Back to the future

Aceleré al salir del túnel y me sentí Michael J. Fox. El tren se acercaba en paralelo, tal vez para darme impulso, los caballos de potencia que me faltan para viajar en el tiempo. Puedo afirmar, sin riesgo de equivocarme, que el paralelo que divide España en dos mitades y separa Galicia del resto, es más que un trazo teórico sobre el globo terráqueo, una sutil marca que delimita las horas y los espacios de luz. En ese punto etéreo y espiritual, casi bursátil, comenzaba el otoño. El verano está sobrevalorado y El Tiempo de las Cerezas sólo es un disco con el que observar el atardecer a través de la sierra, sentado en una playa de origen humano con un tubo de Mahou en la mano izquierda. He regresado del otoño, del corazón de octubre, y he visto cosas que no creeríais: la libertad, atada a un subsidio de desempleo perseguido por Ángela Merkel. No reventé el motor para quedarme en este verano confuso y vacío, alejado de la vida y las partituras, pudiendo comprobar que el futuro, como bien auguraba Doc, está lleno de oportunidades. Recuerda: no toques nada del pasado o las consecuencias serán imprevisibles. ¿Ok?