no se te puede dejar solo. para un día que no tenías que ir a trabajar y te empecinaste en comprar por el centro. a veces pienso que simplemente buscas cualquier excusa para subirte a los vagones. parece que no pudiera pasar un día sin que encuentres la mirada cómplice de alguna extraña, y vengas corriendo a contármelo. los túneles que atraviesan madrid te tienen atrapado en una ratonera de dos euros por viaje. y vale que viajas con abono mensual, pero ¿no te das cuenta de lo obseso?
al amor de tu vida no lo encontrarás ahí abajo, todos vamos demasiado rápido como para detenernos a sentir unos labios que no te tocan. nadie recorre todas las estaciones de una línea para que al menos surja una conversación; nadie excepto tú. el metro es sólo un medio para obtener un fin, no se disfruta ni se le quiere. si no fuera por los cantantes callejeros debajo de madrid no había espacio tan siquiera para la esperanza.
pero tú sigues a lo tuyo, y te da igual que te lo repita cientos de veces. desde que soñaste aquellos ojos marrones, o azules, o verdes, o negros, no has dejado de intentarlo. que pena que en ese maldito sueño no pudieras verle el resto de la cara, así sabrías que buscas humo. has llegado treinta madrugadas en el último mes, en el último viaje de cada día, gritando que la encontraste y luego nada. te has enamorado de una chica con rastas, de otra con tacones de aguja, de una modelo, de una azafata, de una que era normal y de otra que no tanto; y luego nada. y lo que es aún peor, para conquistar al amor de tu vida sólo te quedas ahí parado mirándolas. llámame osado, pero igual a la mujer con la que esperas compartir más que gemidos le gustaría saber de tu interés. tan constante para bajar a buscarla cada día, tan cobarde para no abrir la boca.
nada me gustaría más en este mundo que una de esas malditas mujeres por una vez te haga caso. ni siquiera me importaría que te rompiera el corazón y tener que aguantar tus llantos. pero por una noche no tendría que ver esa cara de inocente con la que llegas a casa. no tendría que escuchar esos cuentos fantasiosos donde te imaginas cosas que sólo tú puedes pensar. porque reconócelo, cuando unos ojos se paran durante milésimas de segundos sobre los tuyos, parece que volvieras a los quince.
y no es que quiera que pierdas la ilusión, pero cruzan los pasos de cebra demasiadas piernas bonitas como para que tú tengas que ir a buscarlas al metro. podrías probar a tomarte una cerveza en un bar o hacer como que bailas en una discoteca. igual el alcohol se convierte en tu mejor amigo y pierdes la vergüenza. quizás los ojos de tus sueños te esperen en la superficie y lo que viste no es más que el reflejo de una vida viajando juntos.
_el espejo