No vamos a negar que corre una leyenda negra sobre el aspartamo, un edulcorante producido a partir de dos aminoácidos naturales, el ácido aspártico y la fenilalanina, y usado como base endulzante en cientos de productos conocidos como “bajos en calorías” o “light” o “sin azúcar”, entre otros.. ¿Ejemplos? chicles, edulcorantes artificiales de mesa, agua saborizada, gaseosa o bebidas dietéticas (o sin azúcar), yogurts, cereales, salsas para cocinar y hasta en algunos medicamentos (sobre todo jarabes pediátricos).
En los años 90, un estudio independiente concluyó que el consumo abusivo de aspartamo podría tener efectos cancerígenos sobre la salud, en parte por el supuesto proceso de hidrolación ocurrido durante su asimilación en el organismo, pudiendo llegar a liberar una cantidad de metanol, por encima de la dosis máxima diaria permitida para este alcohol.
En base a estas y otras afirmaciones, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realizó una re-evaluación sobre el aspartamo (teniendo en cuenta que su seguridad ya había sido evaluada por organismos reguladores de todo el mundo desde la década de 1980), recurriendo esta vez a toda la información disponible sobre el aspartamo y sus productos de degradación (incluyendo el metanol) y tras un análisis profundo, detallado y metódico, finalmente concluyeron que la actual Ingesta Diaria Admisible (IDA) de aspartamo se considera segura para la población general y la exposición de los consumidores al aspartamo está por debajo de la IDA. En definitiva, según la EFSA, el consumo de aspartamo no conlleva ningún riesgo para la salud.
El aspartamo contiene fenilalanina, un aminoácido aminoácido esencial que no puede ser producido por el organismo y que sirve como bloque de construcción para las proteínas en el organismo.
La fenilalanina también puede ser convertida por el cuerpo en tirosina, otro aminoácido se utiliza en formación de proteínas o bien transformarse en otros productos químicos en el cuerpo, incluyendo algunos “mensajeros químicos” tales como hormonas o neurotransmisores.
Solamente no deben tomar aspartamo, ni cualquier otra fuente de feninalanina, las personas que sufran fenilcetonuria (PKU), una enfermedad hereditaria que causa niveles altos de fenilalanina y bajos de tirosina en la sangre. Un nivel muy alto de fenilalanina en la sangre puede llegar a ser tóxica para el cerebro, pudiendo llegar a producir trastornos en el estado de ánimo y problemas de comportamiento.
La mayor parte del tratamiento de la fenilcetonuria tiene como objetivo mantener la fenilalanina en sangre en niveles aceptables (o más bien bajos) por la restricción de alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos, productos lácteos, frutos secos y semillas), alimentos ricos en almidón, (pan, pasta, etcétera), así como alimentos, bebidas y otros productos que contengan aspartamo.
Por ello, y según la normativa en la Unión Europea, en el etiquetado de todos los productos que contienen aspartamo deben llevar una etiqueta o mensaje claro que indique que “Contiene una fuente de fenilalanina” con el fin de proteger a los consumidores que necesitan para evitar la exposición a esta sustancia.
Por lo demás, mi consejo es sencillo, es mejor tomar los alimentos y bebidas lo más naturales posibles, sin azúcar y sin ”aditivos” (no hay nada mejor que beber agua fresca mineral, por ejemplo), pero si tenéis que elegir entre una bebida con azúcar o alguna con aspartamo, y si no deseáis aportar demasiado azúcar en vuestra dieta diaria (el azúcar está escondido en todas partes), quizá podéis optar por la opción B, es decir por el aspartamo. Pero siempre sin abusar. Entre poco y mucho hay un medio…
¿Y vosotros? ¿Soléis tomar alimentos o bebidas “bajos en calorías”, “light” o “si azúcar”? ¿Usáis algún producto endulzante con aspartamo? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!
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