóxica, pero en detrimento del desarrollo de los personajes. Y pierde la oportunidad de ofrecer un retrato más complejo del personaje femenino, y de la feminidad dentro de una base militar compuesta exclusivamente por hombres. Cuando le preguntan a Nikolai si agredió a su mujer, él responde: "Yo no la pegué, solo la tiré al suelo", en una absurda gradación de la violencia. Pero tenemos la sensación de que falta un perfil más profundo de las motivaciones de Maria que nos permita entender su concepto de la deslealtad hacia su marido. Da la impresión de que ella es el personaje secundario en una historia protagonizada por dos hombres, cuando debería ser a la inversa.
Discoveries
La película Friends and strangers (James Vaughan, 2021) se sostiene principalmente en los diálogos para proponer un retrato nada complaciente de la sociedad australiana. O por lo menos de una parte de esa sociedad, la que se mueve entre obras de arte y personajes con cierto aire snob, lo que se se denomina la clase intelectual "ennui" (la que se recrea en el aburrimiento). El director se refleja en el protagonista, un joven que parece estancado en una vida sin demasiado rumbo, rodeado de lujos que sin embargo no resultan nada atractivos. Se construye una comedia dramática, seleccionada en la pasada edición del Festival de Rotterdam, que se basa principalmente en unos diálogos tampoco excesivamente ingeniosos, incluso en muchos momentos intrascendentes. El hecho de contar con actores no profesionales no ayuda tampoco a dar naturalidad a los personajes, teniendo en cuenta su pretenciosidad verborreica. De alguna manera, el director pretende construir situaciones que pueden resultar incómodas para los personajes, como cuando el protagonista visita una casa junto al puerto y de fondo se escucha constantemente una música disonante, que proviene de la casa de un vecino. Se establece así una sensación de irrealidad absurda, incluso molesta. Pero al final tenemos la sensación de que la película es precisamente aquello sobre lo que pretende ironizar.
Sección Especial
Desde Nueva Zelanda se presenta en esta sección el documental Camino Skies (Fergus Grady, Noel Smyth, 2019), que acompaña a varios peregrinos de Australia y Nueva Zelanda durante la ruta del Camino de Santiago. Aparentemente distantes de la tradición cristiana que se inició en la Edad Media, su deseo de realizar este peregrinaje tiene diferentes motivaciones personales que facilitan la empatía con el espectador. Sue refleja la dureza del camino haciendo frente a su artritis, que la lleva en numerosas ocasiones a pensar en abandonar la ruta; Julie perdió a su esposo debido al cáncer y poco después a su hijo en un accidente de rafting; Terry y su yerno Mark iniciaron el camino debido a la fibrosis quística que le quitó la vida a la nieta de Terry cuando solo tenía 17 años. El Camino de Santiago es un reto de resistencia física, pero también supone un proceso de curación espiritual, que los directores muestran a través de estas personas, la mayor parte maduras, que hacen frente a las inclemencias del tiempo y la propia vejez.
Películas como El camino (Emilio Estévez, 2010) y series como 3 caminos (Prime Video, 2021) han mostrado la universalidad de esta ruta a través de personajes de diferentes países. Camino Skies se une a esta lista, tanto en su pretensión como en su incapacidad para alcanzar el objetivo de transmitir esa magia que muchos peregrinos describen. Es un documental con evidentes buenas intenciones que muestra la camaradería de este grupo de personas, y que refleja una mirada positiva hacia la capacidad de resistencia del ser humano, pero su formato es demasiado televisivo, tan tradicional que no se diferencia mucho de aquel reality aventurero que era Pekín Express (Cuatro, 2008-2016), solo que en este caso no hay competición, sino buen rollo.
Un héroe se estrena en cines y Prime Video el 21 de enero.
Nader y Simin, una separación se puede ver en Filmin. El camino se puede ver en Filmin y HBO Max.