Fotógrafos de guerra
Uno de los más insólitos que estallaron en la Europa moderna fue la Guerra de los Balcanes, provocado por heridas que provenían de la II Guerra Mundial y que Europa, a pesar de su política de cohesión, no supo predecir. Su reacción ante el conflicto, y en general el de la comunidad internacional, fue lo suficientemente tibio como para que acabara convirtiéndose en una de las guerras más cruentas de la historia moderna. El periodista francés Paul Marchand cubrió el asedio de Sarajevo y escribió un libro con sus experiencias sobre el terreno, que ahora ha sido adaptado a la pantalla. Sympathie pour le diable (Guillaume de Fontayne, 2019), es una producción canadiense que ganó en su país los premios a Mejor Ópera Prima, Mejor Sonido y Mejores Efectos Especiales. Se trata de una contundente película sobre la guerra que en cierta manera se parece en su descripción descarnada a la novela Territorio Comanche (1994, Arturo Pérez-Reverte), en la que también se menciona al periodista francés: "Marchand era un independiente que trabajaba para varios radios francesas. Fue el que más tiempo vivió en la capital bosnia; se conocía todos los chanchullos del mercado negro e iba de un lado a otro con un viejo coche agujereado en el que había escrito: 'No te molestes en dispararme. Soy invulnerable'. Pero no lo era".El formato 4:3 quizás no es el más amable con una película de guerra, pero funciona como reproducción de las crónicas televisivas de los años noventa, y también provoca una sensación claustrofóbica. El director imprime un ritmo continuo a la película, no hay tiempo para el respiro en un lugar en el que los francotiradores están al acecho. Paul Marchand no era en realidad fotógrafo, sino un periodista que realizaba crónicas cada vez más críticas con la actitud de pasividad de la comunidad internacional, envuelta en reuniones sobre posibles resoluciones de condena que no servían para nada. El retrato que hace la película es desolador, con escenas que ponen los vellos de punta, como esa en la que una mujer destrozada por las heridas pide ayuda a un fotógrafo que simplemente se limita a seguir haciendo su trabajo. Sympathie pour le diable es una contundente película sobre la guerra que nos hace reflexionar sobre los culpables y las víctimas. Memoria HistóricaOtro retrato bélico es Moffie (Oliver Hermanus, 2019), basado en la autobiografía del escritor André Carl van der Merwe. La palabra "moffie" es la que se utiliza en la lengua afrikáans para describir a los homosexuales de forma despectiva. Y la historia tiene como protagonista a un joven que es reclutado por las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica en 1981, cuando la minoría blanca sudafricana estaba en conflicto contra el comunismo en la frontera con Angola. Aunque la historia describe el despertar sexual del joven, éste es solo uno de los temas de una película en la que también se habla de las duras y a veces humillantes sesiones de entrenamiento a jóvenes que en muchos casos ni siquiera se sentían identificados con la causa que aparentemente defendían.
Pero también hay una lectura sobre la represión y la masculinidad tóxica que impera en el ejército, aquí representado en un Módulo 22 al que destinan a aquellos soldados que se salen de la norma establecida, ya sean desequilibrados, drogadictos u homosexuales. El director ya había tratado el tema de la homosexualidad en Sudáfrica en su primera película, Beauty (Oliver Hermanus, 2011), sobre un hombre de familia que a sus 40 años ve con impotencia cómo el deseo homosexual surge de su interior cuando conoce a un joven. En Moffie, el planteamiento es, en cierto modo, más esperanzador que en la anterior película, pero ambas tienen en común la descripción diáfana de una sociedad opresora. ControversiaLa guerra de Siria es un conflicto presente que también afecta a Europa a pesar de la distancia. En 2015 el estallido de la guerra provocó un éxodo masivo de refugiados hacia el continente europeo que creó una crisis política sin precedentes y llevó a Ángela Merkel a enfrentarse incluso a miembros de su partido cuando tomó la decisión de abrir excepcionalmente las fronteras alemanas, frente a la actitud beligerante de Hungría. Este episodio es el que se narra principalmente en el telefilme Merkel (Stephan Wagner, 2020), estrenado el pasado mes de abril en Das Erste, la principal cadena de televisión pública alemana, con una audiencia de casi 4 millones de espectadores. En realidad, la película tenía previsto su estreno en salas de cine, pero la situación provocada por el COVID-19 hizo que finalmente llegara directamente a la televisión.
Se trata de cine político algo torpe, que trata de ser apresurado para que no se quede ninguna información fuera de la historia. Pero en realidad, como retrato de Ángela Merkel resulta pobre y excesivamente complaciente (ella contra todos) y como descripción de la crisis de los refugiados, por mucho que introduzcan imágenes reales, acaba siendo confusa y con exceso de verborrea. El director introduce algunos elementos de intimidad con el personaje principal, como una discusión con su marido, pero esta escena al final solo sirve para reforzar de nuevo el aislamiento de la primera ministra alemana.En la programación del Atlàntida Film Fest encontramos también algunas producciones que están relacionadas con el mundo de la música, bien como tema principal o de forma tangencial. Se puede ver por ejemplo el documental Constel-lació Comelade (Luis Ortas Pau, 2019), en torno a la figura del singular músico franco-catalán Pascal Comelade, que ya comentamos cuando se proyectó en Docsbarcelona 2020, pero también se pueden destacar algunos otros títulos. El documental Oh, les filles! (François Armanet, 2019) se acerca a la música francesa de las últimas décadas, pero centrado en la irrupción de la mujer en el mundo del rock, a través de los testimonios de diez representantes de esta incursión en el mundo de la música, desde Vanessa Paradis hasta Charlotte Gainsbourg, pasando por Françoise Hardy o Imany. Tratándose del trabajo de un periodista musical de reconocido prestigio en Francia, el director consigue entrevistas más íntimas de lo que posiblemente hubiera logrado otro realizador, y en ellas las artistas plantean las dudas que les acechaban al principio de sus carreras, la masculinización de la mujer sobre un escenario, necesaria en su momento para ocupar su sitio en el mundo de la música, o incluso el rechazo en algunos casos. Hasta la aceptación final como mujeres (o cualquier otra identidad de género), que tienen cosas que decir con su música. En todo caso, el documental acaba siendo algo frustrante, porque resulta un recorrido más bien superficial y aporta pocos elementos de interés.
Uno de los trabajos más interesantes en la sección Talento Balear es la producción documental Bocca chiusa (Joan Martí, 2020), que se centra en la experiencia del trompetista Bernat Xamena, que vio un día cómo le resultaba imposible tocar la trompeta, porque su cerebro reaccionaba estableciendo un rechazo al instrumento, provocando espasmos musculares en su cara. Esta afección se denomina "distonía focal" y se da en el 1% de los músicos de todo el mundo, pero también este extraño comportamiento neurológico está presente en otras profesiones. De hecho, uno de los entrevistados es el chef pastelero Jordi Roca, que un día vio cómo "mi cerebro desconectó y desaprendí a hablar". La historia de Bernat Xamena es, sin embargo, una historia de superación porque, aunque no pudo seguir desarrollando su carrera como trompetista al nivel de excelencia que había llegado (incluso estudió en el prestigioso Berklee School of Music de Nueva York), inició una trayectoria como deportista que le ha dado algunos éxitos insospechados. En todo caso, el documental es mucho más interesante en su faceta musical que cuando se detiene en la parte deportiva, con secuencias de carreras repetitivas y demasiado extensas. También hay algunos desequilibrios en la narración, pero se trata de una película que refleja bien el pundonor y la fuerza interior del protagonista para poder superar la adversidad.Aunque no es estrictamente una historia musical, el cortometraje Je te tiens (Sergio Caballero, 2019) sí tiene una relación muy estrecha con la música. Su director es uno de los fundadores del conocido festival de música electrónica Sónar de Barcelona, que este año tuvo que posponer su edición hasta 2001 debido a la crisis del coronavirus. Seleccionado para la prestigiosa Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2019, el cortometraje propone una puesta en escena artificiosa para hablar de la comunicación entre una madre y una hija. Vemos un coche avanzar por una pista de scalextric y todo lo que les rodea es artificial, con un ligero homenaje a Alfred Hitchcock. Ángela Molina y Virginia Rousse son madre e hija, pero las dos hablan con la voz de la primera, y se tapan la boca como los futbolistas y los políticos, en ese gesto de forzada intimidad que trata de preservar la privacidad. No sabemos hacia dónde se dirigen estas dos mujeres, y ciertamente tampoco sabemos hacia dónde nos quiere llevar el director, pero al menos la propuesta visual es atrevida y valiente. Atlántida Film Fest se puede ver en Filmin hasta el 27 de agosto. Merkel está disponible hasta el 3 de agosto. Hoy, 2 de julio, se estrenan en Filmin:Gender derby (France TV, 2018-)Sex (TV2, 2020-)Dona (Marga Melià, 2020)