El azar no siempre va de la mano de los naipes, los dados, una mesa de ruleta o tras una cabeza de algún noble potrillo. En muchas ocasiones llega de la mano de las letras y esas caprichosas uniones que ellas mismas proponen.
En mi poder, que no es mucho,
tengo las mismas letras que todos,
sólo que en algunas ocasiones
las ordeno de manera diferente
LeandroMurciego
(Azar)
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