Eddy Merckx, Jacky Ickx, Adolph Sax, Hergé, Django Reinhardt o incluso la mismísima Audry Hepburn son personajes mundialmente famosos y que tienen como vínculo común haber nacido en Bélgica.
A esta lista, los gastrónomos madrileños deben sumar un nombre más, el del Chef Etienne Bastaits, que lidera el proyecto de el Atelier Belge desde sus inicios en lo que ahora es Atelier Belge Brasserie en la calle Martín de los Heros y ahora en Atelier Belge Restaurant en la calle Bretón de los Herreros.
Esta es una historia de éxito, de pasión, de compromiso con una profesión y con una cultura gastronómica, la suya, la belga, que nos muestra día a día en sus fogones en una interminable proyección, tanto en su cocina como en su negocio que crece, acumula clientes y buenas críticas y se ha convertido en un lugar imprescindible en Madrid.
El Atelier Belge se aúpa directamente a la segunda posición de nuestro ranking, ¿por qué?
El local:
No os voy a mentir, nunca lo hago, nos ha gustado mucho, pero no es perfecto, aunque puede que llegue a serlo.
Me explico.
La planta baja
Cuenta con dos plantas, una a nivel de calle en la que puedes probar sus productos y cervezas en una cómoda barra muy pulcra y bien ordenada, aunque no muy bonita. En la planta superior la cosa mejora, y mucho. Amplitud, luminosidad, mesas muy bien vestidas, cuberterías y vajillas elegantes, en fin... muy buen gusto, aunque quizá haya pequeños detalles que delaten que el local tuvo otro pasado hostelero y que ya está un poco vivido. No hay alardes, hay sabor e historia, algo que lo acerca más a un bistró que a un restaurante actual.
La planta superior
Pero que queréis que os diga, a mi me gusta mucho, porque no hay "diseño vacio", todo está pensado para que te sientas cómodo y puedas disfrutar de la comida, que, al fin y al cabo, es a lo que vas a un restaurante.
Las paredes muestran iconos culturales belgas, como retratos de Audry Hepburn y el fondo musical lo aporta el genial Django Reinhardt, que también tiene derecho a sonar entra las paredes de un restaurante de Madrid y no sólo de los neoyorquinos en las películas de Woody Allen.
Así, es fácil predisponerse a disfrutar.
El servicio:
Aquí, la nota es muy simple, es una matrícula de honor del tamaño de Groenlandia. En serio, muy pocas veces nos hemos sentido más a gusto, mejor tratados; con amabilidad y sin servilismo, con sonrisas y opiniones, con ayuda a la hora de seleccionar la comanda, en fin. Un lujo, de veras, tanto que ha supuesto el primer 10 en nuestra lista de calificaciones
La carta:
Aquí vamos entrando al meollo, ¿de qué va la carta de el Atelier Belge?, pues de raices, de productos típicos de la tradición gastronómica belga interpretados por un chef que ha pasado por algunas de las grandes cocinas en su larga formación y que ha sabido darle un toque actual, elegante y divertido.
Destacan, como no podía ser de otro modo, su carta de cervezas belgas que pueden acompañar una comida realizando maridajes a la altura de los mejores vinos, que, por otro lado, están presentes.
La cocina:
Ya hemos adelantado mucho de lo que queríamos contar y algo más que queremos reflejar es que nos ha quedado claro que la cocina belga va más allá de los mejillones y las patatas fritas, aunque ojo, ¡no podíamos dejar de probar ambas cosas! y no, nos defraudaron.
Como no nos defraudaron previamente sus aperitivos, presentados con un gusto exquisito o sus croquetas belgas de quisquillas, que recomiendan abrir y cubrir con perejil frito y luego perfumar con un zumo de limón natural que te sirven en un pequeño vaporizador. Deliciosas, cremosas, sabrosas, ligeras...
La mantequilla perfumada con tomillo sorprendía, quizá, por su potencia. A mi gusto el tomillo es un tanto "abrumador"
Como platos principales nos decantamos por un codillo a la Kierk cocinado a muy baja temperatura durante más de 10 horas y elaborado con una cerveza belga que resultó maravilloso, muy tierno y untuoso y con regustos dulces.
El otro plato fue Cabillaud, Muselina y Crumble Patatas Confitadas Rellenas de Puerros y Quisquillas
Y claro está, si vas a un restaurante belga, ¡comerás chocolate!, nada más y nada menos que cuatro chocolates en ocho presentaciones.
¿Y que me decís de los petit fours?, maravillosos.
El precio:
Bien, os muestro el ticket, pero tengo que hacer algunas aclaraciones:
Acudimos a este restaurante haciendo uso de nuestra condición de socios de un club que implica un descuento en todos los items de un 30%, es decir, que el precio final de esta comida en carta es de un 30% más.
Entones... que digo, ¿es caro o barato?. Como siempre intentaré objetivar mi puntuación.
Estamos hablando de un lugar en que no sólo te dan de comer, sino que te dan muy bien de comer, que a todos los productos de la comanda sumaron aperitivos y petit-fours todo ello envuelto en un magnífico ambiente coronado por un servicio sencillamente ejemplar.
¿Barato?, no, no lo es. ¿Caro?, no, ni muchísimo menos, os pongo un ejemplo, tienen un menú degustación realmente interesante a un precio de 33,80 € IVA incluido
Conclusión:
Debéis ir, debéis disfrutar de este lugar, de esta cocina, de este ambiente... la gastronomía belga está más cerca de lo que creemos y no sólo porque tenemos un restaurante de esta categoría en Madrid, sino porque no está tan alejada de nuestros paladares.
Al final de la comida tuvimos el inmenso placer de conversar pausadamente con el propio chef, que nos dio muestras de su pasión, de su esfuerzo por diferenciar la cocina de su país de la de sus vecinos franceses; de tener muy clara su idea de negocio, de su interés por crecer pero teniendo siempre muy claro que el faro es el cliente. De cómo han crecido incorporando personal, diversificando la carta, actualizando platos, aumentando bodega, etc.
No puedo reproduciros la charla, pero no puedo estar más de acuerdo con la visión que nos dio del mundo de la hostelería, de la evolución de los restaurantes a lo largo de estos años de "crisis", de lo bien que lo han hecho algunos y de los pecados que cometieron algunos.
Algo tendrá de razón cuando sus locales están siempre llenos y cuando las críticas son tan buenas.
Os dejo con algo que seguramente suene cuando vayáis a disfrutar a el Atelier Belge, os dejo con el maravilloso Django y el gran Stéphane Grapelli.