Llega la Cuaresma, época tradicional para preparar recetas en las que el protagonista por excelencia es el bacalao.
El bacalao es un pescado versátil que nos ofrece materia prima para dejar volar la imaginación y con el que podemos elaborar un sinfín de recetas.
Y en esas andaba yo, buscando inspiración para aumentar mi repertorio de recetas a base de este maravilloso pescado blanco, cuando me topé con la página web de recetas y videorecetas de Pescanova para diferentes pescados en salsa y me llevé una grata sorpresa porque me encontrë con un verdadero filón.
Me puse a afinar y me decidí por un bacalao con pasas y piñones al que le tenía ganas desde hace tiempo.
Es una receta muy sencilla que se prepara en poco tiempo.
Y como quiera que vi la receta en la web de Pescanova, me decidí a probar su bacalao congelado, Porque sí, los blogueros, al menos yo, de vez en cuando también comemos productos congelados y este es realmente cómodo, pues no es necesario pasar por el largo proceso de desalado y lo puedes conservar muchísimo tiempo.
Se elabora a partir de bacalao fresco y tiene un punto de sal muy conseguido, la verdad, no está salado ni insípido y se presenta en formatos de 400 gr. (tres filetes)
Vamos al lío, luego os cuento más cosas y algún truquillo.
Ingredientes:
- Filetes de bacalao congelado Pescanova (400 g.).
- Dos tomates rallados.
- Una cebolla.
- Una rebanada de pan.
- Caldo de pescado.
- Pasas.
- Piñones
- Aceite de oliva virgen extra.
Elaboración:
1.- En primer lugar vamos a descongelar los filetes de bacalao. Podemos hacerlo en la nevera en un proceso más lento, pero también más controlado, o a temperatura ambiente. En cualquier caso os recomiendo abrir el paquete y colocar los filetes sobre un escurridor y este sobre un plato. Al ser un producto con sal añadida, al descongelase va a soltar cierta cantidad de agua.
2.- Cuando tengamos el bacalao a punto, vamos con la salsa. Ponemos un poco de aceite en una sartén y pochamos muy bien la cebolla. Cuando esté casi transparente añadimos el tomate rallado, bajamos el fuego y dejamos reducir (el tiempo dependerá de la cantidad de agua de los tomates).
3.- Tostamos una rebanada de pan, de la forma que queráis. Yo lo he hecho en una sartén que luego utilicé para el bacalao. Podéis freirlo, pero no quise aportar más aceite. Una vez bien tostada, la majáis en un mortero para desmigarla.
4.- En la citada sartén vamos a marcar el bacalao por el lado de la piel. Ponemos un poco de aceite directamente en el bacalao y solo por el lado de la piel, que colocamos sobre la sartén o plancha muy caliente. Y atención, ¡truco!, ¿cuando levantamos el pescado?. Si lo hacemos antes de tiempo la piel se pegará a la sartén, la forma de saber si ha llegado el momento es mover la sartén, de forma rápida, si el pescado se mueve, está listo. Si quieres puedes marcarlo también por el otro lado, yo no lo he hecho, quería que quedara blanco. Reservamos.
5.- Añadimos al tomate las pasas, los piñones y el caldo de pescado. Removemos. Podemos reducirlo y concentrar sabores (que es lo que yo he hecho) o dejar más líquido.
6.- Añadimos los filetes. Los dejamos unos minutos a fuego bajo hasta que veamos que el pescado está blanco y se abren las lascas.
Consideraciones:
- No he añadido sal, pero prueba el punto de la salsa y decide tu mismo.
- Puedes perfumar con algunas hierbas que vayan bien con el tomate. Puedes probar con albahaca o, por ejemplo, estragón, que le da un puntito picante y anisado. Yo le he puesto cebollino.
- También podrías añadir una guindillita (o ¡un par!)