Luisa Fernanda Gonzalez Castillo
Un extraño pingüino amarillo fue avistado por primera vez en la Antártida, en medio de un grupo de aves oscuras a un costado de la playa.Romper con la tendencia requiere, a veces, de variaciones genéticas únicas. Tal es el caso de un pingüino amarillo del archipiélago Georgia del Sur, hallado por un equipo de biólogos que todavía no puede descifrar la extraña coloración que tiene en la piel.
En medio de un caos antártico
A diferencia de sus pares en la misma isla, este ejemplar no tiene la clásica «vestimenta» negra y blanca con detalles dorados de los pingüinos rey. Por el contrario, pareciera que fue bañado en oro por completo, con los ojos completamente azules y el pico casi rosa.
Este fenómeno se puede explicar desde el albinismo: una variación genética especial en la que el gen recesivo se manifiesta, en detrimento de la melanina de la especie en cuestión. Esto explica que sus aletas y el resto de su cuerpo esté pintado de amarillo, y que sus patas no sean naranjas, por ejemplo.
El pingüino fue captado en diciembre de 2019 por el fotógrafo Yves Adams, quien decidió sólo publicar algunas de sus piezas. Según su testimonio, el animal se acercó a su equipo sin miedo:
En medio de ese caos antártico, Adams logró capturar varias imágenes del ejemplar albino, después de dos meses de expedición en el área. Según su testimonio, además de éste había unas 120 mil aves en la playa. Éste llamó su atención por ser el único amarillo. Así lo destacó desde su cuenta de Instagram.
Una pigmentación única
A pesar de que la pigmentación de este pingüino es única, no representa una desventaja evolutiva real en comparación con sus compañeros. Es bien sabido que los animales albinos resisten menos al sol, pero son perfectamente funcionales en libertad.
Además, parece ser que éste en específico conservó sus plumas amarillas, dejando de lado las oscuras por completo, según el Programa Antártico Australiano. Si bien es cierto que algunas mutaciones en los colores se deben a un cambio de dieta o a lesiones, parece ser no es el caso de éste ejemplar.
Otra posibilidad que los científicos que analizaron el caso sugieren, es que se trate de «leucismo«. Si fuera el caso, el animal perdería únicamente parte de su melanina natural, lo que explicaría por qué no es completamente blanco. Sin embargo, no se puede tener certeza de esto hasta extraer algunas de sus plumas directamente.